Prólogo

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Su vida era perfecta.

Siempre había tenido todo lo que había querido, aun cuando desde muy joven sus padres habían fallecido y le dejaron a cargo de su padrino, él había podido sobrevivir de aquel terrible golpe. Heredó toda la cuantiosa fortuna de los Namikaze-Uzumaki, llegó a convertirse en un verdadero play-boy debido a su arrastre con las mujeres y, por supuesto, un monstruo empresario.

Sólo tenía un ligero problema.

Cuando era el momento de lanzarse al agua en una relación y tomar el riesgo de formar una familia, siempre salía huyendo como un prófugo de la justicia. Nada de anillos, ni partes de matrimonio, ni mucho menos el "felices por siempre" que salía al final de todas las películas que veía en la televisión o en el cine. Si una mujer le mencionaba la palabra con M, entonces era mejor para ella olvidarse de que él existía, pues ni en un millón de años planearía algo así para su futuro. Tenía veintiocho años, no quería volverse un mártir que debía serle fiel y devoto a una sola mujer para el resto de su vida, eso se lo dejaba al par de tontos que tenía por amigos, de los cuales uno estaba casado y el otro estaba por dar el paso en un par de meses. De sólo pensar en ser como ellos, le daban escalofríos.

¿Y por qué era tan drástico respecto al tema?

Simple; en una ocasión, le rompieron el corazón.

Podría sonar hasta ridículo una vez que lo admitía, pero sí, una vez y sólo una vez estuvo tremendamente enamorado de una chica. Se llamaba Sara, tenía un largo cabello rojizo como el fuego y hermosos ojos color gris, grandes y redondos, perfectos. Estaba tan loco por ella que a la edad de veinte años le propuso matrimonio y casi murió del gusto al saber que ella aceptaba. Era perfecta. O eso creyó.

Poco después se enteró de que su amada tenía a otro hombre y que sólo estaba con él por su dinero, que en realidad nunca lo había amado, que todo fue una mentira. Quiso morir en ese momento, se abandonó al alcohol y un tiempo después decidió que nunca volvería a enamorarse, que ese sentimiento sólo le había hecho débil y estúpido y que pasara lo que pasara, jamás volvería a caer.

Por eso había decidido convertirse en un amante ocasional, uno que dormía con las mujeres, pero jamás despertaba con ellas. Un hombre que a simple vista podía parecer un galán, un sueño hecho realidad, pero todo eso no eran más que apariencias, sombras y máscaras que él había creado para huir de la realidad que –aunque lo negara– le seguía atormentando.

Y aunque lo tenía todo y más en la vida; una exitosa compañía de seguros, las mujeres más hermosas del medio artístico, todo el dinero que pudiera soñar, al final de la noche siempre se sentía vacío, abandonado, solo.

Excepto esta noche, ya que, no se encontraba exactamente solo.

—¡Te vas a arrepentir! —exclamó la mujer que hasta hace unos minutos se proclamaba su novia y se vanagloriaba frente a todos los más importantes y poderosos empresarios de la región de que pronto contraería matrimonio con Naruto Uzumaki. Ahora ambos estaban en el estacionamiento del edificio en donde se estaba llevando a cabo la fiesta de los mejores y más brillantes empresarios de Tokio y, ella lucía completamente apabullada, mientras el joven rubio y de ojos azules sólo le miraba con indiferencia—. ¡¿Cómo pudiste dejarme como una mentirosa delante de todo el mundo?! —cuestionó, furiosa, como si en cualquier momento le fuese a explotar la cabeza como en una mala película de terror.

—Es porque lo eres —le respondió el rubio, vestido con un perfecto y pulcro traje de camisa blanca y saco gris, sin la corbata, pues jamás le había gustado usarla—. ¿Quién te dijo que eras mi novia y que planeaba casarme contigo? Por favor.

—¿Entonces me estuviste usando todo el tiempo?

—¿Tú qué crees? —respondió Naruto con otra pregunta, esbozando una sonrisa zorruna llena de sarcasmo—. El sexo fue bueno, pero sólo fue eso.

La mujer estuvo a punto de explotar de la ira y el odio que ese tipo le estaba haciendo sentir. Si en ese momento, Naruto hubiera sabido en lo que se estaba metiendo al desafiarla, hubiera procurado nunca haberse cruzado en su camino desde el inicio, pues no sabía qué era lo que le esperaba.

—Te maldigo, Uzumaki Naruto —recitó de forma maquiavélica, mirando al rubio con tanto odio que perfectamente podría habérsele acusado de estar planeando un homicidio. Su voz sonaba áspera y sinuosa, como el conjuro de una bruja—, desde hoy en adelante, todos tus días serán horrendos, te arrepentirás de cada cosa que hayas hecho en tu vida y jamás podrás encontrar a una mujer que te ame de verdad. Llorarás, sufrirás y, entonces, volverás a mí para suplicarme mi perdón —sonrió, mientras su mirada destelleaba como los ojos de un felino hambriento—. Sólo entonces quiero volver a ver tu cara de horror —y después de eso se dio la vuelta, marchándose a pasos lentos y seguros, orgullosos, dejando a Naruto con la boca abierta y el cigarrillo que estaba a punto de llevarse a la boca a medio camino.

—¿Acaso es una bruja o algo por el estilo? —se preguntó incrédulo, para después darle al asunto la importancia que merecía; ninguna. Encendió el cigarrillo luego de situarlo entre sus labios y regresó a la tan lujosa reunión de empresarios, en donde sus dos mejores amigos le esperaban con un vaso de whisky.

Claro que no había notado que su auto estaba chorreando el líquido para frenos, ni que, a partir de hoy, su vida daría un giro tremendo.

No lo había notado.

Fin prólogo.

..........


¡Buenas! Y he aquí la historia que había prometido en mi página, una historia exclusiva para Wattpad y que no podrán encontrar en mi perfil de fanfiction.net. Espero que este primer vistazo les llame la atención, les aviso que habrá un poquito de comedia negra, no soy tan buena para eso, pero seguro se reirán un poquito.

¡Gracias por leer!

Prófugo del AmorWhere stories live. Discover now