siete

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Sus mejillas se tiñeron de rosado, ¿Aquello quería decir que eran mejores amigos?

Mientras el cerebro de Jisung se revolvía tratando de entender sus emociones, no tardó mucho en encajar sus labios con los del contrario de nuevo, ansiando vivir aquella montaña rusa en su estómago que se había presentado minutos antes.

Minho no dudó en corresponder el beso, tomando las hebras del cabellito del menor entre sus dedos para acomodarlas detrás de su oreja.

Los belfos de ambos se fundían en un vaivén acompasado, ligeros suspiros y movimientos delicados entre los que les comprometían en aquel contacto.

Sus ojitos brillosos se encontraron una vez que el aire faltó para los dos, la mirada algo divertida y desafiante del pelinegro esparcía cosquilleos en todo el cuerpecito del menor, cuyos orbes dejaban ver pequeños destellos de intriga.

El mayor llevó al contrario a sentarse sobre su regazo, pues sería mucho más cómodo seguir de aquella forma. Cuando el castaño terminó sobre el contrario se sintió tan tímido y pequeñito por la diferencia de tamaños que no pudo evitar ocultar su rostro en la curvatura del cuello del más alto.

El pelinegro se encargó de dejar pequeños besitos sobre la cabellera de Jisung, permitiendo que sus manos envolvieran su delgada cintura mientras esperaba que la vergüenza abandonara al chico entre sus brazos.

Después de unos segundos, el más pequeño dejó de temblar, enfrentando de nuevo la mirada del otro. Se acercó titubeante a los labios de Minho, él también quería hacer sentir bien al mayor, y demostrarle que apreciaba su, ahora, amistad de mejores amigos.

Sus manitas se aferraron a los hombros del rubio, reviviendo cada una de sus sensaciones de minutos antes multiplicadas al mil.

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Sus labios ardían después de 15 minutos besándose sin detenerse, disfrutando de su contacto mientras se separaban sólo por segundos.

Definitivamente los besos de mejores amigos eran el nuevo pasatiempo favorito de Jisung.

Hubieran seguido felizmente moviendo y uniendo sus labios si no fuese porque el timbre de la casa del mayor sonó.

El pelinegro bufó en medio del beso, ignorando completamente la campanilla mientras seguía acariciando la lengua de Jisung con la propia.

El castaño fue quien se separó, relamiendo sus belfos mientras sonreía bobamente.

—¿No a-abrirás? —preguntó mientras su cabecita se inclinaba hacia un costado.

Minho gruñó desganado mientras dejaba un último beso sobre los labios de cereza del menor, ¿Quién demonios se atrevía a interrumpirle justo en ese momento?

Bajó de malos ánimos las escaleras y abrió la puerta, desafortunadamente encontrándose con quien menos quería ver en esos momentos.

—Chuu... —dijo mirando a la chica de cabellos rosados frente a él, ni siquiera se esperaba que fuera ella quien había tocado su puerta.

—¡Sweetie! —sonrió la más baja mientras abrazaba a su novio.

—¿Qué...? —el pelinegro frunció el ceño después de que el empalagoso perfume de la menor casi carcomiera sus pulmones—. ¿Qué haces aqui?

—Uh, solo... —Kim se separó un poco para mirar a Lee, dejándole un beso corto en la mejilla—. Quería ver a mi caramelito al menos una vez en este horrible fin de semana.

The Minho's cute boy ༊ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora