Capítulo 4

917 167 55
                                    

El siguiente miércoles, Chu Wanning parecía menos lejano a Mo Ran, ya no era tan frío, incluso le preguntó si tenía hambre con intención de invitarle algo, a pesar de que, lo único que Chu Wanning quería, era llegar a su taller y concentrarse en su segundo trabajo, incluso si decidió colocar un cartel frente a la puerta de su negocio donde avisaba que los miércoles se tomaría el día.

Mo Ran había dicho que comió algo antes de ir con Chu Wanning para evitar que este le diera algo cuando sus intenciones no eran tan buenas, así que caminaron mientras Mo Ran hablaba de cosas al azar.

Chu Wanning llegó a su hogar y miró a Mo Ran sin saber si dejarlo pasar o no.

Mo Ran parecía un lindo cachorro siguiendo a su amo como buen amigo fiel.

—Chu Wanning, hay algo que quiero preguntarte —, dijo de repente el menor.

El castaño miró a Mo Ran expectante, sintiéndose bastante nervioso cuando este se acercó demasiado a él hasta invadir su espacio personal.

Pudo oler un perfume emanar del más alto, que logró hacerlo sentir mareado, incluso como embriagado.

No dijo nada, tampoco lo apartó a la espera de que Mo Ran le hiciera la pregunta que deseaba hacerle.

—Dijiste que nunca habías tenido pareja, ¿No es así?

—¿Qué tiene que ver eso? —pidió saber, sin alejarse debido a que no quería que Mo Ran pudiera darse cuenta de sus nervios crecientes ante su cercanía tampoco, así que a pesar de que deseaba huir, siguió con la espalda erguida y su mirada fija en los ojos de su contrario.

Mo Ran colocó una mano en la mejilla del mayor, sonriéndole coqueto.

—¿Alguna vez te has preguntado en lo que se siente tener un amante?

Alguna vez se lo preguntó, sin embargo, veía difícil que alguien se interesara en él, así que guardó ese pequeño anhelo en lo más profundo de su corazón.

—No —mintió.

Mo Ran acercó sus labios a los de Chu Wanning, acariciando con su pulgar la boca del castaño, coqueto, seductor.

—¿Quieres probarlo?

—¿Qué hay de tu esposa? —cuestionó empujando al más alto, quien no se movió en absoluto. Era evidente que Mo Ran poseía más fuerza física que Chu Wanning, sin embargo, tampoco era como si el castaño ejerciera demasiada fuerza en su empuje.

Porque algo dentro de Chu Wanning anhelaba que este hombre se acercara y rompiera todas las paredes de distancia y límites que ponía con todas las personas.

—Estamos mal, y, honestamente, no creo podamos arreglar las cosas, ¿Sabes? —había querido mentir, pero algo dentro de él le decía que las cosas con Shi Mei ya no tenían retorno.

Chu Wanning parecía no saber que decir o cómo reaccionar.

Mo Ran aprovechó y besó su mejilla.

—¿Me permites besarte?

Chu Wanning no dijo ni hizo nada, incluso si quiso negarse. Se quedó petrificado sin saber cómo debía de reaccionar.

Mo Ran besó a Chu Wanning.

Chu Wanning le dio una cachetada, y, molesto, ingresó en su hogar dando un fuerte portazo.

Mo Ran se sobó su mejilla, sin embargo, rió por esa reacción.

No sabía si reía porque le pareció tierno, o porque quería que Chu Wanning aprendiera a ser buen amante tras robarle a Shi Mei. Quizá incluso su deseo inconsciente era jugar con él y hacerlo sufrir o enojar.

De repente sintió que era algo que se merecía Chu Wanning. Incluso si veía difícil que el mayor sufriera por su culpa, era demasiado distante, demasiado cortante, dudaba que se llegara a enamorar, y aún si de algún modo deseaba que Chu Wanning sufriera, tampoco estaba en sus planes jugar con él, solo quería aprender a ser un poco como el castaño.

Eso no era jugar con Chu Wanning, tampoco creía que fuera malo querer aprender de ese hombre, sin embargo, mentirle y coquetear con Chu Wanning tampoco era algo bueno, y lo sabía, pero besarlo solo fue una acción que surgió y ya. No pudo evitarlo, le nació de manera improvisada y fue difícil no sucumbir a ese fuerte deseo.

~

Toda la semana no pudo evitar tocar sus labios a la mínima que recordaba el beso que Mo Ran le había dado.

Se sentía patético por ello, pero es que, fue su primer beso, y si bien, era un adulto y no una colegiala enamorada, ese toque había producido en su corazón, incluso en su mente también, una gran revolución, mariposas en su estómago, había sido una experiencia diferente, hermosa, y le daba temor aquello.

Sabía bien que Mo Ran no lo amaba, siempre hablaba de su esposa, después de todo.

Que era hermosa, amable y virtuosa, que le dolía perderla.

Sabía que Mo Ran mentía muchas veces, sin embargo, también sabía que se sentía triste y tenía el corazón roto por su situación emocional, romántica.

Chu Wanning se sentía triste por él también, no entendía cómo la situación de un desconocido podía afectarle tanto.

A veces se sentía un idiota al no saber cómo consolarlo, pero al final de cuentas, todo se debía a que jamás tuvo un amigo o una pareja que le contara sus problemas y viceversa.

Aquel miércoles no quería ver a Mo Ran, como de costumbre, y a la vez, también quería.

Mo Ran era un completo mentiroso, y sin embargo, podía afectarlo tanto. A veces Chu Wanning sentía la enorme necesidad de golpear su propio rostro en una pared para evitar empezar a sentir algo por un hombre que jamás lo amaría.


Pésimo Falaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora