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Después de aquella fiesta, nada fuera de lo común había sucedido. Minho y Chuu seguían saliendo y Jisung seguía visitando a su amigo regularmente, encontrándose algunas veces con la chica.

Incluso Lucas había desaparecido completamente de su vida. Hacia unas semanas que desapareció del instituto, y ya no sabe absolutamente nada de él.

Se podría decir que su vida marchaba bastante bien, no se olvidaba de llamar a su madre todas las noches y siempre se mantenía al tanto de que se encontraba bien.

Sin embargo, no siempre le ocurrían cosas buenas.

Minho y él comenzaron a frecuentarse públicamente, tomando el almuerzo juntos e inclusive escapando de algunas clases cuando el pelinegro tenía algunas de esas juntas del consejo sin importancia.

Desde ese momento subió su popularidad como espuma.

Ahora, todos los días Lee y Han eran el tema de conversación de medio colegio, poniendo al castaño como el segundo chico más lindo del instituto, y el posible "sucesor" de Minho, ya que el pelinegro se hallaba cursando el último semestre.

Ya hace unos días que las cartas comenzaron a aparecer en su casillero; algunas anónimas y otras con nombre, todas confesando tener "sentimientos" hacia él.

¿Cómo era que todas esas personas podrían enamorarse del pequeño sin siquiera conocerlo?

—Tendrás que acostumbrarte. —Minho soltó una risita al ver el estado en el que se hallaba su pequeño amigo.

Ambos chicos recién habían ordenado su almuerzo y se dirigían a alguna mesa que estuviera vacía, para comodidad del castaño.

En los rosaditos labios de Jisung se presumía un puchero, su ceño también estaba levemente fruncido y sus esponjosas mejillas estaban sonrojadas al igual que sus orejitas.

—¡Pe-pero, hyung! ¡Es raro que siempre n-nos miren! —se quejó en un susurro, manteniendo la mirada en el suelo.

Sí, la mayoría de personas a su alrededor los seguían con la mirada, casualmente hablando como si no invadieran la privacidad de los dos.

Al llegar a la mesa más solitaria y apartada del resto, el pelinegro y el castaño dejaron sus bandejas. El primer mencionado comenzó a comer de inmediato, al contrario del último, que se limitó a hacer su comida a un lado para poder recostarse libremente sobre la mesa. Ya ni siquiera tenía apetito, no cuando sentía muchos pares de ojos sobre él.

—Buh, no debes sentirte mal. Sólo te miran porque eres lindo. —el mayor habló después de unos segundos de silencio.

—¡Todos son e-extraños! es demasiado incómodo.

—Pero sólo harán esto, mirar. —señaló discretamente al resto de personas en el lugar—. Han sido así  conmigo desde el primer semestre, ni siquiera la mitad me ha hablado o se me ha acercado.

El más bajito suspiró con un mohín en los labios, esos labios de cereza que Minho intentaba no mirar demasiado cuando estaba en público.

De pronto, en medio del pequeño berrinche que Jisung había armado, del bolsillo de su saco azul marino cayó un pequeño sobre gris.

—¿Y eso? preguntó el mayor al ver cómo el castaño levantaba el sobre con cierta rapidez.

—B-bueno, yo... —ahora no solo sus mejillas y orejas estaban rojas, todo su rostro parecía un tomate, haciéndolo ver adorable.

Uh. —sonrió divertido al notable nerviosismo del contrario, dejando que sus cejas se levantaran sugerentes—. ¿Ya te están llegando cartas de amor?

The Minho's cute boy ༊ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora