Regalo

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Actividad: Hermano/ Regalo

No sé si esto es Sad o es feliz.

Era su primer sueldo como asesina de la mafia, nunca había visto tantos ceros juntos en un cheque, era su dinero, lo había ganado, se sentía genial,— Los muchachos también estarían impresionados — se dijo antes de pensar en sus compañeros de la calle, habían muerto hacía tiempo pero no quería, ni podía olvidarlos aún cuando su hermano y ella fueran los raros del grupo siempre fueron amables, traían comida para todos, a veces llevaban sábanas y hasta ropa, eran buenos niños que se habían forzado a vivir de cierta forma por no tener un padre, una madre o alguien que se encargará de velar por su integridad a nadie les importaba lo que les pasaba a solo unos niños de la calle como lo eran ellos.

Sacudió la cabeza ante esos pensamientos, su vida había cambiado, tenía un trabajo ahora, que si bien era de asesina de la mafia no le importaba mucho solo con que llevará algo de comer a la casa.... Casa. Era cierto ya tenía un hogar, era con su hermano que si bien no era la persona más expresiva del mundo era dulce a su manera, siempre se preocupaba por ella, bueno solo se tenían el uno al otro,— Tal vez deba comprarle algo — expreso antes de ir a cambiar su cheque para tener dinero e ir a una tienda de dulces que conocía por su jefe que aseguraba que solo ellos podrían satisfacer el exigente paladar de Elise, lo cual era bueno, su hermano siempre le gustaron los dulces por lo que comprarle chocolates no sería mala idea, siempre le gustaron, una vez se desmayo solo por comer eso durante varios días, no pudo no reír por aquel incidente aunque si su hermano la viera diría que no le encontraba gracia alguna pero al final terminaría por reírse.
La tienda entera estaba decorado para Halloween, había caramelos, pasteles, bastones de dulce, había cosas amargas, agrias, dulces, empalagosas, cremosas, duras... Había más dulces de los que la joven asesina había visto alguna vez en su vida,— Esto es un poco... Excesivo... — ella solo quería una barra de chocolate normal, no entrar a un lugar que apestaba a azúcar,— Tal vez deba buscar algo más sencillo... — susurro lista para irse hasta que escucho el llanto de una pequeña,— Tranquila, encontraremos tu muñeca... Solo no llores — le pedía su madre mientras Gin pensaba en eso.

« Estaban caminando por la calle como cualquier día pero se detuvo en una tienda, estaba cerca navidad, vendían muñecas de todo tipo, eran hermosas, había una de cabellos rubios largos y un vestido rosa con grandes listones,— Es hermosa... — susurro para si misma, su hermano se acercó listo para llevársela pero el dueño de la tienda salió antes para lanzarle agua a la menor,— ¡LÁRGATE SUCIA RATA! — grito el dueño,— Perdón... — se disculpo pero desde entonces era muy tímida por lo que su voz era muy baja,— ¡LARGO! ¡ASUSTAS A MIS CLIENTES! — el hombre estaba tan molestó que iba a golpearla con la escoba pero está se partió a la mitad por la habilidad de Ryunosuke que la ayudo a levantarse,— ¿Estás bien? — pregunto a lo que ella solo asintió antes de salir corriendo con su hermano mientras el dueño los insultaba diciendo que si los volvía a ver llamaría a la policía.

Esa noche cuando llegaron con los demás, Gin estaba triste, su hermano se había ido casi enseguida de dejarla, alegando que tenía otros pendientes, eso fue bueno ya que pudo sentirse cómoda de llorar, solo quería ver la muñeca un poco más, soñar con que una mamá o un papá llegaría y le diría se la regalarían para navidad, su hermano se esforzaba al máximo para hacerlo lo mejor posible pero no era lo mismo, no podía cambiar el hecho de que eran niños de la calle a los cuales nadie quería ver, si pudiera dar lo que fuera para tener una muñeca lo haría.

***

Las horas pasaron, era ya muy tarde y Ryunosuke no había llegado, no podía salir a buscarlo porque terminaría muerta, esas horas eran peligrosas,— Hermano — en ese momento tuvo miedo de que su muñeca llegara pero su hermano no lo hiciera,— Gin... — escucho a su hermano llamarla, al levantar la mirada se lo encontro sujetandose el costado, tenia un ojo morado y otros golpes pero lo que más llamaba la atención era una muñeca que llevaba en su mano colgando, le faltaba un ojo y una pierna, el vestido era color verde pero estaba sucio, sus cabellos estaban enredados, era posiblemente la muñeca más fea en todo Yokohama,— No es la de la tienda pero fue lo mejor que encontré — explicó antes de darle el juguete,— Algún día te conseguiré una buena muñeca — explicó antes de sentarse en el suelo.

***

— ¿Qué piensas comprar con tu primer sueldo? — soltó la pregunta cuando su hermano le llamo para decirle que le había dado su primer pago por trabajar en la mafia,— Ya lo estoy comprando, llegaré en unos minutos — después de eso colgó sin dar muchos detalles para cuando llegó a la casa solo traía una caja color rosa,— Ten es para ti — después de eso se la dio antes de ir a su cuarto tenía mucho sueño.»

Su hermano siempre había sido bueno con ella, si bien tenía hambre no quitaba que cuando llegó a la mafia no se estaba muriendo por desnutrición a diferencia de Ryunosuke, siempre la había cuidado y protegido de todo, no podía simplemente no comprarle algo porque era muy complicado era una tontería.

— ¿Oye necesitas ayuda? — llamo una voz asustando a Gin, no sabía quién era la persona que quería hablar con ella,— Perdón, te asusté. Mi nombre es Naomi, te vi viendo el suelo desde hacía rato y quería saber si estabas bien — la muchacha parecía muy amable además de que parecía tener su edad, — Estoy buscando unos chocolates para mí hermano... Hoy me pagaron por mi primer trabajo y quería darle algo especial — intento explicar sin dar muchos detalles,— Yo también quería darle algo a mi hermano, ¿Podemos ayudarnos? —.
“ Es una persona muy animada” fue todo lo que pensó antes de aceptar su ayuda.

Iban de estante en estante en busca de algo que fuera rico, Naomi termino por llaverse una caja llena de galletas del terror, eran como las galletas de la fortuna pero en su interior tenían historias y frases cortas de terror, Gin por otro lado se compró una caja de chocolates de diferentes sabores pero todos tenían forma de fantasmas,— Adiós Naomi-chan — se despidió a lo que la joven sonrió,— Adiós Gin-chan — después de eso ambas se fueron por su lado,— Era muy dulce pero como hablaba no creo que los dulces fueran para su hermano deben ser para su novio, seguro que solo lo dijo para hacerme sentir mejor — se dijo con completa tranquila intentando no pensar en todos los comentarios de doble sentido que hacía la muchacha que acaba de conocer, era amable eso sí.

***

— Hermano ya llegué, te traje algo... — llamo mientras buscaba por toda la casa,— ¿Seguirá entrenando? — se cuestionó antes de escuchar un quejido proveniente de la habitación de Ryunosuke,— ¿Hermano? — llamo pero luego escucho una caída,— ¡Hermano! — luego de eso entro a la fuerza a la habitación para encontrar a su hermano intentando curar sus heridas el solo, tenía muchos golpes, moretones, cortadas y parecía que estaba escupiendo sangre,— ¿¡Estás bien!? ¡Necesitas que te vea un doctor! ¡¿Qué te paso?! — cuestionó aterrada antes de intentar ayudar a su hermano a levantarse pero este se molestó,— Puedo hacerlo solo — reclamo irritado,— No es momento de ponernos sencibles. Dejas que te ayude o ahora mismo iré a reclamarle a Dazai-san, ¡¿Ya viste como te dejo?! No eres su saco de box — regaño la menor intentando ayudarlo, el mayor de los hermanos Akutagawa solo acepto por eso,— Conseguiré más vendas, gasas y algo para aliviar el dolor — susurro mientras su hermano pensaba que se sentía ridículo por ser cuidado por Gin que tampoco estaba muy contenta, le agradaba Dazai-san por haberlos sacados de la calle, les dio una casa, impidió que su hermano hiciera un imprudencia, ahora tenían trabajo y de que comer pero cuándo veía a su hermano llegar de esa forma no podía no evitar enojarse, sabía que en la mafia nada sería sencillo, ella también de lastimaba en sus entrenamientos pero las heridas de su hermano rozaban en lo sádico, parecía que Osamu disfrutaba torturar a su hermano y ella no podía decir nada, si mencionaba cualquier cosa terminaba en una pelea porque su hermano no parecía ver qué ese entrenamiento o más bien toda la relación con Dazai Osamu lo terminaría por matar y aún que le agradará mucho el maestro de su hermano, amaba más a Ryunosuke, temía que algo malo le pasará con esos entrenamientos o hasta con sus trabajos los cuales eran cada vez más riesgosos y mortales que el anterior pero no era capaz de decir nada, no podía, sentía que si lo hacía podría alejarlo hasta el punto en ya solo la opinión de Dazai importaría por ahora su hermano se preocupaba por regresar vivo de todas las misiones, si pasaba lo que ella temía ni siquiera tendría ese consuelo.

— Hermano, te traje chocolates, los compré con mi primer salario, espero que te gusten — expreso a lo que Ryunosuke se acomodó en la cama para abrir la caja,— No tenías que preocuparte por cosas como estás... —.
— Es lo que yo siempre te digo y lo ignoras, ahora come — ordenó con una sonrisa antes de ver a Ryunosuke comer el primer chocolate,— Son ricos — fue todo lo que dijo mientras seguía siendo tratado por su hermana, “ Mientras regrese vivo de todas las misiones no abra problema” se dijo a si misma.

BungoTober21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora