Primera borrachera

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Las gotas de lluvia empezaban a estamparse en el cristal limpio y se resbalaban hasta deshacerse en el borde, el día estaba gris, casi negro. El agua caía en más cantidad conforme avanzaban los minutos y llenaba cada rincón de la ciudad, es especial el de su universidad, donde el director se vio obligado a cancelar las clases con tal de no poner en riesgo a sus estudiantes. Se avecinaba una gran tormeta y los estudiantes no tuvieron más opción que resignarse. Por lo mismo, Bakugo estaba aburrido y no hacía más que suspirar mientras veía la lluvia caer, sosteniendo una botella de sake y bebiendo directo de ella de vez en cuando.

Había bebido todo el contenido en tan solo minutos y no se dio cuenta hasta que, al querer tomar un último trago, no salió ni una gota de la botella color verde musgo. Tragó saliva ciertamente preocupado y dejó la botella sobre la mesita de noche, percatándose como su alrededor comenzaba a tornarse algo movedizo. Lo admitía, de vez en cuando solía ser una persona bastante impulsiva. Pero una acción de tal magnitud podía provovar que lo expulsaran de la universidad, por lo que debía evitar a toda costa salir de su dormitorio y que alguien más lo viera así. Pero los golpecitos animosos tras su puerta lo trajeron devuelta a la realidad, asustándolo y haciéndole pensar lo peor.

Mierda, mierda. Algún plan tenía que idear. 

— ¿Quién es? —alzó la voz, intentando sonar como de costumbre y que su voz no temblara. Al parecer había funcionado o eso quería creer.

— ¡Soy yo, Bakugo! —un suspiro de alivio brotó de sus labios al reconocer ese tono de voz en particular y, como si fuera un ritual diario, llevó una mano a su frente y cerró los ojos con fuerza. Kirishima tenía el don de hacer presencia en momentos inoportunos, pero de alguna manera le tranquilizaba que fuera él quien lo viera borracho y no un extraño. — Se fue la señal y estaba aburrido en mi dormitorio, así que creí que era buena idea venir a verte, ¿Me abrirás la puerta?

— ¿Que si te abriré la puerta, imbécil de mierda? No debería, viniste en el peor momento. —soltó sin más, tomando unos segundos para reincorporarse e ir en camino hacia la puerta, sintiendo como sus piernas se tambaleaban ante cada paso que daba. Tras unos segundos batallando contra su evidente condición, abrió el cerrojo de la puerta y dejó entrar a Kirishima, quien se apresuró a meterse en la habitación.

El de cabellos ceniza le echó un vistazo de pies a cabeza, gran parte de sus prendas estaban empapadas y no era algo que lo sorprendiera, el dormitorio de Eijiro quedaba al otro lado del campus y el camino por recorrer no tenía algo que lo protegiera de la tormenta. Aún así, el pelirrojo insistía en verlo aunque se avecinara el fin del mundo y Bakugo no entendía el por qué. Nadie nunca le había prestado tanta atención como lo hacía Kirishima, por lo que fue difícil esconder esa media sonrisa trazada en la comisura de sus labios apenas lo vio. 

— Hombre, es increíble que te hayas bebido esto tu solo. Pudiste esperarme. —el contrario cogió la botella que yacía en la mesita de noche y le dedicó una expresión compungida a Bakugo, quien no hizo más que chasquear la lengua y sentarse en la orilla de su cama. — ¿No tienes otra botella que te sobre?

— ¿Acaso crees que soy un borracho? Claro que no, eso fue un regalo de Kaminari. Solo estaba aburrido y quería olvidarme de los exámenes por un jodido día. —espetó, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño ante la sonrisa burlesca que el pelirrojo le dedicaba.— Hijo de puta, es verdad. —cogió una almohada y la lanzó directo a su cara, fallando en el intento y provocando una risa estruendosa en Kirishima. 

— No te esfuerces demasiado, Blasty. No lograrás nada en ese estado. 

Dolía admitirlo, pero tenía razón. Bakugo tenía claro que con el paso de las horas se calmaría, los mareos cesarían y pronto lo sucedido no sería más que un mal recuerdo de la universidad. Pero también sabía que mientras más avanzaban los minutos, su ebriedad aumentaba sin un punto fijo y pronto no sería consciente de sus acciones, ni de sus palabras; de qué incoherencias diría o con qué ridicules se burlaría Eijiro al día siguiente. Después de todo, era la primera vez que se emborrachaban por separado y Kirishima tenía cierta ventaja al estar sobrio, pues recordaría con facilidad lo sucedido.

Primeras Veces [Kirishima x Bakugo] [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora