SunooPor novena vez, me miré al espejo: mi pelo estaba perfectamente acomodado, mi piel lucía radiante, mi uniforme estaba bien planchado -y además, se te acercabas a mi cuello, podrías percibir el olor a frutas cítricas.
No podía creer que último año de bachillerato había llegado a su fin... ¡qué triste! Había pasado la noche anterior llorando mientras miraba mis antiguos anuarios escolares: amanecí con los ojos hinchados... espero el hielo y el maquillaje hagan su trabajo.
Mi madre me preparó un buen desayuno, mi hermana me hizo burla por la hinchazón de mis ojos, y mi padre me regalo una bonita pijama de leopardo como regalo por ser mi último año de bachillerato.
El día pintaba para estar magnifico, y así lo continuó siendo.
Cuando me reuní con mis amigos y amigas, nos saludamos con abrazos después de las largas vacaciones de verano. Algunos de ellos me regalaron cosas de sus viajes de vacaciones –como un canguro de peluche de Australia, unos dulces de Estados Unidos, y un abanico de Japón.
Honestamente, sentía que el día no podía ir mejor. Pero empeoró. Bueno, no empeoró –eso se escucha grosero–, sólo se puso un tanto... extraño. ¿Quién era ese chico que habló conmigo en el pasillo? Se me hacía tan familiar su rostro, pero no podía recordarlo.
Aunque pretendí no mirarlo, pude sentir su mirada sobre mí cada vez que estaba cerca mío. Era algo aterrador... pero intrigante. ¿Será que nos conocíamos antes?
–Oye, Sunoo, ¿no quieres ir al café saliendo de aquí? –uno de mis amigos llamó mi atención mientras recogíamos nuestras cosas. Las clases del primer día de escuela por fin habían llegado a su fin, y por suerte, no había tarea.
–Suena bastante bien. ¿Adónde iríamos? –por accidente, una manzana que tenía dentro de mi mochila rodó fuera de ella hacia el pupitre de adelante. Me levanté y la perseguí para alcanzarla.
–Abrieron uno a dos cuadras de aquí –otro de mis amigos mencionó–, dicen que tienen los mejores croffles* de la zona.
–Wah, suena delicioso... –atrapé mi manzana y la levanté del piso. Al levantar la mirada, me di cuenta que el pupitre hacia el cual mi manzana había rodado, le pertenecía a ese chico que me interceptó más temprano en el recreo. ¿Cuál era su nombre? Espera... ¿me había dicho su nombre?
Aquel muchacho, al sentir que mi manzana tocó su bien boleado zapato, volteó a verme con cara de sorpresa. Ensanchó los ojos cuando se encontraron con los míos, y sus mejillas adquirieron un color carmesí parecido al de sus labios –cielos, debería preguntarle qué bálsamo labial utiliza. Pude notar que sus pupilas comenzaron a sacudirse mientras él se incorporaba en su asiento, ya que antes se encontraba recargado sobre sus codos.
–Oh, lo siento –pude volver a hablar con un tono de voz no muy favorecedor. Por fortuna el chico traía sus auriculares. Hice una reverencia.
Diablos... durante el transcurso del día, pude borrar un poco de mi cabeza a ese chico con el cual tuve un raro encuentro; por fin lo había olvidado. Pero ahora...
–Perdón chicos –mi voz volvió a resonar firmemente–, olvidé que tengo que ir a casa. Mamá hará carne asada –sonreí.
–Oh, qué mal –mi amigo rió–. ¿Vamos mañana?

ESTÁS LEYENDO
Sunny Side Down (SunSun)
FanfictionKim Sunoo: siempre tan perfecto, siempre tan tierno, siempre tan inocente. Me creé esa imagen tan brillante y pura de él. Pero tenerlo de frente ahora, piel con piel, encerrados a oscuras en el cuarto del conserje, me hace darme cuenta de que todo l...