Catorce

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Jungkook

El regreso a casa había sido ligero. Sin embargo, Taehyung me había dejado esa intriga plasmada en el corazón. ¿Realmente me hacía bien alejarme de él y nuestros recuerdos?
Todo provocaba un eco en mi cabeza y los pensamientos solo me abrumaban, había algo que si deseaba. Y era dejar de pensar en él.

Sin embargo aun persistía la pregunta del porque lo seguía amando. Porqué aún me seguía preguntando por las noches si él estaba bien, si ya había cenado, si no había recaído en esa jodida depresión que lo orillaba a pensar que era feo, si lo trataban bien, si Yoongi le estaba dando un poco del amor que yo siento por él y que actualmente aunque deseaba, no podía borrar.
Si bien aún mi corazón se aceleraba cada vez que pensaba en él. Si bien aún mi lastimado corazón lo seguía amando y lo más profundo de mi ser seguía extrañandolo y pensando en él, ahora menos que nunca podía admitir que necesitaba un poco de su atención aunque en el fondo se que aquello era cierto. Más que necesitado, estaba sediento y ansioso de volver a vivir ese hermoso sueño que parecía nunca tener un final. Sin embargo tal parecia que mi nuevo compañero llevaba puesto el rostro de Taehyung y si bien su compañía me reconfortaba tarde o temprano despertaría de ese sueño y habría una enorme decepción en mi pecho al no ver a Jimin compartir nuestra almohada.


Si alguién más me escuchase, se que me ganaría un gran zape en la nuca y me lo merecería porque si bien Tae no es Jimin, seguro estoy de que podria ser mejor que él. Simplemente. Hay una frase que es cierta, y es que para el amor de nuestra vida nunca se hallara un reemplazo.

Mi corazón no dejaba de doler y en mis pensamientos no encontraba ningún tipo de confort. Sin embargo los papeleos y el sin fin de carpetas sobre el escritorio frente a mi, me hizo asentar nuevamente cabeza. Y no me quedaba más opción que continuar trabajando.

Habían nuevos próspectos de modelaje, entre ellos una preciosa chica, Myoi Mina, sus facciones eran finas y si bien he de admitir que antes de Jimin me consideraba cien porciento heterosexual, ahora observando a aquella chica confirme que no lo era. Mi heterosexualidad se escapó cuando le propuse a Jimin ser mi novio y se murió cuando el deseo de hacer mío a Taehyung despertó. Así que admitía que la chica era increíblemente preciosa, su sonrisa y sus bellos ojos deslumbraban a cualquiera que pudiese pasar frente a ella. Sin embargo a mí no me removia más que admiración.
Así que sin más aparte ese currículum y lo dejé abierto al lado de mi computador.

Decidí llamar a mi padre.

— Padre. ¿Estás en tu oficina?

— Claro,  Jungkook. ¿Que necesitas hijo?

— Estoy leyendo prospectos y hay una chica que llamó mi atención. Su visual es impresionante y tiene un aura coqueta.

— ¿Puedes venir a mi oficina en cuanto termines de revisar esos prospectos?

— Claro padre.

Y sin más cuelgo el teléfono. No dudo en recostar un poco mi cabeza en el soporte del asiento y suspiro lleno de cansancio. La rutina ya comenzaba a aburrirme y no sabía qué hacer para frenarla. Sin embargo lo único que ansiaba de este día era ver a Taehyung. Le había organizado una pequeña sorpresa. Quería hacer las cosas de la forma correcta más aún sabiendo que la persona responsable de esas formas era Tae, mi segundo ángel porque el primero siempre será mi Jimin. Quería que Tae se sintiera especial. Tanto como yo me sentí al lado de Jimin.

El sonido repentino del teléfono interrumpe mis pensamientos.

— ¿Si?

— Señor Jungkook tiene una visita.

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