CAPÍTULO TRECE

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—Papá... estoy bien. Me quedo a dormir por unos días en la casa de una amiga así que dudo aparecer allí.— dije hablando por teléfono con papá.

Papá asintio y me despedí de el. Corté la llamada y Richie me miró.

—¿Por qué no le contaste que estás con tu futuro esposo, Carol?— preguntó.

—Mi papá se infartaría si le digo que me quedo a dormir por unos días en la casa de un AMIGO.— remarqué la palabra.

—Sí, cierto...— rodeó los ojos.

Preparamos el té y tostadas para acompañar. Nos sentamos en la mesa y empezamos a desayunar.

Sus padres no estaban aquí ya que fueron a trabajar. Por lo tanto, teníamos la casa para nosotros solos.

Miré a Richie.

—Gracias por aceptar dormir contigo, Rich.— agradecí mientras metía un pedazo de tostada en mi boca.

—No hay de qué. Me gustó hacer la posición de cucharita contigo.— alzó sus cejas y las bajó haciéndolo repetidamente.

—¡Oh, cállate!— le lancé un pañuelo con la que me limpiaba la boca y la esquivó.

—¡No contagies tus gérmenes!— exclamó y reímos. Al dejar de hacerlo nos calmamos.— ¿Cómo está tu brazo?

—Me duele un poco, pero está mejor.— sonrío tranquilizandolo y el asiente con la cabeza satisfecho.

El sonido del timbre hizo que nos sobresaltemos del susto.

—Iré yo.— dije y el de anteojos asintió. Me levanté sacudiendo mis manos sacando las migas y abro la puerta encontrándome con los Perdedores. Ellos al verme se sorprenden.— Oh, hola chicos.

—Ho-Hola Carol. ¿Y Richie?— preguntó Bill.

—Está en la mesa. ¿Quieren pasar?

—N-No. Solo queríamos decirles... b-bueno, ibamos a ir a bu-buscarte a ti también p-p-pero ahora que estás aquí es mejor. Por c-cierto... ¿qué te pasó en el br-brazo?— todos miraron la venda y suspiré.

—...¿Sucedió algo?— desvié su pregunta y me apoyé en el marco de la puerta.

—¿¡Quién es, Carol!?— gritó desde atrás Richie.

—Son tus amigos.— respondí y rápidamente los pasos se acercaron a nosotros. Sabíamos que era Richie.

—¡Hola chicos! ¿Qué hacen aquí?

—Beverly nos necesita.— habló firmemente Eddie.

Richie y yo nos miramos.

[...]

Llegamos al lugar donde vive Beverly. La vi bajar las escaleras a paso rápido mientras tiraba el cigarrillo al césped. Al llegar hacia nosotros empezó a hablar.

—¡Llegaron! T-Tienen que ver algo...

—¿Qué cosa?— pregunté detrás de Tozier.

—¿Más de lo que vimos en la cantera?— se metió Richie y le di un golpe leve en la cabeza.

—¡Cállate, Richie!— exclamé enojada.

—Papá me matará si se entera... que los metí en mi departamento.— contó.

—A-Alguien se quedará a v-vigilar. Richie, q-quédate aquí.— ordenó Bill y todos caminanos hacia las escaleras.

𝗖𝗔𝗥𝗢𝗟𝗜𝗡𝗘 - 𝗿𝗶𝗰𝗵𝗶𝗲 𝘁𝗼𝘇𝗶𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora