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Ⅰ. El extraño de la barra.
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Las calles de Corea se tornaban más frías. Era como un sueño, uno siniestro, dónde la avenida se alargaba, dónde las sombras tenían más ventajas. Recuerdo cuando era pequeña, cuándo tenía ocho años, jugaba con mi padre, corría por aquel pasto lo suficientemente largo para cubrir sus pies. Reía feliz, tan fuerte para que hiciera eco en el jardín cerrado. Daba vueltas y burlaba los agarres de mi padre, hasta que, por detrás mamá me tomaba desprevenida.
Pero esto era diferente, corría sin una cara feliz, corría con temor de ser descubierta, ya no tenía el pasto entre los dedos, y ya no tenía padres. Por lo que, el que, los que la están persiguiendo no lo hacen de juego. Si es así, solo quedaba una vida, una oportunidad, y mientras más fuerte se escuchaban los pasos, más miedo tenía. Sus latidos se escuchaban en su oído, su garganta picaba y sus piernas se adormecían.
─ ¡Ven aquí! ¡No te haré daño! ─ tragó y cruzó la calle, sin importar que algún vehículo no parara y terminaría del otro lado de la calle con algo roto o sin vida. Era increíble que las calles estuvieran desoladas, era la oportunidad perfecta para un homicidio.
Doblaba las esquinas, intentando que el hombre se perdiera en un laberinto. Corrió aún más cuando sintió algo rozarle el hombro, algo similar a un toque. Lamentablemente sus piernas no eran tan buenas y terminó bajo el agarre de aquella persona.
Despertó agitada y con el sudor frío entre su ropa y su cuerpo. Tocó su cuello, el lugar dónde casi le quitan el aire en un agarre brutal, pasa las manos en el cabello negro. La cortina irradia luz del sol, iluminando una parte de la cama. Un sonido la llamó, suspiró sonriendo.
─ Hola amor ─ Acarició el pelaje de su mascota, suave y esponjoso, emitía ruidos de cariño y se acomodaba en sus piernas ─. No, no puedes dormir ahora, debo trabajar si quieres tu comida.
Tarde, el felino ya estaba profundamente dormido en sus piernas, fregando sus ojos y revisó la hora en el reloj viejo. Siete y media. Hizo una estrategia para sacar su cuerpo del pequeño. Escondió sus pies en medias de polar con diseños navideños antes que sus pies se impregnen en el frío del suelo.
─ Buenos días mundo ─ La cocina desolada estaba lista para llenarse del aroma a wafles helados para ponerlos a calentar en el horno. Revisó su celular sin tener ningún mensaje, la caja de notificaciones estaba vacía, como era usual. No tenía amigos, solo conocidos que pedían su número, conocidos de distintas partes que se podrían de rodillas ante ella solo para que los mirara, y ella se aprovechaba de eso. Luego estaba su jefe y unas chicas con las que trabajaba.
Alguien tocó la puerta de entrada, al acercarse se deslizó unos sobres. Agarró el papel leyendo los nombres.
─ Aviso de desalojo, cuentas sin pagar, carajo, odio mi vida, los odio a todos. Menos a ti, a ti te amo ─ Apuntó al gato que recién llegaba bostezando, la miró a través de sus enormes pupilas y maúlla en respuesta.
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𝐒𝐊𝐘𝐅𝐀𝐋𝐋── 𝗰𝗵𝗼 𝘀𝗮𝗻𝗴-𝘄𝗼𝗼.
Fanfiction── 𝐒 𝐊 𝐘 𝐅 𝐀 𝐋 𝐋. ── ; 𝗗𝗢́𝗡𝗗𝗘 Victoria entra a aquel juego para salvar su deuda. 𝓞 ...