La bella y la bestia

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Actividad: Cuento de hadas

— Hermano — sollozó Gin antes de ver a su hermano intentando abrir la cerradura del carruaje que seguía en movimiento,— Tranquila todo va a estar bien — Ryunosuke no sabía que iba a hacer solo que debía soltarla, “Desgraciado” fue todo lo que pensó.

« Su padre había llegado de un viaje en donde simplemente le dijo a su hija que guardara sus cosas, la pobre muchacha que solo salió a su encuentro, no comprendía que sucedía,— Papá ¿Para qué quieres que empaque? — cuestionó un tanto confundida,— Hice un trato — explicó antes de tomarla del brazo,— Así que recoge tus cosas que está ya no es tu casa — dijo antes de tomarla del brazo antes de subirla al carruaje a la fuerza,— Papá... ¡¿Qué haces?! ¡Padre sueltame! — pidió pero fue ignorada,— ¡Padre! — grito antes de que le cerraran la puerta del carruaje para que luego su padre le ordenará al cochero que regresará por dónde vino y que nunca se detuviera de ahí en más el hombre entro a su casa como si no acabara de deshacerse de su hija, al cabo de un rato su hijo llegó a la casa,— ¿Trajiste algo de dinero? — cuestionó el hombre a lo que el muchacho solo dejo una bolsa con dinero,— Fue todo lo que pude robar... ¿Dónde está Gin? — pregunto al ver qué su hermana no estaba pero si había pan, vino y fruta, nunca comían esas cosas,— Padre ¿Dónde está mi hermana? —.
— La cambie — fue su respuesta, esperaba que eso fuera suficiente, no sabía o posiblemente no pensaba que Akutagawa le importaría tanto su hermana, en un momento se encontraba en el suelo con una navaja en el cuello,— ¿¡Qué hiciste viejo!? — cuestionó casi listo para cortarle la garganta,— ¡Una bestia!... Le robe unas cosas... Uno de sus sirvientes dijo que si le traía a quien me recibiera entonces... Me dejaría en paz... — contesto aterrado, su hijo siempre había sido callado, nunca se quejó aún cuando lo azotaba diariamente, nunca dijo nada pero ahora parecía que iba a matarlo si no le decía donde estaba Gin,— ¡¿A Dónde Llevaron A Mi Hermana?! — pregunto molesto,— ¡Te daré el mapa! —.»

Eso los llevaba a la situación actual, logro sacar a Gin del carruaje para lanzarla al camino de nieve,— ¡Hermano! — grito esperando a qué su hermano la siguiera pero este entro al carruaje,— Perdón pero si esa cosa te busca, no podrás huir pero yo sí... — susurro triste, toda la vida siempre quiso dejar de ser un ladrón, quería tener una vida normal con su hermana pero ahora sería el esclavo de una bestia.

***

Al llegar a ese lugar, el cochero lo dejo en la puerta que se abrió apenas tocó el suelo, entro al lugar con gran calma, miraba hacía todos lados en busca de algún enemigo mientras en la torre algo lo veía,— Dazai-san ¡¿Pero que hizo?! — reclamo el muchacho a su sirviente que como el era un monstruo,— Solo te conseguí una cita, no es para tanto — se excuso mientras el administrador le dio un golpe en la cabeza,— ¿¡Pero secuestrar gente!? — se quejó viendo que traer a alguien contra su voluntad no ayudará para nada,— Solo créanme tengo un buen presentimiento, ¿No crees que salga bien joven Atsushi? ¿Qué no te parece guapo? — intento animar a su amo que se asomo por la ventana para luego esconderse nuevamente,— Si es guapo... — susurro algo contento antes de ver sus manos, tenía garras grandes, su cuerpo estaba cubierto de pelo, tenía colmillos largos,— Soy un monstruo... — tan rápido como se emocionó sintió desprecio por si mismo, era asqueroso no había forma de que el no pudiera verlo como algo más que un monstruo.

Sabían que cuando su amo se ponía en ese estado era imposible sacarlo, lo mejor era recibir al invitado que ya había entrado a la casa, el carruaje se había ido ahora estaba solo en medio de la nada,— Espero que Gin este bien — susurro mientras caminaba de forma cautelosa, sabía que había una bestia pero el lugar que parecía algo abandonado, de la nada las velas se encendieron,— ¿Eh? — no comprendía lo que pasaba hasta que bajando las escaleras llegó alguien o más bien algo,— Mi nombre es Kunikida Doppo y soy el administrador del palacio, si algo sucede no dude en llamarme — explicó antes de pasar frente a un espejo pero no tenía reflejo, era más que obvio que no era humano, Akutagawa no pensó dos veces en sacar su fiel navaja,— Yo no haría eso si fuera tu — amenazó el hombre rubio, no le sería complicado desarmar a un humano, pero el muchacho no quería, ni pensaba hacerle caso aunque sabía que estaba en desventaja,— Vas a asustarlo Kunikida-kun — grito una voz de un hombre de cabello café y vendas cubriendo todo su cuerpos, que bajo las escaleras deslizándose rápidamente por el barandal,— Mi nombre es Dazai Osamu, soy el mayordomo, como verás el es Kunikida, es un vampiro, yo soy una momia, no te asustes no comemos personas, nadie lo hace — explicó antes de tomar del brazo a Ryunosuke, al mismo tiempo que le quitaba la navaja,— Le mostraré su habitación para que se arregle y se prepare para la cena, de ahora en adelante usted es nuestra prioridad — Ryunosuke apenas si pudo decir una objeción ya que el mayordomo no se callaba para nada además que le habían quitando su único método de defensa.

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