Sinposis: La fatídica noche

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Narrador Omnisciente

El frío se calaba por el uniforme de Kale, el invierno había llegado con fuerza, las cosechas estaban afectadas y mucha gente moría por las bajas temperaturas.

Él sabía que eran meses difíciles para todos, especialmente para él, como guardia del castillo. Ya que, por la necesidad, los ciudadanos habían intentado entrar varias veces a robar o a recibir un poco del calor del imponente hogar del rey. No podía permitir que eso pasará. Su familia dependía de él. El pelirrojo sabía que cualquier error terminaría con él siendo despedido y no lo podía permitir.

Para nadie era un secreto que el Reino de Gorner estaba en decadencia, la economía estaba seriamente afectada y parecía que nadie en el castillo le importaba

Si la gente no la mataba el hambre, lo hacía el frío o los ataques de brujas. Él había tenido suerte, pero quien sabe.

Diariamente, se acercaban a él niños, mujeres, hombres que pedían limosna,

Los ignoraba, tenía que hacerlo.

Debía permanecer indiferente a lo que sucedía a su alrededor, su deber era vigilar esas puertas y ya.

Mucha gente pensaba que por ser guardia real tenía beneficios. No era cierto, un trabaja mal remunerado que lo obligaba a trabajar turnos de hasta 24 horas. Odiaba eso, pero no podía hacer nada para cambiar, su familia era lo más importante y punto.

Tomó la última calada del cigarrillo y la aplastó en el piso.

Le tocaba el turno de la noche cuando la temperatura descendía aún más, junto sus manos tratando de crear un poco de calor con la fricción, funciono por un momento, pero el frío lo ataco nuevamente.

Después de hacer un pequeño escaneo donde no vio a nadie, decidió sentarse en el pequeño banquillo que le habían proporcionado para descansar.

Miro el arco detrás de él desde ahí no se alcanzaba a divisar lo que había dentro, pero él sabía que detrás de esas grandes puertas de acero existía el poder y la riqueza que tanto ansiaba. Tanta gente sufriendo y la familia que se escondía bajo las paredes del edificio disfrutaban y tenían más dinero del que pudieran gastar.

El chico se inclino a recoger el recipiente que contenía su cena.

Arroz y frijoles.

Estaba dispuesto a empezar a comer cuando frente a sus ojos aparece una mujer de ojos castaños saltones que sostenía a un bebé envuelto en una sábana azul que parecía no querer dejar de llorar. Ella lucia muy perdida como para darse cuenta de que el infante en sus brazos estaba desconsolado.

La observo con el ceño fruncido

¿Quién era esta mujer?

Antes de que pudiese reclamarle algo, la vio desmayarse a sus pies.

Solo en ese momento noto la sangre que salía del costado de su cuerpo.

Sostuvo a la chica que vestía una chaqueta rosada que, realmente no ayudaba a contrarrestar el frío, sus labios estaban blancos y su cabello ondulado le cubría parte del rostro. Logró ver al bebé que estaba muy bien abrigado y seguía llorando. Lo agarro en sus brazos e intentó tranquilizar al ojiverde.

Su corazón se hundió.

¿Qué debía hacer?

¿Dejarla desangrarse o ayudar?

Suspiro.

Deslizo su mano hasta el bolsillo del pantalón y saco un pequeño objeto.

—¡Ayúdenme!

Lo que él no sabía es que esa fría noche de enero le cambiaria la vida a todos y que haber rescatado a esa mujer había sido el peor error de su vida.

Kingdom: El secreto de ClarisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora