Siempre lo he dicho, odio mis cumpleaños pero creo que está vez no será así. (Eso espero).
-¡Catherine! Hija, ven a comer. Deja de jugar en la tierra, te vas a ensuciar más.
La madre fue directamente a su hija Catherine, la cuál ya estaría completamente sucia por el lodo que había creado juntando el agua con la tierra. ¿Que podría hacer? Era divertido jugar con esa mezcla.
-Mira nada más, como has terminado así ¿Eh? Ven.
La madre levanto a su hija llena de zoquete, llevándola así a darle un baño antes de comer.Sí, yo no era muy higiénica. O al menos hacía que valiera la pena las duchas con mamá. (No soy muy fan de ducharme, creo que todos los niños a esa edad les disgusta la idea de ducharse haha ¿No?).
-¡Aw! Mira, que linda te ves ya limpia.
Admiro a su hija mientras le secaba su cabello pequeño.Cómo le encantaba a mi madre hacerme miles de trenzas y/o colas de caballo. ¡A veces las hacía en una sola! Era fastidioso.
-Mamá.
Hablo la pequeña niña Catherine, sentada en una pequeña silla con una muñeca jugueteando con ella mientras que su madre le hacía sus "lindos" peinados.
-¿Si, Catherine?
Le contesto a su hija que el día de hoy cumplía sus recién 4 años de edad ¡Ya está creciendo mi niña!
-¿Hoy vendrá mis abuelitos...?
Aún estando jugando con su muñeca sin voltear a ver a su madre le preguntó.
-Ahm, bueno hija..-
La madre se puso un poco nerviosa, se colocó delante de ella y se puso de cunclillas tomando su muñeca de juguete en cuanto termino con el peinado de trencitas.
-Hoy no podrán venir tus abuelos.
Dijo viéndola a ella mientras le acomodaba la ropa a su muñeca.
-Mira, mejor ve con papá para que traigan tu pastel ¿Si?
Acaricio la mejilla de su hija.
-Esta bien, mamá.
Se levantó de aquella silla en la que estaba sentada y fue directo con su padre y ahí estaban, sus otros dos hermanos jugando y su padre fumando como siempre y como cada día de la semana.
-Papá.
Hablo con un tono de miedo, su padre solía tener problemas de irá y cuando esto sucedía la golpeaban a ella y a sus hermanos.
-¿Hnm?-
Murmuró mientras tenía su cigarrillo en su boca y hacía una especie de trabajo en unos cables de luz.
-Mamá dice que vayamos por el pastel de mi cumpleaños.
Abrazo a su muñeca y en eso corren sus hermanos enfrente de ella causando que está se cayera. Ya estaba acostumbrada así que no lloraba por simples golpes como esos.
-Hoy no habrá pastel para tu cumpleaños.
Dijo con su tono de siempre, ese tono frío y serio. No lo puedo culpar, desde temprana edad tuvo que trabajar y joderle a la vida para poder salir adelante. Tampoco puedo preguntarle mucho sobre su infancia ya que no tuvo una tan normal, cumpliendo los 17 años fue a parar en el ejército y por las historias que me ha contado, es como si fuese ir al mismo infierno pero aún estando aquí en la tierra.
La niña se levanta y sacude su vestido rosado con rayas blancas.
-De acuerdo, papá.
La niña se fue tristemente a con su madre para que la consolara pero está estaba cocinando y haciendo lo mismo de todos los días; limpieza en casa. Quería ayudarla pero siempre me decía que si realmente supiera hacer algo, no lo haría. No sabía que quería decir con eso antes, pero ahora que me doy cuenta me llamaba inútil con otra determinación. Pasaron los años y llegó el día en que cumplí 6 años, era hora de que entrara a la escuela, estaba emocionada, al fin podría hacer amigos y poder jugar con ellos.
Pero mi cumpleaños siempre paso por ser un día sin importancia, común y corriente como cualquier otro día del año. Pronto por esa razón comenzé a odiar mi cumpleaños, además de que nunca había alguien presente ahí. Pasaron dos semanas y al fin entre a la escuela acompañada de mi padre, tía y mi primo. Yo estaba feliz y emocionada porque creía que al fin podría ser amigos, vaya... Que ingenua era, eh. Recuerdo bien ese día, mi primo lloraba porque creía que su madre (mi tía) lo abandonaría en ese lugar lleno de niños desconocidos mientras yo suplicaba porque abriesen las puertas y poder entrar rápidamente a la escuela y así fue, menos de 5 minutos sonó el timbre y todos comenzaron ir a sus salones, me despedí de mi padre y corrí hasta mi nueva aula la cuál todos los niños me mirarían con asco, yo a esa edad ni siquiera lo noté o más bien, no me importo. La profesora me dio el paso y me hizo presentarme lo cuál hice, estaba nerviosa y a su vez entusiasmada así que lo hice terriblemente bien. Iba en primero y los pupitres eran compartidos, me tocó con un niño realmente lindo; aún me sigo preguntando cómo es que me llegó a gustar alguien en tan corta edad. Yo era muy parlanchina y eso me trajo unos problemas pero no eran para nada graves. Habla mucho pero pocos me contestaban y cuando lo hacían lo hacían con asco y eso poco a poco me fue afectando, no a tal nivel de dramatismo pero aún así afectaba. Llegó la hora del almuerzo, todos salían por orden de las filas y a mí me tocaba ser siempre la última a la que dejaban salir, no entendí porqué lo hacían pero no me importaba en ese momento, lo único que quería era salir y ir al pateo de juegos para hacer amigos. Al fin me tocó la hora de salir y me fuí como una bala recién disparada, me coloque en medio del pateo de juegos y me gire dando vueltas viendo todo lentamente, estaba emocionada y sorprendida por lo grande que era la escuela (bueno, así lo miraba yo estando del tamaño de una niña de 6 años). Me acerque a unas niñas que iban en mi aula, me preguntaba si podría jugar.
-Ahm... Hola, soy Catherine Earnshaw, pero pueden decirme Caty.
Las niñas me ignoraron, no sabía que les sucedía así que me acerque a una específicamente a la "lider" de ellas, era un grupito de 5 niñas, yo quería ser parte de ese grupito...
-H-hola, creo que no me escuchaste me llamo-
No termine la oración por la culpa de esa niña.
-Ash, cómo que hay una mosca ¿No creen, niñas?
Levantó su mano tapando mi cara sin tocarla mientras decía eso. Las niñas asintieron.
-Ah, no creo que-
Una vez más fuí interrumpida.
-Hay que irnos mejor, ya me aburrí.
Dijo la "lider" mientras tomaba sus cosas y se iba, sus "amiguitas" hicieron lo mismo yéndose con ella dejándome ahí sola.
No podía hacer nada así que me fuí con los niños para saber si podía jugar con ellos, al menos con ellos. Por sorpresa mi primo estaba jugando con los de mi salón, él y los de su clase así que pensé: "Si está mi primo, quizá me permitan ir." fuí corriendo hacía él para preguntarle si podía jugar con él a lo que acepto, pero nunca me dijo de que trataba su "juego".
-Hola, ella es mi prima Caty y dice que si puede jugar con nosotros.
Le pregunto a otro niño que no conocía pero quería ser su amiga de todas formas, era lo único que quería. Hacer amigos y jugar con ellos.
-Claro, ella será el monstruo que nos persiga a todos.
-P-pero
Intenté decirles que no quería jugar a ser el monstruo pero todos comenzaron a correr a mi alrededor gritando y diciendo cosas; "¡Lero, lero, cantinero!", "¡A que no me atrapas monstruo!", "Oye fea, por aquí."
-Pero yo no quiero ser el monstruo...
Dije entre susurros mientras los demás me empujaban tratando de "torearme" para así atraparlos y entonces comencé a correr tras de ellos, realmente nunca supe porque lo hice, hoy día me sigo preguntando porque en todos los recreos jugaba con ellos de esa forma.
Poco a poco mis días se comenzaron a tornar grises y fríos, ya al llegar a casa no me esperaba nadie. Y cuando lo hacían solo peleaban y/o discutían hasta llegar a los golpees, me he llevado más de 10 golpees por tratar de separarlos. ¿A quienes?, ¿No es obvio? A mis padres. La última vez que lo hicieron fue porque iba a tener una hermana pequeña, yo estaba feliz a comparación de ellos porque al fin podría jugar y cuidar a alguien. Ayudaba a mi madre en lo que podía mientras transcurría los días de su embarazo y ¡Al fin! Llegó el día en que naciera mi querida hermana. Eran las 9:42p.m de la noche, sino mal recuerdo esa noche me quedé a dormir con mis padres porque habíamos visto una película de terror y a mí me da miedo la oscuridad y lo que puede haber en ella. Pasaron las horas y se hicieron las 12:00a.m de la media noche y mi madre comenzó a quejarse fuertemente de unos dolores que provenían de su vientre, yo me asusté porque mi padre encendió la luz y en la cama había sangre, voltee a ver a mi padre.
-Papá ¿Que le pasa a mamá?, ¿Por qué le está saliendo sangre?
Mi padre, agitado tomo el teléfono y le marco a mis abuelos.
-Mamá, papá. Necesito que vengan a cuidar de Caty, Eliot y Lían por favor, Margareth tendrá al bebé.
En eso cuelga el teléfono y se acerca a mi madre tomándole la mano, explicándole que pronto todo estará bien y que se relajará. Eliot y Lían llegaron asustados por los ruidos y vieron a mi madre llena de sangre.
-¿Mamá?
Dijo Lían siendo el mediano asustado cosa que mi padre me tomo de la mano a mí y a mis hermanos llevándonos a la habitación de Eliot, el mayor de 11 años.
-Eliot, quiero que cuides a tus hermanos mientras mamá y yo nos vamos ¿De acuerdo?
Me acostó en la cama de mi hermano mayor junto con Lían que tenía 7 años, si, un año más grande que yo.
-Sí, pero ¿Mamá estará bien, verdad?
Preguntó acostándose con nosotros mientras miraba a papá preocupado.
-Sí, no te preocupes. En un rato más vendrá el abuelo y la abuela a cuidarlos, mientras ustedes quédense aquí ¿Okey?
Apagó la luz y cerró la puerta, se escuchó como mi padre se llevaba a mi madre a la camioneta, en eso llega el abuelo y la abuela. Ellos no entraron a la habitación, se quedaron toda la noche en la cocina y nosotros teníamos prohibido salir al menos de que fuera para ir al baño. Pasaron dos horas y los tres quedamos rendidos contra el sueño, se hizo de día y la abuela había preparado el desayuno mientras que el abuelo había salido a dar un paseo, los tres salimos de la habitación yendo al comedor para desayunar y en ese momento llega mi padre cansado, cómo pude baje de la silla (estaba alta así que batalle un poco para bajar de ella) y fuí hasta donde mi padre.
-¿Cómo está mamá?
-Ella estará bien, no te preocupes. Ve a comer ¿Quieres?
Baje la mirada y solo fuí de nuevo a la silla, Eliot me ayudó a subir y me acomodo acercándome más a la mesa para poder alcanzar a comer. Mi padre le hace una seña a mi abuela para que la siguiera y ambos fueron al pasillo, aunque ellos pensaran que no, la verdad es que se escuchaba de lo que hablan entre ellos.
-¿No deberías estar con ella ahorita?
Preguntó mi abuela enojada.
-Sí, ya lo sé. Pero estoy cansado y ahorita no puedo estar haya con ella.
Contestó estresado.
-Y si me permites, me iré a dormir.
Comenzó a caminar hacia su habitación.
-Pero al menos ven a comer algo.
Menciono mi abuela viéndolo irse.
-No gracias, estoy bien. Solo quiero dormir, dile a los niños que no los quiero cerca de la habitación y que mucho menos hagan ruido.
Dijo para solo al último entrar a su habitación y cerrar la puerta con cerrojo. La abuela regreso a la cocina y comenzó a fregar los trastos. Mis hermanos y yo fuimos a la habitación de nuevo y comenzamos a jugar a una vieja consola que teníamos, me encantaba porque tenía más de mil juegos grabados pero solo habían dos controles y a mí siempre me tocaba ver cómo Lían y Eliot jugaban.
Después de tres semanas mi padre me llevo a casa de mis abuelos, era noche, como eso de las 9:00p.m o 10:00p.m no estaba segura de que hora era. Al llegar comí galletas con un vaso de chocolate tibio, hacía frío en esos días así que me encantaba está combinación perfecta que se hacía. Varias veces se me caía la galleta dentro del vaso por haberla dejado remojar por mucho tiempo. Al terminar mi padre me dijo que fuera al pateo y que ahí me encontraría con el tío Jeremy, hice lo que me pidió y ahí estaba él, sentado en un viejo tronco con su cigarrillo y tociendo como si estuviera apunto de morir.
-¡Hola, tío Jeremy!
Saludé a mi tío mientras me acercaba a él y sentandome a su lado.
-Hola, Caty. Y ¿Tu padre?
Me preguntó sobre él mientras apagaba su cigarrillo.
-Esta adentro con la abuela ¿Que haces aquí afuera de noche y con el frío?
Pregunté mientras lo miraba curiosa.
-Nada, solo salí a fumar un poco, es todo.
Se quedó en silencio por un rato hasta que me volvió a dirigirme la palabra.
-Siéntate en mis piernas.
