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Diciembre 17. Edificio de justicia de la ciudad de Nueva York. 8:35am.

Era el día de la audiencia inicial, un día que normalmente se clasificaría como un día más de trabajo para Scarlett Woods, pero ese día no era un juicio cualquiera, era el juicio de su hermana. Con el corazón en la garganta, se sentó a lado de Hanna Blythe en la corte.

—Escúchame bien. —le habló a su hermana en voz baja. —Ya lo hablamos, quiero ver lagrimas cada vez que mencionen a Lazlo o a Stuarts. Involucra todo lo posible a Max y Anna. —la prisa y dureza en su voz encogió a Hanna visiblemente en su lugar, intimidada por la fría imagen que su hermana mostraba en el campo de trabajo, más porque parecía más un campo de batalla que una simple sala de justicia.

La castaña podía sentir todos los ojos sobre ella, incluso después de haber pasado los reporteros de noticieros locales aglomerados en la entra del edificio. Pero podía distinguir la mirada peculiar y satisfecha del fiscal del otro lado de la sala; el hombre de aspecto desaliñado, digno de las usuales burlas que Woods haría con normalidad, tenía una enorme sonrisa en el rostro, los ojos le brillaban de anticipación, sabiendo que ese caso lo tenía en la bolsa y no terminaría con la habitual victoria de Woods sino que esta vez sería él el que festejaría en un bar esa noche. 

—Hey, mírame. —exigió Scarlett al ver a su hermana distraída con su alrededor. —No tenemos nada que ocultar, tú no lo hiciste. —trató de tranquilizarla, para después ser interrumpida por el sonar de su teléfono avisando de una llamada entrante. Se apresuró a contestar, situando el aparato en su oído. —Woods.

—Dime todo avance o retroceso hecho en cuanto tengan un descanso. —la voz de Clarie Woods habló sin vacilaciones, directa y un poco entrecortada.

Scarlett suspiró. —Hola, mamá. 

—Háblame sobre la declaración de apertu- —las palabras de la mujer en el otro lado de la línea fueron interrumpidas por una fuerte y seca tos que le erizó los vellos a la joven pelirroja.

Scarlett tragó con fuerza y respiró hondo para continuar con la charla con su madre.

—El juez cree que esto es absurdo. A ese tonto le besaba los pies cuando se comía los mocos en la universidad. Por favor, yo lo recomendé con la jueza Stroll y ahora me ve como si fuera una estúpida. —escupió ella con rabia, apretando el puente de su nariz en un gesto cansino. 

—Pues sí fuiste una estúpida.

—Muy lindo de tu parte, madre. —resopló Scarlett con sarcasmo, enderezándose en su lugar. 

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2023 ⏰

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