~ Do it, kiss me ~

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¡𝘙𝘦𝘱𝘳𝘰𝘥𝘶𝘤𝘦 𝘭𝘢 𝘤𝘢𝘯𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘢𝘩𝘰𝘳𝘢!
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Caminaba tomado de la mano del de cresta dejándose guiar hacia la pista admirando los marcados músculos de su trabajada espalda y el tatuaje de mariposa que ambos compartían.

Absolutamente todos los invitados estaban medio desnudos y Horacio no era la excepción; en cambio él únicamente se había deshecho del saco y desabrochado la camisa con el fin de evitar un drama más del ahora pelirrojo.

Bailaba hipnotizado por aquella sonrisa desconociendo por completo el momento en el que su mente había dejado de razonar sus acciones para simplemente dejarse llevar por el alcohol, la música y el moreno frente a él.

Todo a su alrededor había desaparecido desde el momento en el que Horacio había tomado su mano; sus sentidos no respondían, su cuerpo se sentía adormecido y lo único que era capaz de enfocar era a él.

Joder, lucía encantador con ese traje color granate con finos motes dorados que definitivamente resaltaban su piel canela y el ahumado negro con delineado dorado que adornaba sus ojos les otorgaba una profundidad que lo había dejado embelesado desde que le vio salir vestido de su habitación.

Sin titubear se posó detrás de él y comenzó a bailar pegado a su espalda posando ambas manos en su fina cadera, cerró los ojos aspirando el perfume que tanto le gustaba y se dejó llevar por el mar de sensaciones que había comenzado a inundar todos sus sentidos.

En otras circunstancias se encontraría sumamente avergonzado por compartir gestos tan íntimos frente a tantas personas, pero ahora mismo su cuerpo reaccionaba por sí solo.

Horacio suspiró sin dejar de contonearse al ritmo de la música y se dejó hacer; el alcohol en su sistema le impedía procesar la escena que protagonizaba.

Instintivamente cruzó sus manos sobre su abdomen para colocarlas sobre las manos de Volkov y recargó la cabeza sobre su hombro aún con los ojos cerrados.

— Iba a invitar a Manuel ¿sabes?

Sintió a Volkov tensarse con sus palabras más no tardó en obtener respuesta.

— Llevas coqueteándome toda la semana ¿y ahora quieres invitar a alguien más?

Horacio sonrió.

Así que sí había pescado algunas de sus indirectas y solo estaba haciéndose el tonto al igual que con el tema del ramo.

— Bueno, jamás me dijiste en calidad de qué veníamos — continuó tanteando terreno.

— Vienes conmigo, Horacio — sentenció firme aún sin ánimo de responder como el contrario esperaba.

El aludido se giró para mirarle ocasionando que el contrario rompiera el contacto y dejara caer ambos brazos a los costados; sin más lo tomó de la corbata y se acercó a su oído.

— Entonces... ¿Ahora si vas a besarme? — le susurró en un tono tan intimo que aunado a la calidez de su aliento lograron aturdir por un momento al peligris.

Jadeó sorprendido por la pregunta y el color carmín invadió sus mejillas al instante con tan solo imaginar dicha escena.

Horacio se apartó ligeramente para mirarle de frente con intención de encontrar una respuesta.

Estaban peligrosamente cerca, su corazón latía desbocado por la cercanía y no pasó desapercibido que los orbes bicolor del contrario bailaban entre sus zafiros y sus labios

𝗩𝗼𝗹𝗸𝗮𝗰𝗶𝗼 𝗢𝗻𝗲-𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora