Capitulo 6
✨ Ghinco ✨
Cuando Eirene entró a su habitación, aún se sentía débil e indefensa. Sus piernas temblaban, igual que todo su cuerpo, hasta su interior. ¿Que había hecho Zolo?
Sus dedos tocaron su boca, encontrándola hinchada y aún podía sentir el hormigueo que había dejado los labios del comandante. Se mordió el suyo, saboreando el gusto de él, uno extraño y sofocante, pero tan adictivo que no podía dejar de recordarlo.
Frunció el ceño, y tironeo la goma que sostenía su cabello, con tanta fuerza que pudo sentir el arranque de algunos desde su cuero cabelludo. Enojada ahora, tiró la liga a una de las esquinas. Mientras que el miedo que había sentido bajaba, su enojo crecía más. Quería gritar de furia, de impotencia, las ganas de romper algo, específicamente la cabeza del comandante, eran fuertes.
Gruñó caminando de un lado hacia otro, apretando los puños dolorosamente. Su cuerpo dejó de temblar, para empezar a tensarse, como preparándose para una pelea. Giró en el lugar, sintiéndose más un animal salvaje y enjaulado, enojado y listo para matar.
¿Cómo Zolo se había atrevido a tocarla de esa manera? ¿Cómo ella se había dejado llevar hasta allí?
Gritó mientras daba una patada giratoria al dosel de la cama. El crujido del material rompiéndose fue muy poco reconfortante.
Su cabeza se agitó con violencia a la puerta cuando se abrió, y se movió guiada por los instintos y las emociones. Activó las cuchillas de sus muñecas y lanzó la daga a quien sea que estaba entrando.
Meissa sólo movió la cabeza a un lado y atrapó la cuchilla desde el lado sin filo, deteniendo el arma a unos centímetros del rostro de Tabit.
Eirene frunció el ceño, observando a sus hermanas entrar una a una. Todas tenían sus bolsos estilo morrales en sus caderas, Lyra, la última en entrar, fue la que cerró. Se colocaron una a cada lado de la otra, sus brazos cruzados, sus piernas separadas, sus rostros serios y atentos. Eirene conocía a cada una como si fuera ella misma, algo que era recíproco. Sabía que querían que les dijera qué sucedía, pero todavía estaba demasiado emocional para poder controlarse y hablar.
Meissa le lanzó la cuchilla y Eirene la guardo en su muñequera. Sin pedir disculpas, comenzó a caminar de nuevo.
Culpó a su cuerpo y a su tonta emoción.
Por eso ella no tenía que dejarse guiar por las emociones, la única vez que lo hizo, habían perdido a su madre... Eso la hizo respirar profundamente y su corazón comenzó a calmarse. Cerró los ojos, dejando que el frío entrara en su cuerpo y corazón. Cuando su órgano comenzó a latir lentamente y su respiración era profunda y tranquila, abrió los ojos.
Su expresión se había vuelto normal, fría, calculadora, inteligente y distante.
Se movió en la habitación, agarrando su morral que contenía todo lo que había traído. No había sacado nada, sólo los trajes cuando se cambiaba, pero los volvía a guardar cuando estaban limpios. Se abrochó el morral en la cadera, moviendo su espada a su espalda y se volvió para enfrentar a sus hermanas.
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NiK entró al transbordador, sintiendo la mirada de las cinco hembras sobre él. Se detuvo, dándoles una mirada por sobre su hombro.
Las cinco estaban sentadas, el transbordador era más grande y nuevo que el anterior, tenía asientos para llevar pasajeros. Las cinco hembras lo miraban intensamente, podía sentir el peligro y el veneno desprendiendo de cada una. Hasta la más pequeña y tímida, Pleya, tenía una mirada afilada sobre él. NiK sólo alzó una oscura ceja, pero cuando sus ojos cayeron sobre Eirene, su cuerpo se crispó, su mandíbula se apretó y su labio superior se alzó para mostrar un colmillo en señal de advertencia.
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Cediendo Terreno
Ciencia FicciónDos mundos diferentes... Una guerra que pelear contra un fuerte enemigo.. Y una pasión que no pueden evitar. ¿Quién cederá primero? Historia Original (Todos los derechos reservados) #2 mujeres guerreras 09/09/21 #17 Alienígenas 05/10/21 #8 Alieníge...