✓ Día 10: Vigilance.

942 63 1
                                    

Face Sitting: Sentarse sobre el rostro para recibir sexo oral.

Face Sitting: Sentarse sobre el rostro para recibir sexo oral

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Era pasada la medianoche, una madrugada completamente helada. Algo típico de las noches de Seúl en invierno. Debías ser un desafortunado para no estar en tu cama caliente a esas horas.

Y claro que habían dos personas con la suficiente mala suerte para que les ocurra eso.

—Esto es una mierda —mustió uno de cabellos azulados, cruzándose de brazos mientras observaba por la ventana empañada la leve neblina que se había levantado. Lo único que agradecía en esos momentos era estar dentro del vehículo con aire caliente y un café en espera de ser tomado.

El contrario no contestó, dando un simple sorbo a su bebida.

Lo cierto es, que ambos eran policías con una guardia nocturna.

Lo peor era que ninguno la había escogido, su jefe simplemente los había puesto a ambos a cargo debido a sus constantes peleas y la rivalidad que solían tener como líderes del departamento, cada uno encargado de su grupo correspondiente. Al parecer, ya le habían hartado a su superior y era hora de hacer algo al respecto.

—¿Tienes frío? —Preguntó YoonGi, observando al peli-azul calentar sus manos donde estaba el aire que pegaba a sus cuerpos.

—Me estoy congelando —obvió la estúpida pregunta, pero Min sólo quería tratar de ser amable. Las contestaciones de mierda que tenía Park siempre solían ser el principal inicio de sus peleas constantes. Él era sereno, hasta que la presencia del segundo líder hacía su aparición.

—Falta solo media hora para que el turno termine, ¿quieres dormir un rato en la parte de atrás o con uno de mis abrigos?

—¿Estás intentando quedarte con todo el crédito? Ni lo sueñes —el rubio de verdad estaba consternado, ¿por qué siempre debía encontrar un segundo significado a todo lo que decía? Él nunca le había odiado, no entendía su cantidad de desconfianza. 

—Bien, pues jódete —respondió cortante, finalmente hartándose de su actitud después de dos horas encerrados en un mismo sitio juntos. El silencio permaneció unos segundos, donde Min estiró su asiento hacia atrás y cerró sus ojos para descansar la vista después de un cansador día frente a su computador y decenas de archivos. 

—A un lado, quiero conducir de regreso —aquellas palabras le tomaron desprevenido, a la vez que abría sus ojos observando a Jimin quien intentaba cambiar de lugar.

—¿Qué crees que haces? Hoy conduzco yo.

—Déjame hacerlo a mí, quiero conducir.

—Dije que no.

—No te cuesta nada dejarme hacerlo —Min frunció su entrecejo al verlo arrodillarse a los costados de sus piernas, intentando sacarlo en el proceso.

KINKTOBER [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora