KINKTOBER [EN EDICIÓN]

✓ Día 11: Club.

Glory Hole: Práctica en la que, mediante un agujero en una pared, se pueden mantener relaciones sexuales.

Un joven de cabellos negros soltó un gruñido cuando una nueva pila de carpetas fue puesta sobre su mesa. La secretaria omega se sobresaltó y salió de la oficina de inmediato, no queriendo sufrir las consecuencias del estrés de su jefe.

Lo cierto es que Min YoonGi venía trabajando desde hace una semana completa en un proyecto que sus empleados querían imponer. Y él...él realmente era un jefe demasiado benévolo, no pudo siquiera dudarlo cuando ya había aceptado.

Su empresa de modelos querían colaborar con los modelos de "PK Fashion" lideradas por un Park. Tenían suerte de no ser competencia directa.

Asíque tenía papeleo, papeleo, correos y reuniones de las que hacerse cargo para consolidar el contrato. Había planificado una junta con el jefe de PK Fashion en la mañana siguiente, quería dejar todo listo para entonces, y ver más y más cosas llegar a su escritorio lo estaban sacando de quisio.

Hasta que unas palmas se estrellaron con fuerza contra este. Alzó la mirada con desinterés, sabiendo de quién se trataría.

—Hey, amigo —saludó con una media sonrisa—. ¿Acaso te arrolló un camión? ¿Qué te ha pasado?

—Hola NamJoon —murmuró, estirándose en su asiento observando a la fémina que también le acompañaba—, hola a ti también, JiYoung.

—Hola YoonGi, ¿estás bien?

—Supongo que sólo estoy un poco cansado, hay un nuevo proyecto del que me estoy encargado —el pelinegro bostezó, estirando un poco sus músculos. Se sorprendió cuando ambos de sus brazos fueron tomados y fue levantado de su silla de trabajo—. Hey, ¿qué creen que hacen?

—Salvando tu vida. Te tomarás el resto del día, dormirás la tarde en tu casa, comerás y en la noche saldremos a un club.

—Están de chiste, ¿cierto?

—Min, somos tres alfas jóvenes, vas a desperdiciar tu vida si no te diviertes un poco.

—NamJoon tiene razón —apoyó la rubia—, sólo será por hoy y volvemos temprano, sé que mañana tienes trabajo. Te ayudaremos —el mayor apretó sus labios en una mueca. Realmente pensando la propuesta. No tiene ni idea cuándo fue la última vez que se divirtió con sus amigos. O al menos se divirtió.

—Supongo que está bien. Pero si mañana no me ayudan aún con resaca, les bajo el sueldo.

—Sí, sí, lo que quieras —y con aquella afirmación, se dejó arrastrar de su oficina, avisándole a su secretaria que ya se iba, ignorando sus pedidos, y saliendo finalmente de la empresa que lo mantuvo cautivo todos estos días.