Suki Tanaka una hermosa joven que vivía en un pequeño pueblo en la era Taisho, ella trabajaba con su familia recogiendo plantas medicinales para vender y ganarse la vida, todo era normal en la vida de esta joven hasta que en un lamentable giro del...
— SUKI!!! — grito tu hermana menor intentando que reaccionaras, ya que te habías perdida entre tus pensamientos viendo el paisaje.
Tomiko estaba acostumbrada a tu extraño comportamiento que presentabas algunos días, ya sea porque te quedabas viendo los arboles, piedras o simplemente el paisaje que les proporcionaba la montaña donde vivían.
— Perdón! — diste un pequeño salto al darte cuenta que te había vuelto a pasar.
Toda tu familia estaba acostumbrada a tus "ausencias repentinas". A ti te estaba empezando a frustrar esta situación ya que cada día eran mas frecuentes y en este punto llegaba a ser molesto.
— Tranquila no le diré a nadie, solo apurémonos para llegar a casa antes del atardecer, ok? — sonrió amablemente Tomiko para seguir con su camino hacia la casa donde estaba el resto de tu familia.
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— Esta bien, te juro que tratare que no vuelva a pasar!— dijiste decidida retomando tu camino — Ya no estamos tan lejos hay que apurarnos —
Las dos se habían pasado la mayor parte del día recolectando hierbas y plantas medicinales, que después tu madre junto con el resto de tus hermanos venderían en el pueblo cercano.
La familia Tanaka era honrada y muy trabajadora, tu madre era una gran curandera experta en plantas medicinales. Era muy buscada en el pueblo por sus grandes habilidades, pero hace unos años un paciente la contagio de una enfermedad, y hoy en día se encontraba muy enferma para ir a recolectar las plantas ella mima. Por esa situación fue que tus hermanas y tu tuvieron que aprender el oficio de su madre para poder llevar comida a casa.
— Suki... te puedo preguntar algo — te miro Tomiko seria, no sabias porque pero la menor parecía muy triste de repente, verla así te rompía el corazón.
— Claro, dime que pasa — intestaste sonreírle con la intención de calmar un poco su tristeza.
— Madre se ve cada vez peor... — suspiro.
— Oí a Aneko decir que lo mas probable es que dure menos de una semana — la pequeña niña se desmorono en ese momento comenzando a llorar, por lo que paro su andar. De por si era una situación muy difícil para las mayores, para los mas chicos de la familia era peor.
— Tomiko... t-tu no deberías preocuparte por eso — te acercaste para abrasarla.
— Vamos tienes ocho años tu no tienes que preocuparte por madre, para eso estamos tus hermanas mayores... estoy segura que Aneko no lo dijo enserio... — las lagrimas comenzaron a correr por tus mejillas, no podías soportar la idea de que tu madre muriera... de que tus hermanas menores se quedaran sin una madre.
— E-entonces... mama n-no morirá pronto? — te miro Tomiko con los ojos llenos de lagrimas, la menor solo quería que le dijeran que su madre no moriría, ella solo quería escuchar eso.
Pero tu sabias que Aneko era la mejor curandera después de tu madre y era poco posible que se equivocara pero... no podías hacerle eso a Tomiko, le tenias que dar alguna esperanza.
— Mama es la persona mas fuerte que conozco!, ella n-no morirá fácilmente — intentaste sonar lo mas segura posible pero era difícil esconder tu miedo e inseguridad, pero al parecer tus intentos no fueron en vano ya que lograste convencer a la menor.
— Si... tienes razón! - se seco las lagrimas — Aneko es muy pesimista si tu crees que ella puede vivir estoy segura que así será — te miro con esperanza e ilusión en sus ojos, eso te hizo sentir mal por un momento, ahora no sabias si habías hecho lo correcto.
— Así se habla!, vamos regresemos con mama y las otras — la ayudaste a pararse para poder continuar ,estaba apunto de anochecer y era peligroso andar en el bosque de noche.
— Recuerda que dijeron que hace unas semanas un grupo de leñadores salieron de noche y no los volvieron a ver — dijiste comenzando a caminar.
— Ya lo se!!- chillo Tomiko — esas historias siempre me ponen la piel de gallina!-
— Entonces vamos a apurarnos — sonreíste para empezar a acelerar el paso.
— Hey!, no me dejes — corrió Tomiko detrás de ti — Ya me dio miedo!!! —
Reíste ante las caras de la menor, esa era la Tomiko que conocías y ibas a tratar que esa niña sufriera lo menos posible.
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Hola! aquí les dejo el primer capitulo de "Amor venenoso", espero que les este gustando y continúen leyendo esta historia que les escribo con muchísimo amor.
Pido perdón por mi mala redacción, faltas de ortografía y ese dibujo feo, ténganme paciencia sigo aprendiendo.
