The Minho's cute boy ༊ Minsung

doce

Todo a su alrededor cambió para Jisung desde ese día.

Desde que había aceptado sus sentimientos consigo mismo, no había dejado pasar ni un segundo antes de pensar cómo se lo diría al mayor.

Sí, sería valiente y compartiría cuanto antes sus sentimientos al pelinegro, con una fuerte esperanza de ser correspondido.

Era su primer amor, no hace falta mencionar que es muy inocente con aquel tema.

Ahora no podía evitar que su corazón saltara emocionado dentro de su pecho cada vez que estaban sólo él y Minho, cada vez que sus manos se tocaban y sus ojos conectaban miradas lo hacían sentir tan especial...

Deseaba cada vez con más fuerzas ser besado por el contrario. Era algo que sólo él y Chuu podían hacer.

Oh, cierto. También estaba Chuu.

Aunque en realidad no estaba muy preocupado por le pelirroja, había escuchado por ahí que el mayor y la chica se encontraban en problemas con su relación y lo más probable es que romperían. También, esa era una de las razones por las que se animó a hablar.

La pregunta final y más importante era... ¿Cómo?

¿Se lo decía de frente? ¿Escribía una carta?

Suspiró algo abrumado, abrazando con más fuerza la almohada entre sus brazos, mientras se levantaba perezosamente de la cama. Era un aburrido sábado.

Bajó a la cocina encontrándose con Heejin en el camino. Una sonrisa cómplice apareció en sus labios, ¿Por qué no lo había pensado antes? Fácilmente podría preguntarle a la mayor. 

—Uh, noona... —llamó bajito, mientras seguía a la mujer en su camino a la sala.

—¿Sucede algo? —preguntó algo confundida, el pelinegro no solía bajar tanto la voz cuando hablaba con ella.

—Uhm, b-bueno... —de pronto, todo el valor con el que había llegado se esfumó de su pequeño cuerpo—. ¿Cómo te le declaraste a Olivia noona?

—Sólo le dije lo que sentía en una cita y ya. —expresó como si fuera lo más fácil del mundo abrir tu corazón a otra persona.

—¿Y lo pensaste antes? ¿Practicaste o algo asi?

—No, simplemente le dije "me gustas", le conté el por qué y ya. —levantó los hombros, dándose la vuelta con una sonrisa extraña—. ¿Te le declararás a alguien? —codeó un poco el costado del contrario.

Los tonos rojizos se apoderaron de todo el rostro del castaño. Abrió un par de veces su boca antes de ser capaz de hablar claramente.

—S-sí. —sintió todo su rostro arder. Si así se ponía solamente con su tía, no quería imaginar cómo se pondría una vez que tuviera a Minho en frente—. ¡P-pero no te diré q-quién es! ¡Es un s-secreto!

Pudo escuchar una risita algo baja cuando se alejó de la mujer y cambió su rumbo hacia la cocina.

Heejin definitivamente sabía que era Minho. Las veces que el pelinegro había ido a la casa del menor, podía notar el brillo que aparecía en los orbes de su pequeño sobrino. Sólo esperaba que el pelinegro no fuera un idiota...

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Se sentó frente a su escritorio una vez que terminó con su desayuno, había tomado uno de sus cuadernos y también tenía un lápiz en la mano.

Bueno, era hora de plasmar todo lo que sentía por Minho en aquellas hojas.

Tan pronto como la punta de éste tocó el papel, comenzó a escribir con fluidez. Vaya, pensó que sería mucho más complicado...