Vamos a casa

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¡Hola! Desde ya les pido disculpas si hay alguna falta de ortografía, no tuve tiempo de corregir nada. De haber una, lo arreglaré después. TT

Gracias a quiénes han leído, espero les siga gustando.

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Los ojos azules de Naruto no se despegaban de la esbelta y delicada figura de Hinata, la cual estaba en la cocina, cortando algunas verduras con un enorme cuchillo, mientras que intentaba no continuar llorando. Se había sentido tan mal de que por su culpa el rubio hubiese perdido su ramen, que le prometió hacerle uno mejor, aunque estaba tan triste que solamente quería encerrarse en su cuarto a llorar. Todavía no podía creer que su padre había cancelado su matrícula en la universidad. Si ella no abonaba aquello antes de fin de mes, no podría estudiar este año, iba a perder un año solamente por no tener dinero. ¿Así se sentían las personas que no habían nacido en una familia adinerada? Ahora Hinata se daba cuenta de lo afortunada que siempre fue.

—Y-ya casi termino —avisó la chica, vertiendo las verduras picadas dentro de la olla del caldo para el ramen, quería darle un buen sabor, que Naruto lo disfrutara, al menos pensaba que eso sí podía hacerlo bien.

El rubio solamente asintió con la cabeza, sin responderle nada más. Todavía estaba un poco desconcertado debido a lo que sintió cuando la vio llorando. ¿Por qué había pensado en que Hinata era linda? Él no tenía tiempo para tonterías como esas ahora, tenía que enfocarse en sus miles de problemas.

Cuando la ojiperla terminó de cocinar, sirvió un plato generoso para el chico, quién le esperaba sentado a la mesa, con el ceño fruncido. Naruto observó la comida, debía admitir que lucía delicioso. Tomó los palillos y le dio una probada, sorprendido por ese sabor tan exquisito.

—Vaya... —murmuró, abriendo los ojos un poco más de la cuenta—. Admito que sabe muy bien, ¿estudiaste alguna técnica de cocina?

La chica se sentó frente a él, negando con la cabeza, todavía se veía muy triste, aunque él ni siquiera había querido preguntar qué le pasaba, creía que no era un tema de su incumbencia.

—Me gusta el ramen, así que aprendí a prepararlo —le contestó la Hyûga, un poco orgullosa debido al elogio, por lo menos podía preparar un plato de ramen con buen sabor. Como siempre lo había tenido todo en la vida, no eran muchas cosas las que sabía hacer por su cuenta, pero si algo le fascinaba, eso era cocinar, había aprendido gracias a las cocineras de su casa, o más bien, mansión.

—No está mal —reconoció Naruto, no quería decir palabras demasiado "rimbombantes" y parecer más emocionado de lo normal, porque de verdad le estaba encantando lo que había hecho Hinata, quería tragárselo todo de una sola vez, pero se estaba conteniendo.

Por su parte, Hinata no pudo evitar sonreír como una boba cuando él simplemente dijo que su comida no estaba mal, ella era una persona así de simple y sencilla, cualquier tipo de cumplido le hacía muy feliz, sobre todo, tomando en cuenta que en su hogar toda la vida la habían hecho sentir menos.

—¿Por qué llorabas? —el rubio finalmente se atrevió a preguntar, notando casi de inmediato la expresión de inquietud de su compañera, la cual bajó la mirada. Sabía que no debía interrogarla, pero siempre era tan impulsivo—. Olvídalo, no me digas si no quieres.

—Tengo problemas para pagar la matrícula de mi universidad —contestó ella, aún sin mirarle, estaba avergonzada y todavía se sentía triste por lo que su padre le había hecho, aún no comprendía por qué él era tan exigente con su persona—. Es mi último año y si lo pierdo, retrasaré todo, no me gustaría que eso sucediera —terminó de hablar, omitiendo todo el problema familiar que había detrás de lo de su matrícula.

Prófugo del AmorWhere stories live. Discover now