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Palacio topkapi 1535



Los años pasaron bastante rápidos, las mellizas se encontraban más unidas que nunca aún más cuando su padre El Sultán empezó a tener una favorita a escondidas de todos, algo que molestó demasiado a Hurrem y a las hijas del Sultán.

Suleiman solo podía ocultar todo eso de sus hijos, aunque no funcionó pues sus hermanas se habían encargado de que todos en el palacio sepan que Hurrem ya no era la única.

Mientras Mihrimah se encontraba viendo de lejos a Malkocoglu Bali Bey por el jardín, su hermana menor se encontraba junto a su hermano Mehmet.

-Entonces ¿Aceptas el duelo? -Preguntó Mehmet sonriente.

-Claro que lo acepto -Respondió Ayse para luego agarrar la espada de madera que su hermano le brindaba.

El duelo no duró mucho, pues Mehmet apesar de ser muy bueno con la espada, Ayse era una sola persona con la espada aunque le gustaba más leer.

Mehmet soltó un suspiro pesado, miró confundido a su hermanita.

- ¿Cómo aprendiste a luchar tan bien? -Su rostro seguía en confusión.

-Solo hice lo que los libros dicen, estuve leyendo un libro acerca de los duelos con espada y solo recordé las posiciones que estaban escritas -Sonrió de lado para luego ver como su padre caminaba hasta ellos.

- Su majestad -Dijeron ambos hermanos para hacer reverencia, mientras Mihrimah ya había desaparecido entre los arbustos.

-Ayse, Mehmet -Acarició la mejilla de ambos.

- ¿Que lo trae por aquí Sultán? -Preguntó algo seria Ayse.

Suspiró. No esperaba que su amada hija le hablara de un modo tan formal que no parecieran familia.

- Vi su duelo, me sorprendió los trucos casi perfectos que hiciste, me gustaría enfrentar a mi hija en un futuro -Ayse abrió los ojos un poco, ¿Eso era un halago?

- Gracias su Majestad -Reverenció y se fue del lugar para cambiar su ropa.

-Mehmet -Llamó el Sultán.

-Digame Padre -Respondió el menor.

-Quiero que a partir de ahora Ayse te acompañe a clases -Se fue dejando a su hijo con mucha duda.

Al fin lo entendía, Ayse era completamente lo que un príncipe debía ser, pero ninguno era igual, ella era incomparable.







El joven príncipe corrió rápidamente a lado de la sultana, le puso una flor sobre su blanquecina oreja viendo como ella reía por sus actos.

- Jajaja, Mehmet, ¿Qué es eso? -Preguntó con una sonrisa grande al ver a su hermano sacando algo de sus bolsillos.

-Pues, es un regalo para una de las sultanas más hermosas del mundo -Extendió su mano mostrando un lindo collar.

-Es hermoso -Susurró emocionada -¿Me lo puedes poner? -Preguntó mirándolo directamente a los ojos.

Mehmet asintió con la cabeza y le colocó el collar a Ayse.

Ella volteó y Mehmet solo pudo sonreír grandemente al ver lo hermoso que lo hacía lucir.

La Gran Sultana AyseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora