LXXXI

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Mi Diosa dijo que juntos no es nuestro destino,
que cada uno siga su camino,
eso me convierte en un asesino
porque trato de matar los sentimientos
que un día quise entregarle hasta el fin de los tiempos.

Si ya no me quiere
que venga y me lo diga a la cara,
entre miles de mujeres
elegí a la que ahora indiferencia me dispara,
yo no quiero otras pieles

si sólo la de ella es la que me ampara.

Quise que sea eterno ese momento
en el que dibujaba tu rostro,
pero nadie consume al tiempo,
es él quien nos consume a nosotros.

Ya sé que te vas, Artemisa,
pero antes arráncame la camisa,
me das y me quites la sonrisa,
tus promesas se las lleva la brisa
y si te vas, de nuestro amor al menos déjame las cenizas.

A veces quiero, pero no deseo morir,
me faltan canciones por oír,
versos que me faltan escribir,
muchas veces he querido huir
pero sólo queda sobrevivir
hasta que el amor o la muerte vengan por mí.

Quisiera que me sobren motivos para sonreír,
por seguir con vida y por tenerte aquí,
contigo algo descubrí,
que con tu sonrisa cualquiera quisiera vivir
pero también entendí
que es inevitable caer,
porque cuando te perdí
todo comenzó a arder,
en la soledad me sumergí
por no demostrarte mi querer.

Todavía quiero coger de tu cintura
mientras tu saliva saboreo,
vi tu espléndida figura,
desde entonces la deseo,
que a los dos nos hagan sepultura
porque tuvimos un amor efímero similar al de Julieta y Romeo.

Su voz me desespera y me excita,
vi desnuda a Afrodita,
pensé en que su cuerpo mi saliva necesita,
el deseo de querer su cielo nadie me lo quita
y a pesar que mi amor de a poco se marchita,
ella en mis versos todas las noches resucita.

Ahora sólo le pido a la vida
que mi Sol pueda seguir brillando,
que no se olvide de este suicida
que se despreocupa por vivir improvisando,
sus besos serían mi salvavidas
en este mar de días que me están ahogando,
esa coincidencia del "cuídate" de despedida,
la oí sonreír en una llamada que yo estaba disfrutando,
ojalá ella pueda curar sus heridas
mientras que yo la seguiré esperando.

Instantes poéticos de un bohemio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora