Hace demasiado tiempo que quería compartir aquel lugar con alguien, no me importaba quien, solamente que otros ojos lo vean además de míos. El sitio es para pasar el rato a carcajadas, discusiones, lo que se ocurra, menos el silencio de la soledad. Ogh, como odio eso; una cosa es necesitar tener tu espacio y disfrutarlo, pero una totalmente diferente es estar obligado a aislarse donde menos lo querrías hacer, para evitar la nostalgia. El problema en este momento es que lo añoraba tanto sentir una voz distinta en ese eco, que ahora voy a extrañarlo mucho más. Lo único que puedo rescatar es que esa voz la voy a seguir escuchando en sitios que ni sabía que necesitaba oírla.
Como Venus se fue por su lado, no me quedó otra que hacer lo mismo. Pero esta vez quiero ir a mi casa, se supone que no va a estar nadie, mis padres trabajando y Venus por quien sabrá donde. Estoy cansado como para hacer mis recorridos habituales, siempre que visito la azotea vuelvo agotado, sinceramente pienso que es algo más bien emocional. Me consume estar ahí aunque sean 2 minutos, pero no puedo evitar ir, es adictivo para mí.
Voy hacia mi casa como de costumbre en el auto de mi padre, me intriga hacia dónde irá Venus y por qué. Estuvo todo este tiempo encerrada en su habitación, me suena raro que luego de justo estar conmigo necesite otro sitio, por así decirlo.
El único plan que tengo para hoy es pasar el día en mi cama, por lo visto ahora invertimos los roles con la Latina.
Apenas bajo un pie del auto se llega a escuchar ladridos a lo lejos, que evidentemente son un llamado para mí. Esta es la parte que más me entusiasma en llegar a casa, se trata de Roco, un pastor alemán, el mejor que cualquier pudiera conocer; y no es por presumir. Lo tengo desde mis de 14 años más o menos, cuando lo conocí nos apegamos uno al otro en un instante, me lo habían regalado mis padres cuando se separaron por un tiempo. Obviamente fue para suplantar todo lo que estaban causando. Pero no me quejo, lo necesitaba y desde ese momento ya es parte de mí.
Se siente la casa totalmente vacía pero con la paz y tranquilidad que tanto me gusta. Me acerco despacio para verificar que no haya nadie, no escucho absolutamente nada asique confió en eso. Tiró mi mochila hueca al piso para salir corriendo hacia el patio donde me esperan.
La alegría y la euforia con que me recibe este ser me mejora el día complementa mente. No para de lamerme la cara con su precioso aliento a comida de perro caducado; ya que cuando me vió me tiró al suelo con apoyarse un poco en mí.
Después de pasar un largo rato conteniendo la respiración para no intoxicarme con el aliento de Roco, me paro para subirme a la casita del árbol. En realidad mi casita, se podría decir que ese fue mi primer lugar de tantos en la lista. Recuerdo que lo anhelaba tanto de pequeño, va que niño sin hermanos no lo deseaba ciertamente; constantemente te aburres, tus padres (o mi caso por lo menos) no tienen tiempo para jugar, los juguetes no te bastan... De esa manera, luego de varios meses insistiendo, convencí a mi padre de construirla juntos los findes de semanas.
Es tan linda la vista que tiene, no es nada de otro mundo si otra persona lo ve, solamente se puede distinguir el vecindario completo. Pero no sé, a mí me parece tan precioso, cada hogar tienen las mismas características de este pueblo, puede ser que me guste tanto porque veo como mis raíces evolucionan, porque miro la misma imagen desde que tengo memoria pero siempre con un aire distinto.
-¡Ey! Creí que no había nadie- Alza la voz mi padre mientras que se me acerca.
-¿Te vas a subir? Mira que no me hago cargo si terminas en el hospital eh
-Ven y ayúdame de una vez- Trato de hacerlo, aunque con las carcajadas que se me sueltan se me dificulta.
-Deja de reírte, tampoco estoy tan viejo- Dice cómo puede mi padre, ya que con lo agitado que se encuentra apenas se le entiende.
-Sí, ya, ¿y porque estas tan cansado?
-Wow, están todas tus cosas como antes, parece que ni hubiese pasado los años- Añade ignorando a propósito lo que mencione, pero también tiene razón en eso, cada mínimo detalle está como antes. O eso trato de mantener.
-Ojala, no estaría mal volver a ser un niño- Siento como mi padre gira su vista, con su mirada curiosa, pero ambos sabemos en el fondo porque lo digo.
-Todos quisiéramos eso hijo- Me lanza una sonrisa comprensiva mientras nos disponemos a sentarnos bajo el barandal dejando que nuestras piernas cuelguen del aire.
-¡Vamos! ¿Y? No me contaste nada de lo que piensas de la chica nueva
-No lo sé... todavía trato de descifrarlo
-¿Cómo? No entiendo hijo, ¿en que sentido?
-Es que es muy cerrada, y literalmente vive encerrada. Y ya sabes como soy yo, todo lo contrario a ella, no podría quedarme encerrado por tanto tiempo. Siento que somos distintos pero me gusta tenerla como compañía.
-Creo que no son tan distintos como piensas, ella vino hacia otro país siendo tan chica y arriesgándolo todo. Tal vez se podrían entender mejor de lo que te imaginas.
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El Universo en común
RomanceVenus Winter, la adolescente mas ambiciosa que alguien podría conocer. Y así como cada minuto lo tenia planeado logró su primer objetivo: Tener una beca completa para irse como alumna de intercambio a España. Dejando a un lado todas sus inseguridad...