CAPÍTULO VII

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Cuando Elicia abrió los ojos se encontró recostada en el sofá del recibidor de su casa donde se encontraban sus padres, el señor Dagger y un médico que él mismo había llamado, su semblante demostrabas notable preocupación al percatarse de que la joven había recobrado un conocimiento se reclinó hacia ella y tomó una de sus manos entre la suya.

- Querida Elicia, nos tenías muy preocupados ¿cómo te sientes?

- Bien, solo...

- Querida mía- interrumpió Margaret- el señor Dagger te encontró desmayada cuando pasaba en su carruaje, venía para invitarnos a dar un paseo

- Pero con todo respeto mi estimada Madame, preferiría que mi prometida descansara

- A decir verdad- Elicia acarició levemente la mano de Christopher- Me encantaría dar ese paseo.

- ¿Está segura señorita? Aún está pálida, tus manos están frías

- Desde mi opinión la señorita debería descansar por lo menos 3 días

Has escuchado al doctor Cariño, debes descansar, pero si te apetece pasar la tarde con tu futuro esposo qué te parece si se queda almorzar con nosotros.

- Sería un placer

Christopher se inclinó hacia la joven y le plantó un beso en la mano, le dedicó una sonrisa llena de galantería, ella se ruborizó, el doctor cogió su botiquín y se aproximó hacia los padres de la joven.

- Debo retirarme, estas son las recomendaciones para la señorita- estiró una nota hacia la madre de la joven- Lo principal es que descanse, se alimente apropiadamente y beba líquidos constantemente.

- Muchas gracias doctor, mi esposo le pagará enseguida.

- No es necesario, mi pago ha sido cubierto por el señor Dagger, con su permiso.

El doctor caminó hacia la puerta la cual abrió el mayordomo y se retiró en un carruaje negro de la mansión.

- Señor Dagger- Exclamó Margaret- jamás podremos pagarle lo amable que ha sido con nosotros, el procurar tanto por el bienestar de mi querida Elicia nos reafirma que no podíamos haberla encomendado en mejores manos.

- No es nada, lo hago con todo el placer, para mí lo más importante es la salud y felicidad de mi prometida.

- Señor Dagger, le agradezco todas sus atenciones- dijo Elicia con suave voz- pero mis padres tienen toda la razón no podría pagarle toda su amabilidad y su comportamiento hacia nosotros.

Ambos se dedicaron una tímida sonrisa, los ojos de Cristopher se clavaron en los labios de la señorita O'Brien, eran tan hipnóticos, su color rosado y su aparente suavidad parecían suplicante a ser probados, poco a poco se acercó a ella al cortando la distancia entre ambos ella parecía temerosa pero intrigada seguro cualquier acercamiento sería correspondido.

- El almuerzo está servido- una de las sirvientas interrumpió volviendo a todos a la realidad- pueden pasar al comedor si gustan.

- Vayamos entonces- Edgar se puso de pie y tomó la mano de Margaret- vamos quería

- Por supuesto, ¿vienen? - pregunto pregunto girándose en dirección a su hija y a Cristopher.

- Querida, hay que darles un poco de privacidad, ven conmigo

Los señores O'Brien abandonaron el recibidor y se introdujeron en el comedor

- Disculpe mi comportamiento- exclamó Dagger con notable nerviosismo en su voz- no volverá a ocurrir

Amor n̶o̶ correspondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora