❝Las lágrimas que hoy derramo y la sangre que recorre mi piel, han de valer la pena. Porque sé que tu corazón se ha de desgarrar cuando tus hombres me lleven al salón de ejecución. Sonreiré cuando tus ojos me vean morir, y tu conciencia se percate q...
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La vida después de la muerte.
Los cementerios siempre ponen a Yoongi bastante mal, pero allí estaba, torturándose. Siendo un completo masoquista, viendo la lápida con sus ojos redondos a nada de desprender un mar de lágrimas. Era ya bastante difícil tomar la decisión de ir por su propia cuenta, no podía olvidar fácilmente el dolor insuperable que su muerte ocasionó.
Dejar las flores ahí muriendo ahí, era como dejar caer su corazón al abismo.
Siete años. Siete largos años desde que su padre había dejado de respirar el mismo aire que él. Y seguía siendo igual o peor, los recuerdos llegaban a atacarlo sin tener consideración alguna.
— ¿Puedo abrazarte? —Yoongi se dirige a su alfa quien ve la escena desde una distancia considerada. Jimin asiente, no tarda menos de un segundo para tener los brazos de su omega rodeándole el cuerpo.
Jimin también lo abraza. Ejerce presión para pegar más sus cuerpos, obtiene a cambio una pequeña carcajada del menor. A Park no le gustaba verlo triste, y aunque rechazó la idea de llevarlo a visitar la tumba de su padre —precisamente por ese motivo—, terminó accediendo; no le podía decir que no a esos ojos que desprendían miel.
— ¿Crees que él me seguiría queriendo? —el azabache preguntó cuando su mirada volvió a la lápida— Él era un poco como tú. Era firme con sus decisiones, no le temía a nada. Amaba a su familia más de lo que este mundo le permitió.
— Entonces por supuesto que te amaría, —replicó— eres un dulce omega, pero al parecer algunos de sus genes los has heredado bastante bien. Tú eres quien no le teme a nada, amor. —toma su barbilla para alzar su rostro— Entre los dos, tú eres más valiente. Yo sólo no muestro facialmente mi sentir, pero por dentro, te juro que me está temblando todo.
Yoongi vuelve a reír, su carcajada hace eco, lo que le hace sentir mal por estar haciéndolo libremente en ese lugar donde la tristeza albergaba.
Deciden irse después de que Yoongi le dedicara unas últimas palabras a su padre. El primer alfa que lo amo sinceramente, a su lado tenía al que lo haría hasta el final de sus días e incondicionalmente.
— General, ¿tus hombres siempre deben estar detrás de nosotros?
Tienen carros blindados rodeando la camioneta en la que viajan. Dos al frente, tres atrás y uno en cada lado. Min siempre le hace sentirse perseguido, por lo que no puede evitar preguntar
— Si el plan es que no muramos, ¡por supuesto que sí!
Yoongi no deja de sonreír, le dedica un par de ojitos que derriten el corazón del alfa.
— Dime que quieres hacer ahora, es tu cumpleaños número veintitrés, quiero que sea incluso mejor que el anterior.
— ¿Mejor que el anterior? Me llevaste a Italia a conocer a mi director de ópera favorito, no creo que haya algo que pueda superar eso. —dijo mientras jugaba con su cabello. — Aunque... Nada, olvídalo.