A la edad de 6 años no sabía mucho lo que quería hacerme así que no le ví nada de malo y me senté en sus piernas, mala decisión que tomé. Duré así unos segundos hasta que él comenzó a tocarme, eso sí sabía que estaba mal así que traté de bajarme pero el me sujeto fuertemente y comenzó a introducir sus dedos en mi vagina, era muy doloroso pero no logro meterlos todos porque alcance a morderle el brazo. (Yo en ese entonces me encantaba llevar vestidos así que esa vez no era la excepción.) Me fuí corriendo de ahí mientras lloraba, entre a la casa y miré a mi padre y abuela.
-¡Papá!
Grite entre solloz.
-¿Eh? ¿Que ocurre?
Se puso de rodillas para así poder estar al mi altura y ver el porqué estaba llorando.
-Mi tío me tocó...
Dije susurrando, tenía miedo de que mi tío Jeremy me escuchará y viniese por mí de nuevo. Mi padre se levantó y vió a la abuela.
-Tengo que irme, luego hablamos.
Se despidió y tomo mi mano para salir caminando de la casa y ahí lo ví, estaba recargado en la puerta de la salida. Salimos mi padre y yo y fuimos a casa, mi padre no le dijo nada a mi madre. No hicieron nada ¿Que no lo ves, padre? ¡Acaban de tocar a tu hija! ¿¡Por qué no haces o hiciste algo en ese momento!? ¿Acaso no te importa?
Pasaron los días y me sentía asqueada de mi misma, no quería comer pero me obligaban hacerlo, pero no porque les preocupará sino porque no querían "desperdiciar" la comida. Nosotros no éramos una familia de mucho dinero así que teníamos que comer lo que hubiese en el momento. Volví al colegio, trate de animarme jugando con mis juguetes que me había llevado para así no pasarla sola y aburrida en el recreo. Y ahí me ven, jugando tranquilamente hasta que llega aquel grupo de niñas que les caía mal ¿Por qué razón? Nunca la supe. Al llegar ellas, comienzan a tirar y tomar mis cosas como si les pertenecieran a ellas.
-¡Oye, devuélveme eso! Es mío.
Intenté quitarles mis cosas pero todo resultó fallido, ellas estaban rompiendo mis juegues favoritos.
-¡No! ¡Por favor, detenganse! No hagan eso...
Las lágrimas se hicieron presente en mi rostro recorriendo mis mejillas y cayendo al suelo. Luego de un rato las niñas se fueron dejándome sola sollozando y recogiendo mis cosas rotas, quería decirle a alguien pero tenía miedo, nunca entendí porqué me daban tanto miedo y pavor tener que decirle a alguien sobre esto y así quedó todo. Las niñas me molestan cada vez que pueden y tiene oportunidad de hacerlo, gozaban verme mal. Un día como siempre en el colegio tocó llevar una maqueta de un ecosistema que más te gustará y yo elegí hacer un bosque, estaba re lindo y lo que tenía más eran árboles y lobos. ¿Mencioné que mi animal favorito es el lobo?, ¿No? Js, lo es. Al llegar al salón unos niños se acercaron para contemplar mi esquema, pero nunca pensé que ellos me lo destruirían.
-A verlo, se ve lindo.
Se acercó el más grande de ellos y en un abrir y cerrar de ojos tiro mi trabajo rompiendolo por completo.
-¡Oye! ¿Por qué hiciste eso?
Los niños se burlaron y se acercaron a mi para empujarme.
-¡O-oigan! ¿Por qué me hacen eso?
El mismo niño que me lanzó mi maqueta comenzó a golpearme con sus piernas, si, me estaba pateando. Recuerdo perfectamente que me sacaron el aire y me costaba respirar mucho, llorando y empapada porque ese día mismo llovió bastante. Después de 10 - 15 minutos logre recuperar el aire y pude levantarme al fin, tome mis cosas rotas y mojadas y camine hacia el salón. El profesor se molestó bastante conmigo por haber llegado tarde pero nunca me preguntó "¿Que te sucedió?, ¿Por qué vienes así?" No, se concentro más en regañarme en vez de buscar al culpable de esto.
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❀𝕄𝕚 𝔻𝕦𝕝𝕔𝕖 ℕ𝕚𝕟̃𝕖𝕫.❀
Non-FictionPor razones legales está historia es falsa. Contenido más de 18 años de edad. Problemas familiares. Bullying. Abuso sexual. Acoso sexual. Depresión. Suicidios. Homicidios. Enfermedades. Catherine Earnshaw, una chica de tercero de preparatoria cuent...