3- el gran comedor con pelos rubios

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el amor antes de la lluvia

capitulo 3: el gran comedor con pelos rubios

Elizabeth

—ve a tu mesa—dijo la vieja bruja empujando con una leve fuerza mi espalda a una mesa 

—hola, bienvenida—dijo una chica de pelo castaño— soy Natalia 

—hola—respondí sentándome frente a ella—soy Elizabeth 

sin darme cuenta estaba sentada junto a el chico de cabellera rubia, cuando el chico estaba apunto de mirarme el director de barba larga y tan brillante como los fantasmas, se levanto y empezó a decir ciertos disparates con nada de sentido 

 —¡Bienvenidos! —dijo—. ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco! ... ¡Muchas gracias!—Se volvió a sentar. Todos aplaudieron y vitorearon. 

los platos que estaban frente a todas las personas de repente se empezaron a llenar de comida, en la mansión Hargreeves siempre había mas comida de lo que podía comer. carne asada, pollo asado, chuletas de cerdo y de ternera, salchichas, tocino y filetes, patatas cocidas, asadas y fritas,  pudín, guisantes, zanahorias, salsa de carne, salsa de tomate y, por alguna extraña razón, bombones de menta.

—¿Casi Decapitado? ¿Cómo se puede estar casi decapitado?—preguntaron en la mesa dorada 

—Así —dijo enfadado. Se agarró la oreja izquierda y tiró. Toda su cabeza se separó de su cuello y cayó sobre su hombro, como si tuviera una bisagra. Era evidente que alguien había tratado de decapitarlo, pero que no lo había hecho bien.

salte en mi asiento llamando un poco la atención de un rubio que me dio una mirada rápida y siguió en lo suyo.

—que asco—dijo con cara de disgusto la Natalia 

cuando el fantasma realizo ese acto preferí voltear mi mirada a otro lado, ese lado fue hacia el asiento que le pertenecía a Malfoy, un chico no tan feliz con el ser que estaba a su lado. un fantasma horrible sentado allí, con ojos fijos y sin expresión, un rostro demacrado y las ropas manchadas de sangre plateada.

Cuando hubieron comido todo lo que quisieron, los restos de comida desaparecieron de los platos, dejándolos tan limpios como antes. Un momento más tarde aparecieron los postres. Trozos de helados de todos los gustos que uno se pudiera imaginar, pasteles de manzana, tartas de melaza, relámpagos de chocolate, rosquillas de mermelada, bizcochos borrachos, fresas, jalea, arroz con leche...

el profesor Dumbledore se puso nuevamente de pie.

Todo el salón permaneció en silencio.

—Ejem... sólo unas pocas palabras más, ahora que todos hemos comido y bebido. Tengo unos pocos anuncios que haceros para el comienzo del año. 

»Los de primer año debéis tener en cuenta que los bosques del área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. Y unos pocos de nuestros antiguos alumnos también deberán recordarlo.— Los ojos relucientes de Dumbledore apuntaron en dirección a alguien de Griffindor 

—El señor Filch, el celador, me ha pedido que os recuerde que no debéis hacer magia en los recreos ni en los pasillos.

»Las pruebas de quidditch tendrán lugar en la segunda semana del curso. Los que estén interesados en jugar para los equipos de sus casas, deben ponerse en contacto con la señora Hooch.

—¿Qué es eso...?—dirigí mi mirada a la chica castaña que solo me miro igual de desconcertada 

»Y por último, quiero deciros que este año el pasillo del tercer piso, del lado derecho, está fuera de los límites permitidos para todos los que no deseen una muerte muy dolorosa.

—mi padre dijo que este es el momento mas desagradable del primer día—escuche como decía Malfoy 

—¿porque?—pregunto Natalia 

y dé repente todos empezaron a cantar con desentonación y bástate descoordinación 

Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts,

enséñanos algo, por favor.

Aunque seamos viejos y calvos

o jóvenes con rodillas sucias,

nuestras mentes pueden ser llenadas

con algunas materias interesantes.

Porque ahora están vacías y llenas de aire,

pulgas muertas y un poco de pelusa.

Así que enséñanos cosas que valga la pena saber,

haz que recordemos lo que olvidamos,

hazlo lo mejor que puedas, nosotros haremos el resto,

y aprenderemos hasta que nuestros cerebros se consuman.

Cada uno terminó la canción en tiempos diferentes. Al final, sólo unos chicos de algunas mesas seguían cantando, con la melodía de una lenta marcha fúnebre. Dumbledore los dirigió hasta las últimas palabras, con su varita y, cuando terminaron, fue uno de los que aplaudió con más entusiasmo.

—¡Ah, la música! —dijo, enjugándose los ojos—. ¡Una magia más allá de todo lo que hacemos aquí! Y ahora, es hora de ir a la cama. ¡Salid al trote!—y con eso todo el mundo se levanto y empezó a caminar, hice lo mismo pero buscando con la mirada a mi hermano 

—de verdad eres amiga de esos chicos—pregunto el rubio llegando a mi lado —debí imaginarlo, mi padre me explico que no todos los sangre pura somos... respetuosos a la pureza— dijo mientras seguíamos al perfecto para ir a nuestro dormitorios.

—¿de verdad no tienes nada mas importante que hacer? o porque no dejas de meterte en la vida de los demás— dije yéndome de su lado mientras seguía buscando con la mirada a mi hermano y a sus amigos 

—niña—dijo un perfecto tomando mi brazo impidiendo que fuera a buscar a mi hermano—tienes que seguirnos, a menos que quieras perderte—ahora me miro con desagrado y me empujo hacia los demás

—idiota—susurre siguiendo a los demás por el castillo

—y ¿Por qué le hablas a un traidor de la sangre?—dijo el rubio a mi lado

—¿un traidor a la que...?

—oh por merlín, parece que no sabes nada sobre los magos

—no se nada sobre los magos, no hasta hace unos días 

—¿Cómo es posible?—dijo sorprendido el chico— tu familia es...

el chico no pudo terminar de hablar ya que todo el mundo se detuvo 


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el amor antes de la lluvia (Ron Weasley) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora