||Capítulo 11||

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Habían pasado dos días desde el trágico accidente. ¿Resultado? Un alfa y un beta detenidos. Un omega y un alfa hospitalizados de gravedad por heridas de caída de más de cien metros y el omega de una bala también. Más de un millón de yenes en efectivo encontrados y además de tres litros de aquella droga ya custodiada por la policía.

Se podía ver los nervios en la sala de espera de los amigos de los dos chicos. Deseaban saber en qué situación estaban, pero la enfermera no les daba información para calmarlos. Al contrario. Los ponía más preocupados por la vida de sus amigos.

En una habitación se encontraba un cuerpo débil mirando el techo sin rumbo. Le costaba respirar pero podría seguir con su vida normal dentro de semanas.

Aquel ambiente era tranquilo, aunque a la vez pesado. Pero lo interrumpió los gritos procedentes del pasillo de los médicos y enfermeros alterados.

-¡TODOS LOS MÉDICOS DISPONIBLES AL QUIRÓFANO 2-F! TENEMOS UN PARO CARDÍACO GRAVE DEL PACIENTE 367.

Aquel paciente que estaba en su camilla tumbado y pacífico, ahora se encontraba saliendo de su habitación corriendo hacia el quirófano dicho por los médicos. Tenía terribles heridas de todo tipo. Las más simples las de la cara y del pecho. Pero destacaba su pierna vendada por un disparo de bala.

Le dolía. Sufría. Pero necesitaba verlo.

Se encontró con enfermeras que intentaban pararlo, aunque no lo lograron.

Llegó a las puertas del quirófano y las abrió bruscamente. Se acercó a la gran ventana transparente que lo separaba del otro trozo de aquella estancia donde se encontraba un cuerpo inerte, con el pecho al descubierto, heridas más graves que las del chico y muchas cicatrices moradas que recubrían su brazo derecho, más de la mitad de su pecho y llegando a los ojos cerrados de aquel alfa.

-¡KAZUTORA! -gritó el chico llorando descontroladamente apoyándose en aquella ventana para no caer al suelo.

Una mano le tocó el hombro.

Giró su cabeza para ver quién lo había tocado. Era su médico.

-Matsuno. Tranquilícese por favor.

-No... NO -mordio sus labios- ¡No puedo! Por favor... -no podía controlar sus lágrimas- Dígame qué se va a salvar.

El médico le observó. No quería darle falsas esperanzas.

-Mira, Matsuno -el omega lo observó- Si el señor Hanemiya aún está vivo es porque usted le ha dado aquella medicina antes de que la droga le tocará el corazón. Aún hay esperanza -sonrió triste- Además de que se ha sacrificado por usted.

Chifuyu lo miró extraño y respondió a lo que había dicho antes.

-Una entre un millón -respondió mirando atentamente a los ojos del médico buscando una respuesta más oscura.

El médico habló.

-Debe descansar. Vaya a su habitaci-

Un pitido lo interrumpió. Al oír aquello el omega giró su cabeza al cristal. Dirigió su mirada al aparato de los latidos del corazón. La liña era recta.

-¡¡¡KAZUTORA!!! -gritó a más no poder Chifuyu y llorando- ¡¡ME LO PROMETISTE!! -hablaba entrecortado mientras golpeaba el cristal con pocas fuerzas- ¡TE QUEDARIAS CONMIGO! -y cayó al suelo sin fuerzas llorando como nunca más lo había hecho. El médico lo ayudó a a no caerse de golpe y enfermeras vinieron para tranquilizar al omega, pero nada servía.

 El médico lo ayudó a a no caerse de golpe y enfermeras vinieron para tranquilizar al omega, pero nada servía

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Sé mi Chico Malo [Kazutora×Chifuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora