Capítulo 10

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Chloe


Camino distraída por los pasillos de la universidad, alerta a cada sombra y a cualquier cara que pueda resultar ser una amenaza. Aprieto los hilos de mi capucha negra y me restriego los ojos sabiendo que acabo de esparcir por mis pómulos la crema de pestañas. Durante estos días he trabajado en asimilar los últimos acontecimientos, asumiendo la existencia de un submundo que parecía imposible. Demonios y fantasmas, una combinación nada apetitosa.

La información que me dio Tristán es limitada y necesito saber más. Tengo que descubrir qué significa la marca que hay en mi brazo o como defenderme de un demonio si me ataca. Obligué a Lucas a ayudarme, a que me llevase a la biblioteca mas antigua de la ciudad con la esperanza de encontrar algo.

Pero nada. Mi única fuente fiable es Tristán y como tarde mucho en aparecer conseguirá que comience a dudar hasta de su propia existencia.

Aseguró que no estaría lejos y me gustaría que su cercanía fuera un poco más precisa, porque hace una semana que no lo he vuelto a ver y se me está cayendo el pelo de los nervios.

Natalia a conseguido darse cuenta de que algo no va bien, pero quien no lo haría cuando hay señales tan obvias; Como el temor a salir sola de casa, pasar la noche buscando videos de fantasmas y las varias estampitas de apóstoles que hay escondidas estratégicamente por toda la casa para que nos protejan. 

Pero vamos, que si es solo por eso yo me siento perfecta.

En el aseo del edificio, me asusto de primeras al encontrar un grupo de tres chicas que repasan sus labios frente al espejo. Entro a una de las cabinas y mientras me ocupo de mis cosas, pongo la oreja:

—No sé si podré ir esta noche, mañana hay examen y la profesora de inglés me tiene en su lista negra— comenta una de ellas.

—¿Te lo vas a volver a perder? Lo que hizo el lunes fue muy bestia. Tendrías que haber visto como terminó el otro —escucho otra voz.

—Eso... también quería comentaros que estoy muy sensible con el tema de la sangre.

Me acerco a la puerta interesada en la conversación mientras termino de meterme la camiseta por dentro del pantalón. Una tercera voz se une al debate.

—¿De verdad? ¿Ahora nos vas a decir que te asustan un par de dientes rotos? —interviene con ironía— Esta noche se enfrentará con el Tiburón, yo de ti no me perdería el increíble show de esos músculos sudados contra el Rubiales.

—Admito que solo por eso, pasaría por alto la sangre —suspira— Es increíble como aguanta en el ring, parece esculpido en hierro. Si consigue ganar al Tiburón, quizás cobre dinero suficiente como para dejarlo.

—O tal vez no. ¿Os habéis fijado en la expresión de su cara cuando golpea? Se nota que disfruta peleando.

—Pienso apostar mi dinero por él. ¿Sabéis? Dicen que lo entrenó Astri —comenta una de ellas bajando el tono de voz —Corre el rumor de que ellos dos se enfrentaron en un combate y ella lo ganó. El Rubiales quedó tan sorprendido que suplicó que le enseñara su secreto.

Mi alarma se me dispara cuando escucho el nombre de Astartea. ¿Eso es lo que hace cuando desaparece? ¿Involucrarse en peleas clandestinas?

—Sí, debió enseñarle su secreto más profundo —suelta una risilla— ¿Creéis que habrá algo entre ellos? No me importaría salir con un chico como el Rubiales. No solo pelea bien, sino que siempre termina sin ningún rasguño.

—Salvo por esos cachetes rosados —Se ríe la primera voz y el resto se une. El corazón me da un vuelco y trato de acercarme todavía más a la puerta.

El alma de un Sine DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora