Ilussion [01x07]

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Los gemidos de Esmeralda se oían al otro lado de la habitación. No debería importarme lo que Gy hiciese, pero aquella chica me daba mala espina.

Me mordía las uñas con impaciencia, esperando a que pasase algo, lo que fuera. Y, efectivamente, sucedió. Toques impacientes traquetearon la puerta.
Abrí y, allí se encontraba Gy, como si nada hubiese pasado con su amiguita. Pasó, con una sonrisa pícara e insinuándose.

Cerré la puerta tras él y exclamé.

— No vengas a intentar algo que acabas de hacer con esa perra —. Me eché hacia atrás cuando intentó cojerme de la cintura.

— Vamos —. Se volvió a acercar, como si nada de lo dicho hubiese servido para nada.— Sé que me deseas desde la primera vez que me viste.

Negué con la cabeza. ¿Y aquel interés repentino por mí? Aquello no encajaba. Y, en efecto, encontré la prueba.

Esmeralda Montgomery seguía marcando su estancia en la habitación de Gy con seguidos chillidos.

— Tú no eres Gy —. Sonreí, triunfante.

— Tienes razón —. Afirmó. Y, entonces, el falso Gy se transformó en una figura de aspecto temible, era el mismísimo diablo.— Soy algo mucho peor.

Esta última frase la soltó con voz de ultratumba, que me erizó el bello de todo el cuerpo.

***

Milenia Krutènko se hacía notar en la estancia, en busca de su hija.
Seguía en el recibidor, moviendo la pierna izquierda una y otra vez, haciendo que el zapato de tacón golpease una y otra vez contra el suelo, en signo de nerviosismo.

— ¡¿Jena?! —. Exclamaba la mujer, impaciente.

Un ruido hizo que el zapato de la mujer parase, llamando su atención. El ruido provenía de una sala al fondo del pasillo. La mujer se dirigió hacia el lugar con paso acelerado.

Abrió la puerta, que crujía y se adentró en la sala. Resultaba tener unas escaleras que la llevaban aún más abajo. Un sótano.
¿Estarían allí su hija y sus amigos? Pronto lo descubriría.

Bajó las escaleras, con cuidado ya que no había luz alguna que la iluminase el camino, ya que la puerta se cerró tras pasar. Al llegar al final, sacó de su bolsillo su móvil, un iPhone, de último modelo y puso la linterna.

El espacio no era muy grande, pero había una puerta contigua a la sala que investigar.
La mujer se dirigió hacia la puerta, y antes de girar el pomo, escuchó. Unos gemidos se lograban oír tras las paredes.

¡¿Su hija estaba haciendo aquello en un lugar abandonado?!

— Se va a enterar —. Musitó la mujer y, acto seguido, abrió la puerta, pasando al otro lado.
El móvil se le cayó al suelo tras ver la escena, terrorífica.

Jena se encontraba tirada en el suelo, rodeada de un charco de sangre abundante, con parte de los intestinos escapándose de su sitio, mientras que su cara reflejaba repleto horror, con más líquido saliendo por su boca y los ojos abiertos como platos.

— Sal de aquí —. Musitó la joven aún con vida, pero con una voz carraspeada, muerta.

La mujer giró sobre sus talones y una mujer de cabello rubio se encontraba frente a frente, respirando el mismo aliento con la boca manchada de la sangre que suponía que era de su hija Jena, con una sonrisa de alegría.

Sabía que no podría salvar a su hija en aquel estado, pero debía salir de allí, contar lo que allí sucedía.

— Parece que tenemos otro trofeo. Últimamente vienen solos —. La voz de un joven salió de entre las sombras, acompañado acto seguido por la figura de un hombre esbelto y repeinado.

Tanto la rubia como él se miraron, satisfechos.

***

Ya era de noche, y Masuko y Caroline seguían manteniendo una conversación constante y al parecer entretenida.

Hablaban sobre chicos, como la mayoría de adolescentes, sobre como mantenerse en forma, un consejo más bien para Caroline, o sobre cómo salir de allí. Hasta que la voz de Fiona al otro lado de la puerta las descolocó.

— Chicas, abrid —. Dijo Fiona. Se la notaba cansada.

Ambas chicas se miraron, preguntándose qué hacer. Fiona volvió a llamar.
Masuko se levantó y abrió la puerta, dejando entrar a Fiona, quién tenía mal aspecto.

Las bolsas de los ojos eran abundantes, su cara estaba pálida y su figura demacrada. No era la misma mujer bella y espectacular que, a pesar de su edad dejaba un aroma de juventud allá donde iba.

Caroline la miraba con odio desde su cama, mientras que Fiona se mantenía de pie, mirando a la nada.

— Sé que Masuko lo vio todo —. Fiona tragó saliva y continuó. — Pero no fue como pensáis. Ella me quería matar, por alguna razón que aún desconozco y fue en defensa propia. Después, pronunció unas palabras que no me dejan dormir, unas palabras que trajeron al Diablo con nosotros. Por eso estoy así.

Las palabras de Fiona resultaron creíbles para Masuko, mientras que Caroline seguía en sus trece.

— No te creo. Eres una maldita zorra que mató a una señora indefensa qué, seguramente no te quiso pintar la uña del pie —. Caroline se levantó, desafiante.

— ¡Tú no tienes ni idea! —. Exclamó Fiona.— Ella trajo al Diablo, ¡él está aquí! y quizá cuando te quieras dar cuenta, ya sea demasiado tarde.

Y las luces del centro Dollhouse se fundieron al instante.

***

Gy tocó la puerta de Zoe. No la había visto en todo el día y quería ver como se encontraba.

La chica, con varias velas esparcidas por la habitación debido al apagón abrió la puerta.

— Vaya, es raro verte por aquí después de lo que hiciste con Esmeralda esta tarde —. Dijo Zoe con sorna, cambiando el peso de una puerta a otra.

— Vamos, Zoe, no me digas que estás cabreada por eso. No tengo nada contigo, me puedo acostar con quien quiera —. Gy se apoyó sobre el marco de la puerta.

Zoe se quitó de en medio y dejó a Gy pasar a la habitación. Tras él, cerró la puerta.
La habitación con el toque de las velas le daba un toque siniestro, pero a la vez sensual.

— Quizá eso es lo que tú pensabas. Me gustas, Gy —. Susurró Zoe, acercándose a Gy y quitándole poco a poco cada botón de la camisa, hasta que esta cayó al suelo.

— Zoe no se insinuaría así, tan de repente. Tú no eres Zoe —. Susurró el chico, agarrando su camiseta del suelo.

De repente, la figura de Zoe cambió a la del mismísimo Diablo, y su voz cambió a una voz carraspeante, terrorífica.

— Vaya, los dos sois de lo más listo. Me encanta —. La voz hizo que Gy intentase salir corriendo de la habitación, sin resultado.

El joven acabó tirado en el suelo, y, acto seguido, el temible rey del infierno sacó a la verdadera Zoe que se hallaba inconsciente en uno de los armarios de la habitación.

— Veremos que se me ocurre con vosotros dos.

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¡HOOOOOOOLA! Tenía que haber subido ayer, pero tenía comida familiar y bah, un día más un día menos da igual xd.

Aquí tenéis el capítulo 7. Creo que a partir de aquí si empieza a tener contenido explícito para mayores de 18, ajajajajajajno.

Espero que votéis (a lo que nunca me hacéis caso, jajaajajaj) comentéis y sigáis leyendo como hasta ahora.

También podríais pasaros por mis otras novelas, que también están muy bien y eso... xd.

¡HASTA LA PRÓXIMA!

American Horror Story: High School.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora