Capítulo 2

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Maia

Ok, eso no me lo esperaba.

Nunca lo había visto de esa manera. Y saber que un amigo tan cercano tiene sentimientos hacia mí me hacía sentir una poco extraña.

—Y diganos, Cremonesi, ¿cuáles son las plantas ornamentales?—me preguntó la profesora Isabel sacándome de mis pensamientos.

Acepto que llegó un momento en que no tenía idea de qué iba la clase, pero traté de recordar. Odiaba quedar mal en clase.

—Las plantas ornamentales son aquellas que se cultivan y luego se comercializan. Un ejemplo de esto son las flores en los perfumes.

—Muy bien—dijo la profesora Isabel volviendo a la pizarra.

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El resto de la mañana fueron de clases continuas, no nos dió tiempo pasar el rato entre nosotros. Estábamos todos muy exhaustos.

Sin embargo había quedado con Luna en la tarde para ir a comer helados.

—¡HOLA HOLA HE LLEGADO!—grité abriendo la puerta de mi casa.

Y no, no había nadie.

Me fui a cambiar y me quedé en ropa de casa. También me hice un poco de comida y me dediqué a leer unos libros que quería terminar.

Eran libros sobre lo que necesitaría saber si quería estudiar psicología.

Desde hace 2 años cuando decidí que eso era lo que quería estudiar, quise familiarizarme con el tema antes de terminar el bachillerato. Y este ya era el último año, así que tenía que ponerle más ganas.

Luego de terminar me fui a alistar para mi salida con Luna.

Iba con una camisa blanca, un jogger rosa y zapatos deportivos.

Estaba en el espejo delineando mis ojos. Cada vez que contemplaba mis ojos azules me recordaba mucho a la mirada de mi abuela, imagino que los saqué de ella...

Terminé de delinearme alejando los pensamientos tristes, y fui a dejarle un mensaje a mamá avisando que saldría con Luna.

Al cabo de un rato llegué a Gellattio. Era una heladería que le gustaba mucho a Luna.

La heladería era muy bonita y muy popular entre los adolescentes de la ciudad.

Me dí cuenta que la habían remodelado. El techo prácticamente parecía un arcoiris, y el nombre estaba decorado con muchos brillos. Me recordó a la película de Barbie fairytopia.

—Jeloudah—me saludó Luna dándome un abrazo.

Ella iba con un suéter negro muy lindo, y una falda de cuadros.

—Jeloudah. Qué lindo está todo esto.

Nos acercamos a pedir los helados, y nos llevamos una gran sorpresa.

—Hola, chicas, ¿qué van a pedir?—nos preguntó Ariel.

—Wow, no sabía que trabajas aquí—le dije a Ariel.

—Yo tampoco sabía. Me sorprende de ti, ya que pareces odiar todo a tu al rededor y aquí estás, trabajando en un lugar que parece sacado de una película de Barbie—le dijo Luna.

Hasta Luna pensó lo mismo, no puede ser.

—Tienes razón—dijo Ariel sonriendo.

¿Desde cuándo la sonrisa de Ariel se me hacía tan linda?

Ay no.

—Estoy intentando probar cosas nuevas por eso mismo. Siento que mi actitud de mierda no me hace bien ni a mí, ni a ciertas personas. Quise empezar a trabajar y vine aquí.

—Veo que estás haciendo un gran esfuerzo, eso dice mucho de ti. Te felicito.

—Maia tiene razón, eso dice mucho de ti—le dijo Luna.

—Muchas gracias, chicas. Pero basta de hablar de mí, ustedes vinieron a disfrutar, ¿qué van a pedir?

—Para mí uno de leche descremada con chispas—djo Luna.

—Para mí cualquiera que sea de chocolate, también con chispas.

—En un momento se los llevo—dijo Ariel alejándose.

Nos fuimos a sentar en una de las mesas del lugar mientras esperábamos.

—Ahora sí me puedes contar todo lo que quieras—le dije a Luna muy animada.

—Oh, cierto, bueno. Como ya sabes,  uno de mis más grandes sueños es dedicarme al canto profesionalmente, pero no me malinterpretes, también quiero estudiar, me llama mucho la atención la Filología. Pero a lo que me quiero dedicar realmente es a ser cantante. Desde pequeña mamá me llevaba a clases de canto, y me dejaron de llevar hace 2 años cuando cumplí los 15 y les dije que me quería dedicar por completo a ello.

—Wow, Luna. Sabía que te gustaba cantar pero no que querías dedicarte a ello profesionalmente. Está de sobra decir que tienes mi apoyo incondicional, pero ¿qué pasó con tus padres?

—Como te dije, al comentarles esto no me dejaron seguir yendo a clases. Me dijeron que si quería lograr algo en la vida tenía que dejar eso. Y la verdad es que me desanimé bastante, pero he decidido que ni siquiera mis padres me harán detenerme, ¿cuento contigo no?

—Ya te lo dije, incondicionalmente.

—Bueno, chicas. Aquí están sus helados—djo Ariel acercándose a nosotras.

—Gracias—le dijimos nosotras casi al mismo tiempo.

—No hay de qué.

—Oye, no creas que no me dí cuenta cuando te sonrojabas al ver a Ariel—me dijo Luna divertida.

—De qué hablas. No me sonroje en ningún momento.

—Oh, créeme que lo hiciste—dijo Luna sonriendo. De verdad estaba disfrutando esto.

—Déjate de ideas locas—le dije un poco molesta.

—Vale vale, te dejo en paz, pero igual no se me olvida.

Recordé el mensaje de la mañana y saqué el teléfono para enseñarle a Luna.

—Mira, esto me llegó esta mañana durante la primera clase.

—A ver—dijo Luna acercándose al teléfono.

—Omaigash. Acepto que esto no me lo esperaba.

—Yo tampoco.

—¿Y sabes quién te lo mandó?

—No, es un número desconocido.

—Quizás te están haciendo una broma. He escuchado que Arturo está saliendo con Britney, una de las porristas más lindas de la preparatoria.

-No había pensado en eso.

Y si era verdad

¿Quién lo estaba haciendo? ¿Y por qué?

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