Prólogo John Constantine

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John Constantine estaba loco

Es una forma curiosa de describir a una persona, pero ciertamente es una de las pocas palabras que realmente pueden definirlo.

- ¿No cree que es demasiado, maestro? - Preguntó Gary, su aprendiz. O mejor dicho su rata de laboratorio.

- Sé lo que hago muchacho – Murmuró mientras dejaba caer la quinta gota de líquido verde en el tubo de ensayo. Había una enorme arruga en su frente debido a la excesiva concentración.

- Demasiada cantidad puede ser letal, maestro – Intento advertirle.

- ¡Calla! – Le ordenó con enojo. Mientras lo hacía dos gotas más cayeron en el tubo de ensayo.

Si Gary no hubiera obedecido, aquel proyecto clandestino no se habría concretado.

Si Gary no hubiera obedecido, eso no habría sucedido.

- Esta listo – Susurro con fascinación luego de unos minutos.

El líquido olía mal, y ciertamente se veía mal, pero John lo miraba como si fuese la cosa más hermosa del planeta.

El planeta que dentro de pocos días se vería amenazado por su creación.

- Ven acá muchacho – Lo llamó. Había llenado una jeringa con el líquido del tubo de ensayo y parecía una cantidad tan pequeña de aquella solución que nadie común habría pensado que podía ser letal – Vamos a despertar tu cerebro.

El aprendiz obedeció.

No le importó ser el primero. El maestro siempre le concedía esos honores, y él los aceptaba, pues era demasiado idiota.

Primero sintió un pinchazo en el brazo y luego lo invadió una sensación de algo frio recorriendo sus venas.

Al final hubo tanta normalidad que esto debió haberlos advertido de que algo muy malo estaba por suceder.

Gary estuvo recluido en el laboratorio clandestino de John durante tres días. En este tiempo el loco realizó todas las pruebas necesarias para finalmente llegar a la conclusión de que su experimento no había funcionado.

El cerebro de Gary no había despertado. El cerebro de Gary seguía funcionando como el de una persona normal.

John Constantine estaba loco y echó a su joven aprendiz porque se sentía enojado. No le importó que no tuviese hogar, ni dinero, ni ser su padre adoptivo.

Un mes después un virus letal apareció.

Un mes después Gary estaba muerto.

Virus Letal (Avalance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora