Saga Arkham: La caza del minotauro.

CAPÍTULO 1. Informes.

El Minotauro de la Isla Siniestra.

Un Minotauro nace cada quince años y su nacimiento es la prueba de la impureza de la humanidad, pero la Academia Arkham se encarga de ellos, se encarga de eliminar las monstruosidades del reino.

Isla Arkham.

Los sabios y los guerreros se reúnen en la habitación principal de la mansión Arkham, rodeados de libreros y espadas, en el centro están los cinco líderes de la academia, el primero, Anton el asesino de gigantes fue el primero en hablar.

—El maestro Brant nos brindara las misiones de la semana.

Todos callaron y esperaron al anciano, Brant era el mayor, de barba larga y cabello corto, un viejo lento de cien y un años de edad.

—Buenos días chicos, chicas, jóvenes y viejos, guerreros y cazadores. —Dijo con su voz cansada. —El trabajo semanal es difícil, será complicado y espero que puedan superarlo, primero que nada, los jóvenes enfrentaran su primera misión real. —Empezó a dictar. — Michelle Estefano será enviado a la Isla Siniestra; caminará por la ciudad negra y subiera a la torre del reloj... ahí está el minotauro que tendrá que matar, se dice que camina por las costas por las mañanas y ataca a los barcos de la capital. —Aclaró el anciano.

Michelle salió del templo, estaba algo nervioso por la misión, acababa de graduarse y tenía un poco de terror al respecto, pero a la vez le interesaba la aventura, la gloría y la grandeza de cazar a un minotauro. Miro por la gran puerta y observo como asignaban una misión a cada uno de los recién graduados, caminó por el jardín de la mansión, observo las hojas de otoño caer y busco en su chaqueta negra su cajetilla de cigarros de contrabando, encendió uno y se dirigió al edificio de cuartos personales, antes de entrar apago su cigarro, lo tiro a la basura y se adentró a su habitación; era pequeña, pintada de blanca y la compartía con Johnsa, un joven de isla victoria al igual que él, una hermosa isla repleta de edificios, un estilo clásico que le recordaba a las historias de detectives.

Se miró en el espejo y suspiro. Tenía una chaqueta rompe vientos de color negra, pantalones negros, botas negras y una funda de color castaño oscuro, miro su cabello un poco largo de color amarillo con los lados de color negro y se acercó al espejo para ver sus ojos azulados; los nervios lo estaban matando, pero estudiar cinco años en la Academia Arkham le hacían valorar el momento, no podía arrepentirse ahora y fue en búsqueda de sus hombreras de metal, sus guantes negros con pequeñas piezas de metales en los nudillos y dedos.

—¿Crees qué estás listo? — Preguntó Johnsa, él fue asignado a una misión en la Isla Victoria, cazar a una bruja local.

— No, nadie lo está. ¿Tú estás listo? —Cuestionó con una pequeña sonrisa, no podía desconfiar en su compañero.

—No estoy seguro, quiero pensar que sí. —Afirmó. —Tu misión es mucho más difícil que la mía, estoy nervioso por ti. —Confesó.

—Obtuve la mejor calificación, no te preocupes. —Michelle quería ser positivo, nunca viene mal esperar lo mejor. —Pero no debes de confiarte, SIEMPRE debes estar alerta. —Comentó Michelle acercándose a su compañero que vestía una camiseta negra, un pantalón azul y llevaba un cabello corto.

—Si estoy nervioso, pero me gusta sentirme fuerte. —Johnsa camino a su cama. —¿Cuándo te vas? —Cuestionó.

—Todos nos queremos sentir fuerte pero bueno, me voy mañana en la noche, partiré temprano al puerto de la capital y de ahí tomare un barco hacía la isla siniestra, ¿tu cuándo te vas a ir? —Preguntó el rubio.

—El miércoles, Isla Victoria queda cercas así que no tengo apuro, no creo que una bruja destruya la isla y hay más cazadores ahí. —Afirmó mientras se recostaba en su cama. —¿Por qué llevas tu armadura ligera? —Preguntó mientras volteo su cabeza para mirar a Michelle, pero tenía los ojos cerrados y una gran sonrisa en su rostro.