Capítulo 47. Los recuerdos

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Emma Myers

—Tía E —escuché un susurro en mi oído. Era una voz infantil, que conocía perfectamente.

Sonreí aún con la cara hundida en la almohada e intenté abrir los ojos, pero me fue casi imposible, había sido una noche muy movida y solo había dormido dos horas.

—Tía E —la voz se volvió a escuchar aún más cerca de mi oído y pude sentir un pequeño dedo picando mi hombro—. ¡Papá! La tía E, mudio.

—¿Cómo que murió? —preguntó mi hermano. Volví a intentar abrir mis ojos, pero mis ojos se negaron a obedecerme.

—Es que no se mueve —le explicó mi sobrina, Emily—. ¿Y si le lanzo agua como en mi caicatua?

Esa fue mi señal. Antes de que Emily pudiera ir por esa agua, la tomé y cargué, haciéndola caer en la cama. Le empecé a hacer cosquillas a lo que la niña rio y gritó, descontroladamente.

—Ya tía E —pidió, tratando de detener mis manos—. No más cosquillas.

—¿Me ibas a echar agua?

—No —contestó, rápido, negando con la cabeza y señaló a Derek—. Papá dijo y yo le dije que no.

Volteé a ver a mi hermano con una ceja enarcada.

—Traicionado por mi propia hija —exclamó Derek con su mano en su pecho.

—¡Emily! —gritó Nora, desde la planta baja de la casa—. Espero que ya estés vestida porque en cinco minutos nos vamos al kínder.

Derek y yo volteamos a verla. Todavía traía su pijama. Volteó a ver a su papá con una sonrisa nerviosa, a lo que él enarcó una ceja como lo hacía mi mamá y la niña de inmediato salió corriendo para vestirse.

Emily era una niña hermosa, tenía su cabello del mismo color que su madre y tenía los ojos de Derek. Era una combinación perfecta de los dos. Además, era la niña más tierna del mundo y le hacía honor a su nombre.

—¿Noche divertida? —me preguntó con la misma expresión con la que vio a su hija.

Entendí su pregunta, todavía tenía el vestido puesto y mi cabello era un desastre. Recargué mi espalda en la almohada y Derek se acostó a mi lado.

—Fue... ¿Nostálgico? —contesté recordando todo.

A muchos de los que estaban en la boda no los había visto en muchos años. Fue lindo volverlos a ver. A todos.

—¿Lo viste?

—¿A quién? —Derek inclinó su cabeza y entrecerró sus ojos con tal de meterme presión.

—Lo vi —terminé contestando.

—¿Y? ¿Te odia? ¿Fuiste golpeada por el látigo de su desprecio?

—Hablamos —contesté, recordando como Declan y yo, habíamos hablado. Los simples recuerdos me hicieron llevar mi mano a mis labios y cuando noté cómo me miraba Derek, la quité rápido.

—Hablaron. Claro —dijo riendo y luego hizo una mueca de desagrado.

Declan nunca fue el favorito de mi hermano, pero nunca supe por qué.

—¿Por qué nunca te callo bien?

—No es eso.

—¿Entonces?

—Solo pienso que si él hubiera sido tu novio las cosas hubieran sido diferentes.

—¿A qué te refieres?

El día en que te encuentre  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora