Sangre y barro I

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El sol se había vuelto a poner en las trincheras, como todos los días, los cañones de la artillería volvieron a detenerse, nada más que los comandantes y los que tenían puestos de ametralladoras, seguían en la faena del día a día.

—Espero mañana podamos ser capaces de avanzar hasta los vagones de suministros rusos —dijo un chico de pelo rubio y alta estatura —.Eso si queremos adentrarnos en las llanuras polacas lo antes posible.

—¿Estas delirando, Jacob? —cuestionó con una sonrisa vacía un pequeño pelirrojo —.Ya tenemos cinco meses estancados en estas malditas trincheras, no hemos avanzado ni doscientos metros en todo este tiempo y este es unos de los frentes donde nuestro ejército corre con superioridad numérica, lo cual como ya sabrás no es muy común cuando te enfrentas a los rusos —Siguió con gran exasperación el chico.

—No debemos ser tan negativos, Hans, tú también has escuchado las últimas nuevas sobre una revolución dentro de la mismísima capital cosaca —dijo Jacob, en busca de levantar la moral a su amigo.

—De aquí a cuando los malditos bolcheviques derriben al Tzar, los rusos habrán tomado Viena —contrarrestó el pelirrojo chico.

—Ustedes dos, en vez de estar haciendo cuentos, vayan a sus puestos y esperen por las noticias que su teniente les entregará en los próximos minutos —avisó con autoridad uno de los oficiales de campo que se encontraba en el lugar.

Toda la línea de trinchera se encontraba en alto revuelo, no era común que hubiese cambio de planes o nuevas informaciones en las inamovibles trincheras, aún más en horas nocturnas.

—Esperemos que sea lo que sea valga la pena y sirva para cambiar esta maldita situación —Seguía diciendo Hans, solo que esta vez ya en su puesto.

—Mejor cállase, cabo Müller, si está muy incomodo con la situación que se vive en las trincheras, espero que tenga una revolucionaria estrategia para cambiar las tornas —decía en tono burlesco el capitán de pelotón Hedwig.

—Tiene un plan —dijo Jacob mientras ponía su mano sobre el hombro de su amigo —. De hecho, tiene un gran plan de batalla —siguió el ojiazul joven.

—Y de qué diablos sirve tener un plan o estrategia si todo el maldito alto mando está compuesto de viejos inútiles que más que por méritos y honores está gobernado por el azul de su sangre —dijo en tono de molestia el chico pelirrojo.

—Pensaba que en temas de política el bueno era Jacob, no tú, Hans —dijo una gruesa voz viniendo de un hombre cuyo uniforme estaba cargado de medallas.

—Discúlpenos por las divagaciones  oficial Mannerheim, la vida en las trincheras no nos deja más alternativas que pensar en tonterías —decía en marcado tono de disculpa y con la cabeza agachada Jacob.

—Descuide soldado, qué nos quedaría de nuestra humanidad si ni siquiera pudiéramos criticar a nuestros gobernantes —.Dijo soltando una carcajada el viejo hombre —pero ya fuera de eso, la información que vengo a traer es importante, muchachos —siguió el oficial Mannerheim, mientras se iban acercando los demás soldados del pelotón —.Al parecer los malditos rusos están construyendo una nueva arma, que según el alto mando, les permitirá dar un giro de ciento ochenta grados al conflicto.

—Eso suena como un gran instrumento propagandístico para calmar la amenaza bolchevique dentro de sus fronteras —interrumpe Jacob.

—O hasta para subirle la moral a esos perros que llaman soldados —siguió Hans, apoyándose en el comentario de su viejo amigo.

—Podría ser cierto, mocosos, sin embargo, como deben entender, el alto mando no quiere correr ningún tipo de riesgo en la guerra más importante de la historia —contrarrestó el oficial.

« Ahora es que esos malnacidos quieren evitar riesgos, luego que entramos en guerra con medio planeta. »

—Entonces cual es el plan, oficial, digo, si el ejército ruso está creando nuevas armas dudo que sea cerca del frente de batalla, nosotros apenas estamos a unos kilómetros más allá de Varsovia, es decir que no hemos adentrado propiamente en territorio ruso. —dijo el capitán Hedwig.

—Y según cómo van las cosas esta situación no tiene vistas de cambiar, al menos por lo pronto —siguió Hans manteniendo el ambiente pesimista.

—Excelente pregunta, lo que el alto mando pidió fue que seleccionaramos la élite de cada división para luego enviarlos a Berlín para luego allí tengan su posterior preparación e infiltración en el territorio enemigo —dijo con una marcada sonrisa el viejo oficial.

Todos en el derredor del capitán estaban extasiados, se escuchaba gran murmullo en cada parte de las trincheras, los hombres estaban más felices por volver a Berlín, que por la preparación en sí, cualquier cosa que los pueda sacar de las malditas trincheras era suficiente para subir la moral de cualquier alma desvalida allí presente.

—Verdaderamente es algo cuanto menos interesante, pero sacar la élite, es decir, los mejores y más experimentados hombres del frente, para luego llevarlos en un arriesgado plan a territorio enemigo suena algo... Arriesgado diría yo —.Dijo Jacob con un tono un tanto inseguro —.Digo, tal vez no sea el mejor táctico o estratega del ejército imperial, pero es algo fácil de intuir —siguío diciendo el joven de pelo dorado.

Diciendo el joven esto, los murmullos dentro de todo el pelotón se acrecentaron, muchos estaban de acuerdo con lo que decía, sin embargo el hecho de haber una mínima posibilidad de regresar a casa era más poderoso que la propia razón, para la mayoría de los hombres que allí se encontraban.

—¿Y que métricas se usarán para destacar que soldado es o no de élite? oficial Mannerheim —.cuestionó con gran interés Hans —.Digo, no es como que nuestros rangos determinen nuestra habilidad en territorio enemigo y en adición a eso, el equipo que se vaya a conformar ha de ser uno compuesto con hombres que se complementen entre sí, y como mencioné anteriormente, el ejército imperial a pesar de ser el más moderno y poderoso del mundo, no tiene.

Mientras Hans iba diciendo esto, todos los soldados de la compañía se quedaban observándolo, no era para menos, no eran las palabras de un simple cabo, Hans desde su juventud se dedicó al estudio y lectura sobre la guerra, le apasionan los conflictos bélicos. desde Maraton hasta Waterloo, Hans conocía todas las batallas, todo con la meta de cumplir su sueño de ser mariscal de campo del ejército imperial alemán.

—Impresionante como siempre, muchacho —.dijo mientras encendía su pipa, el viejo oficial Mannerheim —.Justo ese es el plan del alto mando, hay planes de crear un nuevo tipo de pelotón para funciones de asalto e infiltración, sera élite de la élite del ejército alemán, en cuanto a las métricas de selección a las que te referías, realmente no son las más estrictas, consisten en que cada oficial presente dos soldados con una función recomendada, así luego el cuartel general de cada grupo de ejércitos, evaluará los perfiles de dichos hombres y allí los mismos serán enviados a Berlín para su última selección y posterior entrenamiento —.decía el viejo oficial mientras soltaba una bocanada de humo.

—¿Y cuanto tiempo se le dió para que hiciera su selección? —.preguntó con gran interés el capitán Hedwig —.Digo, creo que hablo por la mayoría al decir qué tal decisión usted no la tomara al vapor ¿no, señor? —.concluía Hedwig mientras todos los soldados asentía y observaban al oficial.

—¿Mi elección? .—preguntaba mientras sonreía el viejo hombre .—Mi decisión estaba tomada desde que me informaron sobre el plan, capitán Hedwig .—decía el oficial Mannerheim cuando de repente fue interrumpido.

—¡A sus puestos!, ¡A sus puestos!, ¡Fuego de artillería ruso desde el noroeste!, ¡Todos, a preparar sus bayonetas y tomar posiciones defensivas!.

Toda guerra se basa en el engaño.
 

                            -Sun tzu.

El último teutón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora