Casa Cristian Bizarre Adventure-Basado Tendency

Cap 1 sans undertale VS Fursuit

 Era una noche normal, estaba en Podcast Random charlando con Berbel y Aranda sobre si Mili era un buen grupo o no. La respuesta era más que clara, un rotundo NO y además en mayúsculas. El debate era un continuo tira y afloja que no llevaba a ningún lado. Berbel no paraba de argumentar que su banda era God, aunque yo y Aranda estábamos en contra. A pesar de que no habíamos escuchado una canción de ahí en nuestra vida, pero llevarle la contraria a Berbel es un deporte olímpico y yo soy bastante bueno en él, hay que admitirlo.

Yo, Yo no tengo nada oscuro que esconder, bueno, en realidad seguramente tenga bastante, pero bueno. En fin, parecía que sería otra noche en la que nos burlábamos de Berbel, pero esta vez sería diferente. Escuché una especie de arañazos en la puerta, pensé que era Lucky, porque casi siempre que quiere entrar comienza a rasgar la puerta como un psicópata. Un psicópata, puf, como si hubiera de esos por aquí.

-Diosito, abre la puerta...

Vale, creo que estoy empezando a escuchar cosas. Pensé que era Aranda o Berbel en la llamada que estaban haciendo una broma sobre Dani, para variar. Pero...

Lo escuché otra vez.

-Diosito, abre la puerta... Tengo hambre...

Empecé a tener bastante miedo, o sea, CREO que mi perro no habla. El tono de voz me recordaba alguien, pero, ¿A quién?

¿Quién demonios se colaría en mi casa a las 3:00 A.M? Macho, si era alguno de esos creepypastas de la época seguramente no daría miedo. Digo, si me aparece Jeff le rompo la puta boca. Pero vamos, traté de hacer como que no había escuchado nada. Seguramente sería uno de esos sermones de misa que pone mi madre. O eso creo.

-Diosito, tengo frío... Me puedes calentar... Puedes ser mi Arianna...

Vale, ahora sí que tengo miedo. Por lo que escuché de la llamada ni Berbel ni Aranda se habían dado cuenta de esto. Quería llamar a mis padres o a la policía, pero, seamos realistas, la policía no llegaría a tiempo y mis padres seguramente estén muertos con un desquiciado así por aquí.

Vale, hasta aquí hemos llegado. Me salí de la llamada y abrí la puerta de golpe y parece ser que le dí en la cara. Se cayó para atrás. Tenía la mano ensangrentada, empezando por la parte de las uñas, el muy infeliz había rascado tanto la puerta que había empezado a sangrar. Estaba desnudo, completamente, pero tenía una careta, una que me recordaba a un dibujo de una llamada de Berbel.

Dios, que puto mal rollo, pensé que estaba inconsciente y miré en el cuarto de mis padres y, efectivamente, estaban vivos. Fiu, de la que me he librado, si les llega a pasar algo ya me puedo ir preparando para vivir debajo de un puente. En fin, me voy a beber agua.

Antes de que pudiese ir a beber agua, me agarró de repente la pierna, el bicho del inframundo este.

-Diosito, no te preguntaba que fueras mi Ariana, T E LO E X I J O.

Oh, genial, siempre me tocan los raritos. Rápidamente, más que por la adrenalina, por el puto susto, le pegué una patada en la cara y le saqué la máscara. Salió volando y rompió el cristal del comedor.

¡Mierda! ¡Joder! Ahora me va a tocar arreglármelas para explicar el porqué se ha roto.

-Diosito, sabía que te gustaba el Sado...

¡Oh, Dios, muérete! Comencé a patearle la cara repetidamente para ver si al menos perdía el conocimiento. Pero, no paraba de gemir, cada vez que le pegaba, comenzaba a gemir cada vez más alto.

-¡Oh, sigue así! ¡Mierda! ¡Qué rico! AAAAAAaaaaaah.

Argh, que desagradable, pero, al menos he conseguido que se comience a tocar por lo que me soltó la pierna y decidí aprovechar el momento y correr hacia la cocina para coger un cuchillo e intentar matarlo o algo, digo, me estaba quedando sin opciones. Corrí, no mucho porque mi casa tampoco es la del coletas ni nada, pero bueno. Agarré el cuchillo y como un puto loco me abalancé sobre él y le intenté clavar el cuchillo en el cráneo. Visto lo visto, efectivo no era, pero ya no me quedaba de otra, le clavé el cuchillo pero, se dobló en cuanto tocó su frente.