Cap 10.- Pelea

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-Eh explícame eso, como que por algo no querías- intenté asimilar lo que me acababa de decir

-Tal cual te lo he dicho, Yarah, deja ya el tema

-Aaaah no sabía que podías ser tan repelente- le puse la zancadilla haciendo que callera al suelo, cuando se dio la vuelta me senté en su pecho para que no se levantara

-¿Qué sabes, Tau?- Apartó la mirada, le agarré del cuello y le hice volver a conectar con mis ojos

-Déjame en paz, si vas a ser así conmigo mejor vete con Elarya, seguro que te llena más que yo

-Te conozco desde hace dos días, ¿Por qué sois tan dramáticos?

-No soy dramático, tú eres dramática

-Oh venga ya, parece que os estáis peleando por mí y me acabáis de conocer, yo sólo estoy en el medio del problema- el pelirrojo hizo un ágil movimiento para dejarme bajo él, luego se levantó y siguió andando

-Me sigue doliendo el cuerpo, no vuelvas a hacer algo así

Este chico me va a picar demasiado, le debería dar igual lo que haga y aun así se enfada conmigo. Seguimos caminando hasta que llegamos al campamento, ahora un poco reformado, esta vez habían algunos troncos dispuestos alrededor de una hoguera. A pesar de que era de día y esas cosas se suelen planear para la noche varios de nuestros compañeros estaban sentados, probablemente esperando nuestro regreso. Antes de llegar y para evitar problemas con Aruma, la directora, decidimos quitarnos las orejas prestadas por Elarya y guardarlas en los bolsillos. Apenas nos acercamos a los troncos Max, el chico de ojos rojizos y pelo alborotado nos señaló, alegrando su mirada.

-Chicos, han vuelto- se levantó para después acercarse a nosotros

-Wow, ¿Él es el Africano? Me lo imaginaba negro- soltó Camille, sin vergüenza alguna

-Camille, me ofende que pienses así- le gruñó Nadia de vuelta

-¿Me he perdido algo en estos dos días?- intenté cambiar de tema, evitando poner incómodo al egipcio

-Que va, estábamos todos preocupados- respondió Min Ho-, aunque Aruma está... creo que deberíais verla mejor... sobre todo tú, esto...

-Soy Tau, llévame con ella, Yarah se ha metido en esto por mi culpa así que acepto el castigo por parte de los dos- soltó sin siquiera mirarme para poco después seguir al coreano de camino al despacho de la directora

-Maldito imbécil, deja de hacerte el macho- le grité, asegurándome de que me escuchara y recibiendo como respuesta un ¨vete a la mierda¨ lanzado directamente con una mirada

-¿No tienes algo que contarnos?- las chicas me arrastraron hasta la habitación de nuestra cabaña y me tiraron a mi cama, seguramente esperando que hubiera pasado algo raro estos días en los que hemos estado a solas

-Antes de que empecéis, no ha pasado....- me cortó Ava

-Aquí pasa algo- la miré dudosa-. Por las noches se escuchan ruidos raros y no podemos hacer nada con los ascensores, como si se hubieran quedado atascados aquí abajo

-Aruma no se ha preocupado en ningún momento por vosotros dos, pero ha mandado dos perros a buscaros- comentó Mai, la chica japonesa

-Y Tau se escapó antes de que lo pudiéramos ver. ¿Dónde estaba y por qué se fue?- Camille se puso algo nerviosa

-Vale, tranquilas, Tau se fue porque se estresó y corrió hacia el bosque, al parecer no le gusta la gente- respondí, tranquila a diferencia de las otras cuatro chicas que me rodeaban

-Por las noches nos hemos quedado en la hoguera de fuera pero apenas pasaba una hora y empezábamos a ver sombras raras correteando por el bosque e intentando meterse en el campamento- comentó Nadia-. ¿Se puede saber dónde habéis dormido estas noches?

-Pues... en el bosque, pero no hemos visto nada raro- intenté tranquilizarlas

-Hay alguien más fuera, ¿Verdad?- me interrogó la chica albina

-Que yo sepa no, ¿Por qué...?

-Entonces que es ese chupetón- otra vez la chica de ojos rosados intentaba picar, maldito Elarya, su marca todavía no se ha ido

-¿Acaso te lo has pasado bien con Tau en nuestra ausencia?- sentí como la mirada de las cuatro chicas se clavaban en mí tras el comentario de Mai

-Vale, me retiro, no tengo ganas de discutir esto- esquivé sus intentos de agarre y corrí hacia el lago principal

En ese momento solo quería irme a casa, pero había algo en ese sitio que me había atado en menos de una semana. En las novelas de fantasía los elfos siempre han sido personajes amables con intenciones de ayudar a la gente y con poca maldad, pero en este sitio era todo lo contrario. Ahora son seres de alta estatura con la mirada perdida, orejas extrañas (por si acaso pensabais que son las típicas no, son mucho más largas de lo normal, extremadamente finas y encorvadas), realmente algunos de ellos ponen los pelos de punta. Lo que más llamaba mi atención era que pudieran comer humanos, si es así, ¿Por qué no salen fuera de la aldea y van a la superficie?

Me senté en una de las rocas y me descalcé mojando mis pies en el agua, sintiendo su cálida y agradable temperatura. Cerré mis ojos mientras la melodía de una de mis canciones favoritas apartaba los anteriores pensamientos y volvía a tranquilizarme. Raramente el extraño elfo infiltrado volvía a mi cabeza escasos segundos después, al fin y al cabo, esa era la cabeza de una chica corriente de 16 años y por muy madura que me quisiera sentir habían temas que no era capaz de evitar pensar. Sin abrir mis ojos volví a pensar en el tierno beso que me había regalado antes, obviamente, sacándome una risa tonta hasta que alguien se sentó a mi lado y tuve que volver a la realidad.

EekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora