Cómo enfrentar una crisis

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No sabía de dónde había sacado la agilidad suficiente para esquivar los piedrazos que le llegaron desde la muchedumbre de gente, pero Naruto había conseguido salir ileso de los ataques que acababa de recibir, cuando sus empleados se dieron cuenta de que él estaba ahí; ni siquiera les importaba que él trajera la mitad del cuerpo enyesada.

—Demonios... —Sai masculló, esas personas no planeaban quedarse en paz.

—Por favor, ya basta —el rubio intentó hablar en medio del escándalo, mientras los guardias de seguridad del edificio intentaban contener a los enfurecidos empleados—. Tranquilícense, todo esto tendrá una solución, por favor —insistió, alzando su mano sana para tratar de frenar un poco los gritos y reclamos.

—¡No queremos despidos! ¡No al presidente Naruto! ¡Esto es una injusticia! —exclamaban en grupo.

Naruto suspiró, así no podía hablar e hicieran lo que hicieran sus trabajadores, él tenía que seguir adelante con el plan.

—Esto no tiene caso —masculló, empezando a caminar para ingresar al edificio.

Enseguida, al verlo moverse, los huelguistas trataron de abalanzarse hacia él, pero los guardias se los impedían. Sai fue detrás del presidente, el cual ingresó por la enorme puerta de cristal y caminó hasta el elevador.

—¿Qué vas a hacer? ¿Quieres que llame a la policía? —cuestionó el pelinegro, a lo que Naruto negó con la cabeza, con mucho pesar.

—No —respondió—. Proseguiré con el recorte, ya tengo pensadas a las personas que serán despedidas.

Sai solamente asintió con la cabeza, haciendo una leve mueca de disgusto, tampoco le encantaba la idea de los despidos, pero era eso o irse directo a la quiebra, todo por el maldito de Kakuzu, ese traidor tenía que pagar por todo lo que había hecho.

—Vamos entonces —dijo finalmente, con desgano—. Pero eso no va a calmarlos, lo sabes, ¿no?

Naruto simplemente asintió con la cabeza; en momentos como esos, realmente le hacía falta un consejo de su madre, ella siempre sabía cómo afrontar las peores situaciones y resolverlas del mejor modo posible, ojalá él hubiese heredado esa magnífica cualidad, pero ahora todo le salía mal, todo, desde esa noche con Shion.

No otra vez —pensó, rodando los ojos—. Lo sucedido esa noche no tiene nada que ver, yo no estoy maldito, esas cosas no existen —se aseguró mentalmente, aunque muy en el fondo, estaba empezando a creer que se equivocaba.

*• - _ -•**• - _

Matsuri terminó de archivar unos documentos que su jefe le había pedido que organizara, ella siempre era muy eficiente, pero debía admitir que a veces le costaba un poco concentrarse en el trabajo, sobre todo, cuando pensaba en Gaara o lo veía pasar frente a ella; él siempre estaba ocupado, pero se daba el tiempo para dedicarle una sonrisa, cosa que apreciaba infinitamente.

—Oh, es algo tarde —dijo al ver la hora en la computadora de su escritorio. Tomó todos los documentos archivados, que eran dos o tres carpetas bien gruesas y los llevó hasta la oficina del presidente, tocando la puerta antes de pasar.

Cuando entró, descubrió a Gaara tipeando algo en la computadora, estaba muy concentrado en ello, pero apenas notó su presencia, sus ojos se posaron sobre la figura de la chica, haciéndola estremecer levemente.

—Permiso, Gaara —dijo, esbozando una suave sonrisa—. Aquí está lo que me pediste —añadió, acercándose hasta el escritorio para poner las carpetas encima del mismo—. Tengo que ir a ver al fotógrafo para concretar lo del adelanto y elegir el paquete que vamos a querer.

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⏰ Last updated: Oct 25, 2021 ⏰

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