Capítulo 13

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Chloe

—¡Chloe! —grita nada más entrar por la puerta mientras cierra de un portazo y se ayuda de la pared para llegar a nosotros —No sabes lo que me ha pasado, ¡La mejor noche de mi vida!

Al principio me olvido de que mi amiga no puede ver al fantasma y por un instante traté de levantarme con la sensación de haber sido pillada con las manos en la masa. 

—¿Natalia has podido llegar bien? —digo alarmada, recordando de pronto al demonio que había en la puerta.

Dios, soy una amiga de mierda.

Me levanto traspasando el cuerpo del fantasma y me recorre un escalofrío. Lo miro unos segundos y me prometo a mi misma no volver a hacer eso jamás.

—No sé como he llegado —se ríe mi amiga— Estaba con las chicas, bebimos, charlamos y después un portugués que iba más borracho que yo me subió en su coche y...

—¡Espera, espera! —La agarro de los hombros— ¿Quién te ha traído a casa? 

 Ella achinó los ojos y sonrió con picardía.

—¡Un portugués ya te lo he dicho!

—¡Un desconocido! —me cabreo.

—¡No! Lo conoces, es el portugués del gallo tatuado —me guiña un ojo.

—¿Qué? ¿Vítor? —Paso mis manos por la cara nerviosa— ¿Natalia lo llamaste para que fuera a por ti?

Aaaiiisshh —exclama mientras apoya la cabeza en la pared—, Esque cuando bebo se me bajan las defensas...

—Madre mía —escucho la voz  de Tristán detrás de mi.

Pienso hablar seriamente con ese chico, ¿Cómo se le ocurre conducir borracho? ¡Y con Natalia! Esforzándome la arrastré a la habitación para tener más privacidad y la ayudé a cambiarse.

—Tienes que contármelo todo— le pido.

¿En que momento llegó Vítor de un lado al otro? Y lo que es peor, ¿Qué hacia él en esa pelea? Daba la sensación de que no era la primera vez y eso me causa desconfianza.

—Ay Chloe, ese chico es perfecto para mi —suspira y se lleva la mano a la boca tras una pequeña convulsión.

—¿Estás mareada? —pregunto atenta a su próximo movimiento.

—Estoy cachonda —se ríe. Y cae de nuevo encima de la cama sin haberme dejado ponerle la camiseta.

—No puedes llamar a Vítor para que te recoja, no lo conocemos —la regaño.

—¡Ay, Vítor! —exclama con voz de enamorada.

—Préstame atención, Natalia. 

—Volvería con él siempre. Chloe, es el chico que quiero. Creo que me he enamorado.

—Natalia. No. —digo en tono de advertencia— Te conozco.  Sé como te comportas cuando un chico te hace caso y este no me transmite confianza. Estuve con él hace solo una hora y estaba muy borracho.

—¿Qué hacías tú con Vítor? —pregunta cruzándose de brazos y mirándome de mala manera. Me siento a su lado y trato de cuidar las palabras.

—Es una larga historia, mañana cuando estés en mejores condiciones te la contaré. Pero la cuestión es que no puedes volver a casa con cualquiera.

—Mira quien fue hablar, la traidora que se marchó con Tristán. Dime que al menos lo besaste.

—Primero, no lo besé. Y segundo, yo volví en taxi. Si sabes que un chico está borracho no te metas en su coche.

El alma de un Sine DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora