Primer encuentro

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— ¿Alguien se apunta esta noche a por unas cervezas? —preguntó Kaminari antes de salir del salón de clases, no sin antes detenerse en el marco de la puerta y procurar que ningún profesor estuviese merodeando. Midoriya se encogió de hombros ante esa pregunta y desvió la mirada a Todoroki, esperando alguna aprobación por parte del heterocromático. El chico asintió y enseguida el de ojos esmeralda también lo hizo.

— ¡Yo invito! —exclamó Sero casi por inercia, algo que realmente no sorprendió a nadie y solo sacó un par de risas. Todos en el salón sabían lo fiesteros que eran Sero y Denki, por lo que recibir una de esas invitaciones cada viernes no era una novedad. En realidad, era un día por el que todos esperaban.

Bakugo, por su parte, todavía no respondía pese a saber que Denki esperaba por su respuesta. No le gustaba beber y tampoco era un fanático de las fiestas, de hecho, solía evitarlas cuando podía y en especial si asistían personas que no eran de su agrado. Se mantuvo pensativo unos segundos y pronto el interior de su mente se iluminó: era el último mes en aquel infierno llamado escuela, ¿Por qué no aceptar? Sería una celebración a su manera, pues no vería nunca más a los infelices que tenía por compañeros.

Miró a Kaminari y asintió.

— Está bien.

— Genial —vociferó el rubio, tomando todas las expresiones como un sí y un tanto sorprendido ante la afirmación de su mejor amigo. No fue el "no iré, púdrete" que esperaba.— Estaba pensando en ir a algún bar antes de irnos a la universidad, ¡Podemos contar anécdotas de la escuela! O lo que sea, será divertido. —mencionó, evidenciando su emoción en la expresión de su rostro. — También invitaré a algunos amigos si no les molesta. —dicho esto, volteó a ver al de ojos rubíes, aquello iba dirigido para él y su especial temperamento. Este ultimo volteó los ojos, cruzándose de brazos. Para Kaminari era un sí.

— ¿Qué tipo de historias? ¿Sobre tus horóscopos? —preguntó Bakugo.

— ¡Hey! Eso solo lo sabes tú.

Tal vez una velada con los otros no sería tan mala, no como creía.

A la mierda, iba a ir. Tal vez podía ser divertido.


*****


Luego de una larga discusión sobre donde hacer dicha celebración, la mayoría eligió reunirse en la casa de Sero. No tardaron mucho en llegar al hogar del pelinegro, solo quedaba a diez minutos en auto desde el piso que compartían y pese a que se acercaba la hora en que todos habían quedado, Bakugo no veía a mucha gente en los alrededores. Solo logró divisar a lo lejos el automóvil de Iida, quien probablemente estaba en compañía de Uraraka, Todoroki y Midoriya. 

En cuanto el Cadillac de Bakugo se detuvo en la entrada, pudo ver como sus compañeros le observaban con atención desde la ventana. Algunos denotaban envidia, otros simple sorpresa. Katsuki de inmediato se incomodó tras percatarse que era el centro de atención y se encogió de hombros, deseando regresar a su casa. Bajó del auto con rapidez, cerrando la puerta del Cadillac con fuerza y siguiéndole el paso a Kaminari.

Era entendible cualquier reacción, pues era la primera vez que se lo enseñaba a alguien que no fuese su mejor amigo, le daba vergüenza que lo vieran con semejante monstruo. Quería venderlo, no le agradaba la manera en que los autos de ese tamaño llamaban la atención de cualquiera y lo hacían lucir adinerado, como un niño de mamá que no se esforzó por nada. Pero su padre, quien precisamente se lo regaló por sus buenas calificaciones y su esfuerzo constante, no se lo permitió. Le dijo que estaba loco por siquiera pensarlo y Bakugo no tuvo más remedio que quedarse con esa cosa.

Tocaron el timbre y Sero los recibió de inmediato, le dio unas palmaditas en el hombro a Bakugo mientras apuntaba el auto con su índice, mostrando su aprobación.

— Hombre, es impresionante —suspiró—¿Por qué nunca nos dijiste que eras rico?

— Muérete. —escupió, arrugando el ceño mientras se abría camino hacia el interior de la casa, empujando al pelinegro a un lado. — Fue solo... Un regalo.

— Un regalo que disfruté cada día de mi puta vida. —Kaminari silbó al cerrar la puerta detrás del auto y fue detrás de Bakugo, quien ya estaba en la sala donde se encontraban sus compañeros, la mayoría sentados alrededor de una pequeña mesa y con una cerveza en la mano. 

—Ahora —Sero le pasó una cerveza a Katsuki, cerrando la puerta principal tras de él. — Toma una cerveza y siéntate, aun faltan invitados.

Bakugo y Kaminari chocaron sus latas antes de saltar al sofá a un lado de Ashido, una de sus compañeras de clase que también estaba en su grupo de amigos. La televisión no estaba encendida, solo la radio con cualquier porquería en sintonía y acompañada de una luz tenue que iluminaba el ambiente. A pesar de conocer al pelinegro hace más de 5 años jamás había visitado su casa, pero debía admitir que lucía acogedora y lo hacía sentir a gusto.

Mientras todos sus amigos conversaban sobre universidades, romances y demás cosas que a él no le interesaban en lo absoluto, optó por darle un trago a su segunda cerveza y ponerse a tono frente a la celebración. Por su mente pasó la fugaz idea de emborracharse hasta perder la consciencia, nunca lo había hecho y sonaba como una increíble opción con tal de no escuchar más la irritante voz de cierto imbécil de cabellos verdes. De hecho, ¿Por qué lo habían invitado? No lo soportaba, nunca lo soportó.

En ese preciso instante oyó como tocaban el timbre con insistencia y Kaminari se levantó rápidamente del sofá apenas lo escuchó, abandonando su cerveza sobre la mesa. Bakugo podía jurar que jamás lo había visto tan eufórico y el rubio sí que era una persona que se emocionaba con cualquier cosa. Él también procedió a erguirse de su puesto e ir a tantear terreno, curioso ante la conmoción que había en la entrada principal por los nuevos invitados.

Observó con detenimiento a los chicos que se acercaban a saludar, hasta que divisó a uno que llamó su atención. Era un joven con cuerpo bastante tonificado para la edad que representaba, un hombre de aspecto impetuoso con cabello puntiagudo y rojo, un color que también predominaba en sus ojos. Notó como el chico le sostuvo la mirada y le dedicaba una sutil sonrisa, una simple acción que le provocó una sensación indescriptible en el estómago, ¿Incomodidad? ¿Ansiedad? No lo tenía claro. Solo sabía que el de cabellos escarlata no le quitaba los ojos de encima y él, casi sin vergüenza, parecía estar atrapado en aquella mirada rojiza.

Su característico ceño fruncido apareció al percatarse que se acercaba junto a Kaminari. Enseguida salió de su trance y dejó a un lado la cerveza, el alcohol hacía estragos en él y recién a sus dieciocho años se enteraba.

— ¡Bakugo! Él es Kirishima, es un amigo que conocí hace algun tiempo. Quise invitarlo porque me enteré que irá a la misma universidad que tú, ¿No es genial? Podrían hacerse amigos.

Parpadeó y apartó la vista de su mirada, dirigéndola al logotipo impreso en su playera que le resultaba familiar. No era bueno al momento de presentarse frente a alguien desconocido, pero si algo lograba llamar su atención lo soltaba sin más, ya fuese bueno o malo.

En este caso, era bueno.

— Oasis —Bakugo señaló con su cabeza la prenda del pelirrojo y este no hizo más que asentir frenéticamente ante lo dicho por el contrario. — Es mi banda favorita.

— Hombre, Kaminari me dijo que eras genial, ¡Pero no creí que lo fueras tanto! También es la mía.

A veces, Bakugo se permitía pensar que había hecho una buena decisión. Una de esas fue asistir a esa fiesta.


***


No sé si lo habrán notado, pero en este fanfic quise cambiar un poco la personalidad de Bakugo pero manteniendo su esencia en cierto modo. Como bien me dijo una amiga alguna vez, sería imposible conseguirle amistades si lo hago así de enojón. Además ahora en el manga está mas calmado, lo tomaré como excusa. xD

Muchas gracias por leer. ~


Primeras Veces [Kirishima x Bakugo] [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora