Cuando George terminó la reunión con los maestros de la universidad, salió al pasillo principal junto a algunos más, dispuestos a retirarse del establecimiento una vez que el día había finalizado.Era fines de Julio y los días estaban soleados y brillantes. En eso, caminando absorto en sus pensamientos, oyó que alguien chistaba a sus espaldas desde una puerta.
Volteó confundido y encontró a Viola asomada desde dentro de un aula, con una sonrisa pícara. Hizo una seña con sus dedos y George volteó a ambos lados para ver si no había nadie cerca. Unos profesores aún charlaban en la sala de profesores, y otros ya estaban doblando en la esquina del pasillo.
George rió y caminó con cuidado hasta el aula, cerrando la puerta tras él.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - preguntó una vez que estubieron seguros.
- Nada, estaba aburrida y quise pasar a saludar. ¿Cómo estás? - preguntó como si nada mientras se paseaba por las mesas. Estaban en un aula de biología, dónde habían varios proyectos encima de la mesa que habían quedado ahí del grupo que había finalizado el año hace unas semanas.
- Bien... - la miró sonriente. - Qué sorpresa, no te esperaba por aquí.
- ¿Estás feliz de verme? - volteó a verlo sonriente, mientras tomaba una caja de cristal en su mano, en la que dentro contenía un cultivo.
- Si, estoy feliz de verte. - dejó su maletín en una mesa y se acercó a ella. - Pero eres muy arriesgada, Viola... Si llegan a vernos...
- Nadie nos va a ver, tranquilo. Además, ¿Qué tiene de malo? Solo soy una alumna que viene por una consulta. - alzó ambas cejas juguetona.
George mordió su labio inferior. Luego de aquel beso en su aula, no había ocurrido nada más entre ellos... Y conforme pasaban los días, cada vez más ansiaba por volver a probar sus labios. Aquél día supo que no podría aguantar mucho más.
- ¿Y qué quería consultarme, señorita Laurent? - preguntó siguiéndole el juego mientras se acercaba a ella cada vez más, y Viola retrocedía con una sonrisa pícara.
- Quería consultarle qué hará ésta noche, y que debería cancelar todos sus planes de hoy y mañana porque planeo robarme sus horas.
George soltó una risita y finalmente capturó sus caderas con sus manos, evitando que se vaya mucho más lejos. En un movimiento rápido la sentó sobre una mesa y miró sus labios.
Viola notó cómo su mirada se oscurecía, y ésta vez fue ella quien rompió la distancia que los separaba para unir sus labios una vez más en otro esperado beso.Éste beso era tierno, pero en segundos se volvió un poco más salvaje cuando la lengua de George separó sus labios ingresando en su boca por busca de más. Mientras el beso se profundizaba, las manos de Viola viajaban por el cuello y cabello de George. Tenía sus piernas a los costados de sus caderas, encerró las suyas para atraerlo más hacia su cuerpo haciendo que sus entrepiernas chocaran. Ante ésto, la rubia no evitó soltar un gemido casi inaudible entre el beso.
La oleada de deseo y placer que ambos sentían era demasiada, y había estado encerrada por tanto tiempo en el cuerpo de los dos, que una vez que pudo salir lo hizo con una ferocidad increíble. Se tocaban con deseo, con ganas de más. Y se separaban solo para tomar aire y seguir devorándose el uno al otro.
Al oír unos pasos en el pasillo, George se separó bruscamente de Viola, y ésta se incorporó arreglando su ropa. Una de las chicas de limpieza abrió la puerta del aula bruscamente, sin saber qué ellos estaban ahí.
- Oh, lo siento mucho profesor, no sabía que aún estaba aquí. - se disculpó apenada.
- No, no... Por favor. Nosotros ya acabamos.
- Lo siento, es que debo limpiar éste aula. Los alumnos de biología han terminado su proyecto y no limpiaron nada. - negó con la cabeza.
Viola tomó sus cosas rápidamente, mientras salía de ahí a toda velocidad. Acto que la chica miró extrañada.
- Ha desaprobado mi materia. - explicó el profesor intentando explicar aquella situación. - Lo siento nuevamente... Adiós.
- Adiós profesor, que tenga buen día.
George salió de ahí en busca de Viola por los pasillos, pero no la podía encontrar por ningún lado.
Supuso que se había ido, pero al llegar al estacionamiento la encontró ahí fumando un cigarro.
- Vaya, no sabía que fumabas. - comentó al estar más cerca. Le quitó el cigarro de los dedos y le dió una calada.
- Eso estuvo cerca. - rió divertida.
- Te has escapado como una ratita asustada. - se burló mientras echaba el humo a un costado, y le tendió el cigarro nuevamente para quitarle el seguro al auto.
- Bueno, no quiero que te echen de la universidad... Además, no es como si las alumnas no se hayan metido con un profesor antes.
Le guiñó un ojo y rodeó el auto para subirse al asiento de copiloto, luego de tirar el cigarro a medio terminar. George tenía una gran sonrisa en su rostro que no podía borrar. Todo aquello le estaba gustando demasiado, oh vaya que le estaba gustando demasiado.
Condujeron a su casa para tomar un café ya que aún faltaban unas horas para la cena.
Pero cuando las horas pasaron, George invito a Viola a cenar y la rubia no pudo oponerse. Mientras éste buscaba en la heladera qué cocinar, escuchó a la rubia desde las escaleras.
- Nunca me has enseñado el segundo piso de tu casa. - gritó.
George salió de la cocina, y en segundos la alcanzó en la escalera.
- Es cierto, ven... Te enseñaré el segundo piso.
Ambos subieron y George comenzó a mostrarle la habitación de invitados, la habitación de juegos, la biblioteca, una sala de música... Y finalmente su habitación. Éste era el cuarto más grande del segundo piso.
Viola no quiso ingresar para no ser muy entrometida, pero al dar un paso hacia atrás chocó su espalda con el cuerpo de George. Éste la tomó por los hombros con suavidad.
- ¿Te gustaría ver la vista desde mi ventana? - preguntó en su oído.
Viola asintió con la cabeza y rió nerviosa, George pasó a su lado y la dirigió a una gran ventana. Abrió la puerta y salieron a un bonito balcón, que daba a todo el jardín trasero de la propiedad. Era un lugar muy bonito, y le encantaba el hecho de que George había embellecido de aquella manera aquel lugar.
Un pensamiento bastante tonto cruzó por su mente. Se imaginó a ella misma, junto a George cosechando unos tomates de la huerta, o plantando unas bonitas flores. Simplemente arreglando el jardín como una bonita pareja. ¿Sería eso posible entre ellos dos? Ahora parecía algo tan lejano, tan inaccesible...
- A veces todo éste lugar es demasiado para mí. - Acotó el castaño mientras se apoyaba con los codos en el barandal, formado por blancas columnas en hilera de no más de un metro y medio de alto.
- No lo sé, siento que tienes todo muy organizado y... Personalizado. - volteó a verlo mientras apoyaba sus manos en el barandal. - Entonces no veo el por qué se debería sentir demasiado.
- Tienes razón. - le sonrió. - Pero estando solo en ésta casa, a veces puede ser demasiado grande.
Sus miradas se cruzaron una vez más. George perdido en los ojos café de la rubia, y ésta, perdida en los ojos de George. Él subió su mano hasta su mejilla y la acarició suavemente.
- Hay algo en tí, Viola... - habló nuevamente rompiendo el silencio. - Algo en tí que me atrae tanto...
Viola cerró sus ojos, sintiendo el tacto de su dedo en su mejilla. Quería quedarse ahí para siempre. Rápidamente lo abrazó escondiendo su rostro en su pecho, y George la atrajo más hacia si. Ahora quería quedarse en sus brazos, para siempre.
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I Want to Hold Your Hand | George Harrison
FanfictionLiverpool, Inglaterra alrededor de 1975 George Harrison es un profesor de historia de la literatura, ocasionalmente el profesor de Viola, una jóven peculiar, extrovertida y muy divertida. Ninguno de los dos se imaginó que iban coincidir en éste loc...