Carl:
Estaban atacando Alexandria entonces deje Enid, salvé a Ron, pero él no acepto que yo lo cuidara. Él se fue y entramos a la casa con Enid pero le dije que vaya por él. Y eso hizo, entonces yo sali de allí y ahora estaba siendo atacado por cuatro caminantes, todos cayeron sobre mí.
Luego de un momento de forcejear los caminantes dejan de luchar y los quito de ensima y alguien me extiende su mano, la acepte y la vi, era ella. La misma del bosque.
-Tu... eres...
-La misma chica del bosque que te dio su comida para que no la molestes mas?-asentí- Bueno pues... si. -dijo y sonrio.-
-Tenias razón. -dije sonriendo.-
-En que? -fruncio el ceño.-
-En que nos volveriamos a encontrar.
-Ah... si. -dijo y se dio la vuelta cuando veo que una orda de caminantes viene hacia nosotros.- ¡Mierda!
-Ahora que hacemos? - pregunté-
-Ven -dijo y tomó mi mano y salimos corriendo.-
Mientras corriamos habia una trampa de osos y ella la piso y cayó al piso. La levante como recien casados y entramos a una casa a la cual llegamos por sus indicaciones-
Entramos a la casa y tomé una silla y la puse contra la puerta para que no se pueda abrir, y luego la dejé sobre una cama matrimonial que habia allí.
Abrí la trampa y quite su pierna de allí
-¡Maldita sea el puto que puso eso! ¡DIOS! ¿¡A quien se le ocurre poner una maldita trampa! -dijo y luego puse mi mano sobre su boca.-
-Shhh... -señale la puerta porque estaba pasando la horda-
Sus lagrimas mojaban mi mano pero aun asi no las quitaba, largaba sollozos, sabia que si ella gritaba estabamos perdidos.
-Shhh... tranquila, iremos a donde vivo yo y te curaran. -asiente-.
Ella miro su pierna y estaba por gritar y volví a poner mi mano sobre su boca. Luego la mire y ella asintió y quite mi mano
-Oh por dios! Mi pierna! Mira mi pierna! -dijo-
Busque en mi mochila vendas y vendé su pie. Ella se recostó y se durmio.
Nunca pensé que la volveria a ver, ella es linda no es que me guste pero es demasiado linda. A cambiado demasiado, ya no es mas la chica ruda y fria de hace dos años. Ahora era... cálida? No, no lo creo. Aún no ella... no lo se. Es distinta, es graciosa. No lo se.
**
Estoy recostado en un sillón que habia por aqui, ya que no queria incomodar a la chica del bosque, aun no se su nombre.
-Buen día. -sonreí.- Hoy iremos donde yo vivo y te ayudaran.
-No... no quiero tu ayuda.
-La necesitas, además te debo una por haberme salvado... dos veces.
-Esta bien. ¿Oye, como te llamas?
-Carl, ¿Tú?
-_________.
Cuando salimos me percaté de que no haya nadie ni nada, y salimos caminando, ella caminaba con dificultad, cuando llegamos entramos y ella ya no me seguia entonces la cargue nuevamente como casados y la llevé a la enfermeria.
La recoste en una camilla y luego Tara, Eugene y Margareth se acercaron y comenzaron a traer bolsas de sangre y demas cosas. Y ella fue cerrando los ojos.
-Carl no puedes quedarte aqui! -me dijo Tara-
-¿Que? ¿Por qué?
-Necesitamos espacio!
-mire a mi alrededor.- Tienen demasiado espacio! -levanta una ceja- Bien me iré.
-Ve a ver como están las cosas afuera.
Sali afuera y ya no estaban las personas que mataban a los nuestros, antes de irme pregunte a muchas personas si habian visto a mi padre pero ninguno sabia.
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hunter.
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Destino Soñado - Carl Grimes
RomanceSueños que parecen verdaderos pero despertamos y la magia desaparece