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Amarra su cabello encogiéndose en la cama, ahora solo había cuatro de las muchas que antes había. Cayó en cuenta de los dibujos en las paredes, con cada juego. La frente le brilla de sudor, frente y de lejos, Sang-woo y Gi-hun peleaban. Recordó momentos que pasaron dentro de esta misma sala, peleas, sangre, risas. Amistades perdidas, secretos saliendo, se esfumó como humo de tabaco. Nostalgia y melancolía es el sentimiento más cercano, pidió perdón, perdón a sus amigos. Pidió perdón por ser sobreviviente, por arrebatar sus vidas para ganar, pidió perdón a la familia de Ali porque no regresará a casa, a la chica desconocida que salvó su vida por no ser más fuerte.
Carajo, esto dolía igual que si enterrara un cuchillo dolorosamente por su pecho. El mundo ardía y ellos lograron ganar la mayor parte del caos.
─ Jugadores finalistas, los felicitamos verdaderamente por superar con excito estos cinco juegos ─ felicita un guardia cuadrado, los escoltas traen cuatro cajas negras ─. Como lo dije, ahora son los jugadores finalistas y hemos preparado un regalo especial para ustedes. Antes de revelárselos, por favor pónganse el atuendo que preparamos para ustedes.
Aulló de dolor al pisar el baño, cierra con llave la puerta del cubículo. Era un delirio estar de pie. El agua escurría del lavabo al no estar sola. Mordió su labio quitándose la ropa. Desató la sábana roja inhalando profundamente, hasta que los pulmones se llenaron de aire, hizo el nudo más fuerte provocando el ardor que quemaba su piel pálida y delgada.
─ Sae-byeok ¿Te encuentras bien? ─ pregunta evadiendo el dolor.
─ Sí ─ afirma mientras su sangre se deslizaba por el abdomen y el vidrio descansa en el lavabo. Ambas intentaron quitar el dolor de su cabeza ─. Ese hombre ¿De verdad te gusta ese?
─ ¿Qué puedo decir? Amo los inteligentes ─ responde quitando el agua salada de sus mejillas. Abre la caja descubriendo una camisa blanca con su número en el costado. Abotona la prenda, amarra su moño y termina por los pantalones y zapatos. Guardó el resto en la caja y la cerró, dando fin a una época dolorosa, pero alegre. El cierre de una página para escribir otra. Sollozó callada dejando la caja en la tapa del baño, corriendo las lágrimas con la manga de su camisa. Sale del pequeño cubículo y lava su cara con el agua fría, las manos húmedas las pasa por su cabello intentando peinarlo con los dedos tirando mechas en el intento. Mira a la chica a su lado ─. Te ves preciosa Sae-byeok.
─ Gracias, sé que nunca lo dije. Gracias por salvarme de Deok-su ─ las palabras suenan toscas en lugar de suaves como quería.
─ Por nada. Odio a los bravucones ─ finaliza de peinarse ─. Vamos, tenemos que ver que nos tienen preparado.
