IX

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Capitulo 9

✨ Ghinconianos ✨

NiK se tensó antes de abrir los ojos.

Sus sentidos salieron casi con pereza para saber lo que lo había despertado. Un cuerpo suave y delgado estaba contra su costado, una respiración tranquila, en pequeños soplidos, le dijo que la otra persona estaba profundamente dormida.

Sintió el peso de una mano en su vientre y luego el de la pierna sobre sus muslos. Su cuerpo se tensó cuando el aliento de Eirene golpeó en su cuello. Sus ojos se abrieron lentamente, observó la cúpula de tela y recordó que estaba en la recámara de la torre de los Nakys en Ghinco. Para no despertar a la capitana, movió con cuidado su cabeza a un costado y la observó.

Sus facciones eran suaves gracias al sueño y no parecía una hembra peligrosa de ese modo. En todo caso, era muy hermosa. Su piel pálida sólo hacía resaltar sus finas cejas, las largas y curvas pestañas que parecían descansar en sus mejillas. Su boca llena estaba levemente abierta mientras respiraba con un compás tranquilo y relajado. De ese modo, sólo parecía una pequeña hembra delicada, pero bien sabía él que una vez que abriera los ojos, toda esa ilusión desaparecería.

Aún así, disfrutó el paisaje y no pudo evitar la curva que se formó en sus labios al verla tan relajada en su sueño estando acostada al lado de él.

Eso significaba mucho.

Prácticamente, Eirene confiaba en él lo suficiente para dormir profundamente mientras NiK se mantenía en la misma cama. Por un momento, intentó recordar cuando ambos se encontraron en la cama. Pero lo último que recordaba era que cada uno se acostó del lado contrario, el espacio entre ellos era enorme y aún así, ambos habían terminado en el medio, sus extremidades enredadas. Su brazo estaba justo debajo de la cabeza de Eirene, ella lo estaba usando como almohada, algo que lo hizo sonreír un poco más.

Su mano se movió a su cabello, levantando un mechón y observando el fascinante color. A simple vista era oscuro, pero si le daba alguna luz, tenía reflejos azules que remarcaban su rostro. Mientras enredaba el mechón entre sus dedos, se dió cuenta que era suave y fino. No podía olvidar como su cabello se movía como un látigo cada vez que ella peleaba. Era una de las cosas más hermosas que había visto.

Su dedo tocó su mejilla, aprovechando que parecía no despertar aún, y acarició su tierna piel. Ella movió las cejas, frunciéndolas levemente, y se quejó un poco, pero se relajó en seguida cuando él hizo un pequeño murmullo. Su dedo siguió hasta su boca, su labio grueso y rosa era tentador y lo invitaba a besarla a cada momento. Más cuando tenía una expresión hosca, porque su boca hacia una especie de mohin que le hacía querer tirarse encima.

NiK movió la cabeza para seguir el camino de su dedos por su barbilla. Su boca se abrió mientras la observaba cada vez más intensamente. Podía sentir como sus ojos comenzaban a llenarse de calor erótico y no podía detenerse. Había algo en Eirene que le hacía perder el control. Su corazón comenzó a retumbar, bombeando sangre velozmente hacia su miembro. Sonrió recordando la discusión que había tenido con la hija mayor del macho Naky. Él quería creer que Eirene no le haría pasar esa humillación, de mostrar su vara dura a la Naky rubia, porque definitivamente, después del beso que le había dado, NiK había estado duro. Y Eirene no le traicionó. Ella lo defendió hasta último momento.

Por unos tensos minutos, él había creído que se lanzaría contra Nizi para golpearla.

NiK se detuvo en su exploración cuando toco el collar que llevaba en la garganta, recordando como ese se había activado por su conducta violenta. Su dedo tocó el material frío y no encontró ningún botón que lo activará, por lo menos del lado de adelante. Para experimentar, apretó su dedo en la gargantilla, y las púas salieron con un siseo, hundiéndose en su yema. Gracias a eso, el cuerpo de Eirene se tensó y lo tomó por sorpresa cuando ella se movió rápido y violenta contra él.

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