En ese momento, Jeongguk supo que un Murtlap tenía más suerte que él.
Y eso era ser generoso con él, porque al menos un Murtlap tenía una utilidad para los magos. El Ravenclaw, herido como una bestia enferma, ya no le servía a nadie. Ni a sus compañeras de Hufflepuff que siempre le pedían los apuntes, ni a Hugo Weasley, quien se la pasaba rogándole por ayuda en sus bromas. Ahora estaba solo, al nivel de un Mortífago e incluso más bajo para la jerarquía adolescente en la que se hallaba inmerso.
Hogwarts no había cambiado mucho en cuanto al nivel de rumores que flotaban por los aires, entre las salas de clases, las mazmorras, e incluso las armaduras que se acomodaban en los pasillos. Ni hablar de los cuadros, ellos eran los más chismosos, incluso más que los propios alumnos. Aunque si hablábamos de los alumnos, quienes causaban más discordia social eran los de Slytherin y los de Hufflepuff, con sus ambiciones de escalar en popularidad y las ganas que deseaban de destacar en alguna cosa, respectivamente.
Con tales rasgos predominantes en sus compañeros de la generación, Jeongguk se sintió algo estúpido por no predecir que esos rumores podrían llegar a afectarle directamente a él. Es decir, claro, era una posibilidad mínima, pero era una posibilidad al fin y al cabo. ¡Agh, ¿quién había dicho tal mentira?! Ni siquiera Morgana habría sido capaz de hacer tal ardid, romper una amistad de años tan fuerte como la de Jeongguk y Jimin, el metamorfomago de Slytherin. Y sí, se sentía estúpido de no haber visto antes las señales, pero es que tampoco estaba muy seguro de quién había iniciado los rumores y falsificado las memorias que mostraron por toda la Red Informática Mágica.
Él no habría insultado a Jimin de esa forma ni aunque le pusieran el cadáver de Lord Voldemort al lado, ni tampoco a un dementor de Azkaban. Y nadie le creía, no los culpaba porque bueno. El único que lo conocía bien era Jimin. Pero ¿Jimin mismo odiándolo por una difamación que estaba saliéndose de control? ¿Creyendo esas falsas memorias y empezando a repudiarlo públicamente, ignorándolo, juzgándolo?
─── ¡No te quiero ver la cara, nunca más! ─── le había gritado el Slytherin, con los ojos brillantes de lágrimas de rabia. El rostro rojizo, la voz distorsionada reverberando en las paredes de piedra del pasillo. Las miradas de los alumnos que observaban la ruptura de amigos no eran nada comparadas con la forma en que la rabia de Jimin era dirigida a él, tan cruel y ardiente de violencia. No tenía un aura de tranquilidad, de benevolencia. No era el de siempre, no era suavecito como siempre que molestaba de a broma a sus menores para sacar unas risas. Este Jimin era un perro de tres cabezas a la guardia, ladrando, aullando, gruñendo.
Y Jeongguk sólo agachaba la cabeza, con los ojos húmedos por las lágrimas que caerían en cualquier momento. Fue ahí que intentó hacerse más pequeño, agacharse, esconderse. Fue ahí que comenzó a ocupar su capucha más seguido, que empezó a caminar por los pasillos menos concurridos, las sombras más oscuras, evadir toda clase de multitud y luz. Ese momento en el que Jimin le gritó que no quería verlo nunca más, que se sintió como si su corazón se quebrara en miles de pedazos porque no sólo el chico le gritaba, si no que prefería creerle a un rumor antes que a él mismo, el que había jurado no haber dicho tal cosa.
Ahora que se sentaba en un compartimento del Expreso de Hogwarts, camino a Hogsmeade, y veía cómo sus compañeros evadían su presencia y evitaban sentarse con él, sólo podía pensar en que tenía mucha menos suerte que un Murtlap. Porque al menos a esa criatura sí que la querían para algo, podía ser útil. A él lo despreciaban, lo consideraban un estorbo en la generación, en el castillo. Su último año estaría marcado por la presencia de la soledad absoluta, el oprobio y la vergüenza. No podía esperar a que terminara de una vez su tristeza, y eso sólo sería el momento en el que no tuviera que ver nunca más a Jimin, el Slytherin que se ganó su amistad y terminó rompiéndole el alma.
El incidente que había ocurrido ya hacía unos seis meses se repitió en su cabeza cuando el susodicho pasó por al frente de su compartimento, y cruzaron miradas. Jimin buscaba un sitio en el cual sentarse, pero aunque Jeongguk estuviera solo en un lugar donde había sitio para al menos tres personas más, el Slytherin pareció agravar su mirada llena de rabia antes de irse con suma rapidez, como quien deja tras de sí una estela de Polvo peruano de oscuridad instantánea.
Junto a un suspiro, Jeongguk apoyó la cabeza sobre la ventana, haciéndose incluso más pequeño en el lugar que ocupaba aunque no hubiera alguien cerca. El lago que rodeaban ahora era el primero de muchos, los árboles que eran mecidos por el suave viento otoñal parecían burlarse de él con sus colores vibrantes y vida tan enérgica. Un Murtlap tenía más suerte que él, ¿y qué culpa tenía el pobre Murtlap, de todos modos? ¿De ser como una rata con tentáculos? El pobre no habría decidido nacer de esa forma. Jeongguk sí que pudo decidir cómo manejar la situación, pero francamente no se le ocurrió forma de hacerlo, no cuando todo ocurrió en un plazo de menos de una semana. Una semana en que perdió no solo la credibilidad y el respeto de sus compañeros, si no que más importante aún, la presencia de Jimin en su vida.
Necesitaba urgente comenzar a preparar un Felix Felicis apenas llegara a Hogwarts, porque con la suerte que tenía, ni loco sería capaz de sobrevivir al año sin un milagro, o una poción de la suerte. Que en el fondo eran lo mismo.
Alguna vez empecé esto en 2018, después de una ruptura amorosa
Lo intenté reescribir en 2022. Y ahora en 2024 lo intentaré de nuevo jeje ~
Besooos ejjeje ♥
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PRIORI INCANTATEM 𐙚 痛み . GGUKMIN.
Fanfiction« Todos tenemos gustos, y yo no entiendo por qué no te gustan las brujas, pero no te juzgo por ello. Sólo eres Jimin Park, mi amigo del alma, y te acepto y quiero por eso mismo. Sería peor que me ocultases algo tan importante sobre tu identidad, me...