Capítulo 8: Hans Renson

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Mi vida era tranquila antes de que me enterara lo que papá hacía, en que trabajaba y como lo hacía.
La empresa que él manejaba junto con el señor Black solo era una farsa.
La verdad es que ellos encubrian todo desde un mínimo detalle hasta un detalle que podría delatarlos.

En una caída de mi vida, cuando me enteré la verdad. Conocí a una chica, tan dulce como una rosa y tan peligrosa como sus espinas.

Esa chica fue mi querer, mi única salvación y Andrew lo sabía.
Haber la historia es un tanto complicada pero sé que preguntaran de donde conocí a Rose, ella estudiaba con nosotros y como lo dije ella fue mi salvación.

Era un día de colegio normal, yo estaba en la cafetería y Andrew jugaba baloncesto.

En fin la cuestión era de que yo era el típico chico antisocial de la escuela, el que solo tenía un amigo, al que lo calificaban como mala compañía, drogadicto, pensamientos suicidas y digamos que no se equivocaban del todo. Yo era ese, si me drogaba y si tenía pensamientos de ese modo pero también podría llegar a ser interesante si me conocieran.

Incluso llegué a pensar que no me querían cerca de ellos porque daba miedo, por lo que decidí volverme más atractivo y no lo niego, lo hice y me odiaron más los chicos.
Las chicas parecían moscas a mi alrededor y ya no se fijaban en nadie más que en mí y en Andrew.
Pero no nos desviemos del tema central, Rose mi amada.

Ese día en la cafetería yo estaba tranquilo en una mesa, como siempre invisible para todos. Pero en ese instante vi entrar a una chica, inocente y tranquila, estaba sola y se notaba que era nueva.

Me acerqué hacia ella.
Talvez no debí hacerlo, porque luego sabía que me cansaría y la botaria porque solo le gustaría mi yo de afuera.

-Hola pequeña loto—había caminado hacia ella, ya que se quedo parada en la entrada.

-¿Que? Mi nombre es Rose y por favor no me llames de ese modo—me dijo en un tono tímido.
Yo era más alto que ella y Rose parecía una niña pequeña con ese conjunto rosa que consistía en unos pantalones cortos y una camisa rosa.
Se veía delicada.

-Que nombre tan rosa, el mío es Hans—
le extendí la mano y ella también. Ese fue el primer contacto físico que tuvimos—Ven aquí pequeña loto-—la tome del brazo, le hice dejar la bandeja a un lado y la llevé a mi lugar secreto en el colegio.

Caminamos y ella solo parecía estar extrañada de eso.

Llegamos a aquel lugar, por un bosque donde había unos columpios.

Era mi espacio

Solo le dije que me siguiera y la senté en los columpios y la empecé a balancear.

-¿Porque haces esto?—pregunta extrañada y un poco molesta—Soy una completa desconocida y recién llegué al colegio—frenó el movimiento del columpio con sus pies a lo cual yo reaccioné ya que casi cae al suelo.

-¿Siempre eres así de tonta?—solté una risa por lo bajo y ella solo me miro, ahí contemple la gran belleza que ella poseía sus cabellos rubios, ojos color miel y una piel tan lisa y blanca, cualquiera podría caer en la belleza de tan magnífica rosa y entonces ahí en ese momento que la tome entre mis brazos le respondí—Te traje aquí por un sentimiento que tuve apenas te vi.
Rose yo no iré con juegos o miedos, siempre fui directo en todo lo que hice así que ahora decido serlo—En ese fue mi cuando por fin le di sentido a mi vida por Rose, la tomé de las mejillas y ahí con un roce delicado toque sus labios, toda ella era dulce pero sus labios lo eran más.

Lo inesperado fue que ella no reaccionó como yo esperaba, se separó de mí y ahí sentí el ardor en mi mejilla al sentir que me había golpeado ante tal acto que pasó.

Mi niño inmaduroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora