Chapter 5.

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        ¿Qué acababa de pasar la noche anterior? Ella no tiene certeza de eso, pero sabe que le ha gustado y a la vez sabe que se ha vuelto a lastimar por si sola.

Ella sabía más que a la perfección las consecuencias de sus actos esa noche, sabía lo que pasaría a la mañana siguiente, sabía todo pero no le dio importancia. Ella sólo se dejó llevar por su interés en él, por su maldito deseo, — no deseo, pero curiosidad.

Tan tonta pudo haber sido años atrás, años en los cuales no le hubiera importado tanto después de todo lo que sufrió, pero ahora? A estas alturas de la vida si le importan las opiniones y consecuencias que la vida le depara.

Eran las seis de la mañana cuando salió de la habitación de su jefe. Si fuera por ella, oh, si fuera por ella misma renunciaría al trabajo para no verle más la cara a su jefe y tener que recordar todo lo que hicieron esa noche. Pero no todo es posible, cómo una mierda de siempre.

Agradeció que no había nadie en la casa a esas horas, aún, pero sintió pena, vergüenza y penosa de si misma al hacer eso, al ella haber empezado todo. Al haber insinuado a hacerlo en primer lugar.

Pero como ella dijo en la noche: Un pequeño polvo no le afecta a nadie, no?

¿Qué tal si afecta a uno de los dos? Y más probable a ella?

Lo duda, siempre lo ha hecho, pero qué pasaría si por está simple vez no lo duda? Pasaría lo peor de lo peor? Seguirá con su trabajo después de lo de anoche? Su jefe olvidará todo en un par de horas?

Quiere pensar que lo que pasará sería,: su jefe despierta, no la encuentra en su cama pero piensa que sólo fue un sueño,— uno muy explicito —, pero sabe que no fue real y todo seguirá normal, profesional, entre los dos.

Suspiro, rendida, agotada de toda la mierda que ha hecho en sólo una noche, y quién sabe si ahora en día también.

Saber todo es un asco. Y mucho más cuando no todas las piezas están en orden.

Entro en su habitación y simplemente se tiró a su cama, tal vez al dormir se le quite todo. Y sólo tal vez, tal vez, no pase nada extraño hoy.


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Tomar una ducha, salir, cambiarse y hacer todo lo personal, no escuchar ningún ruido en toda la casa. Eso, eso no es un día normal, es un día en el que sabe algo malo va pasar.

Por hoy, domingo, no se puso su traje de trabajar, desde siempre su jefe le ha dicho que los domingos son para descansar y no trabajar. Lo cual a ella le gusta, pero igual le parece irritante.

Se vistió con un par de jeans-vaqueros, una blusa blanca y dejándose el pelo suelto. Tampoco es como que va a salir de su habitación.

Y nada más espera que a su jefe no se le ocurra la idea de que quiere verse con ella, sería algo raro.

Nathalie Sancoeur no se enamora, no, ella no hace esas mierdas de enamorarse, vivir felices hasta que la muerte les separe. Pero que pasaría si por una vez creyera en eso? Podría creer en eso por un par de meses?

No.

Ella no es así, no debe ser así. Los hombres nada más quieren con ella por su cuerpo, para conquistarla y derribar esa mirada gélida que tiene, derribar sus paredes. Ella no quiere eso, no está lista aún para enfrentar eso.

"Sabes, no te diré de que estoy aquí para escuchar porque es la respuesta de todo mundo,"

La mirada que esa noche le dedico, a ella, sólo a ella, no la va superar, pero debe hacerlo.

"Pero, sabes que también puedes contar conmigo para desahogarte, no es por interés esto, Nath, pero porque me preocupas también,"

Esas palabras, esas palaras que su jefe ayer le dijo, esas mismas palabras que había escuchado una vez y de la persona que siempre amo y ama; su madre. Cómo es posible que esas palabras, las mismas malditas palabras, las dijera él?

De todas las personas en el mundo, tuvo que ser el, no?

Una mierda es lo que pasa por su cabeza al recordar todo.

Se seco su cabello para así tirarse en la cama en su estomago.

Un día así vale oro, uno en el que cual nadie la va molestar,— o eso espera que pase.

Pero como siempre cada que pasan estos días que dice que valen oro, pasan cosas por su cabeza, pasan memorias, feas, malas, dolorosas.

Gruño. Se acomodo en la cama para así quedar acostada en su espalda, manos juntas en su abdomen, su mirada en el techo, perdida una vez más.

"No, no, no, no. Hazme caso o quieres acabar como tu madre?"

"N-no."

"Bien, entonces obedece y haz lo que te dije o acabarás como tu madre."

Hizo lo que su padre le dijo. No quería hacerlo, claro que no quería hacerle eso, es asqueroso, pero tampoco quería ir con más golpe a la escuela, con sus quemaduras, con los moretones. No, tampoco quería eso.

"Oh," Gimió su padre al sentir las manos de su hija ahí, en su punto.

Esto no es para nada la vida que ella quería, no, no es la vida que una niña debe tener. Lágrimas empezaron a salir al estar enfrente de su padre y trabajar en su sexo masculino.

Lágrimas también empezaron a salir de ella, recordar estas cosas es una tortura para ella.

Llorando una vez más, se quedó dormida. Esto no es la vida que ella siempre deseo, tiene defectos, traumas y de todo lo que uno se puede imaginar pero más importante; es su vida, la tiene que apreciar de una manera u otra o acabar con ella.

Lo cual la última opción no parece estar tan lejos de ser la mejor de las otras dos.

Boundaries.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora