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Observa su teléfono por quinta vez. Muchas cosas pasan por su cabeza. ¿Desde cuándo duda en llamar a Jimin?

Su casa está invadida por el silencio y sólo puede escucharse a sí mismo suspirar. Revuelve su cabello y da giros en el sofá. ¿Debería llamarlo? Es decir, siempre hace lo mismo, es normal llamarlo, ¿cierto?

Tener casa sola se traduce a tener a Jimin en su cama listo para un polvo. Sin embargo, por primera vez Jungkook se ha puesto a cuestionar cosas. El sentimiento de la moralidad se introdujo en él como una iluminación después de horas y horas de reflexión la noche anterior.

Llegó a la conclusión que debe detenerse. Detener lo que sea que tenga con su mejor amigo. Tal vez Jimin piense lo mismo ya que en estos últimos días no han tenido uno de sus encuentros. Solo conversan de cosas banales y de vez en cuando surge el tema de Taehyung. Está bastante claro, ha llegado la hora de decirle adiós a su extraña relación y volver al inicio. Volver a ser mejores amigos que no se besan. Jungkook prometió que tomaría eso con madurez.

—Todo lo que tiene su comienzo, tiene su final—se repitió a sí mismo. Como un intento de charla motivacional, pues estaba motivado.

Se levantó decidido en ir a la cocina por unas botanas. Hoy sería una tarde de ver estúpidos programas en la televisión. También debía aprender a pasar tiempo a solas.

Entonces el timbre sonó. Se detuvo en seco y miró fijamente a la puerta. Rogó que fuera su madre o quien sea menos Jimin. O toda su motivación inútil se iría a la basura. Se acercó en silencio hacia la mirilla.

Pateó al aire cuando vió esa cabellera negra. Ni siquiera dudó en abrir la puerta. Ver a Jimin siempre era bueno, y no necesariamente significaba que sus encuentros tenían que terminar en algo sexual. Ellos también eran amigos, de esos que hacen cosas tan normales como jugar videojuegos o hablar sobre sus problemas. Sólo que en este caso, Jimin era el causante de los suyos. Así que podía saltarse esa parte.

—Hey—saludó antes de dar media vuelta e ir a su destino principal. Jimin cerró la puerta detrás de él y lo siguió hasta la cocina.

—Luces normal, ¿acaso no tienes resaca?—preguntó al mismo tiempo que abría la nevera.

—Soy inmune a esas cosas—respondió simple. Se puso de cuclillas para abrir el gabinete de abajo para buscar aquel paquete de palomitas que había visto hace unos días.

—Ojalá ser tú—respondió con burla. Cerró la puerta de la nevera con pereza y dejó salir un quejido—Nunca hay nada para comer en este lugar—le reclamó. Jungkook lo miró incrédulo.

—Ah, ¿disculpa? Mi madre no tiene contemplado comprar comida extra para la rata que se cola en nuestra cocina—regresó su atención al gabinete frente a él y mordió su mejilla. Jimin tenía un poco de razón, pero solo un poco. No había nada de comida.

—Tu madre me dijo que soy uno más de ustedes—se defendió Jimin.

—Sólo lo dice por educación—Jimin se tocó el pecho con dolor.

—Todas las mujeres son iguales—dijo dramáticamente.

—¿Y tú qué sabes de mujeres?—se burló Jungkook. Sacó su móvil buscando marcar el número de su madre. No supo en qué momento Jimin caminó hacia él y lo abrazo por detrás. Acercando su boca a su oído.

—Tienes razón, pero puedo asegurarte que soy un experto en el otro sexo—pudo sentir su sonrisa de lado por encima de su hombro. Jungkook sintió sus piernas flaquear.

Jungkook, sé fuerte.

Lo único que pudo hacer fue ignorarlo. Siguió con su tarea de llamar a su madre y agradeció que esta contestara al primero tono.

—¿Qué sucede, cariño?—respondió de manera rápida. Sabía que estaba en medio de su trabajo.

—Mamá, ya no hay nada de comida en casa. ¿Quieres que vaya a hacer las compras?

—Hoy amaneciste decidido a ser un buen hijo, ¿eh?—Jungkook bufó y escuchó una tonta risa por parte de Jimin.

—Bueno, mi estómago gruñendo me hace serlo.

—De igual manera ibas a hacerlo. Dejé el dinero cerca de la televisión, sólo que olvidé decírtelo. Que bueno que llamas.

—Está bien, te veo por la noche. Te quiero—se despide y termina la llamada—¿Listo para ir de compras?—le dijo con entusiasmo fingido. Lo escucha quejarse y lo suelta.

—Esto no estaba en mis planes.

—¿Y cuáles eran tus planes entonces?—preguntó alzando su voz, ya que había caminado hasta la sala para recoger el dinero. Jimin caminó hasta él y lo arrastró al sofá. Tirándose juntos, con el pelinegro envolviendo sus brazos en el cuerpo de Jungkook.

—Quedarme así contigo por el resto de la tarde—informó con una sonrisa de lado.

Jungkook no intentó librarse de sus brazos. Sólo miró a la nada y dejó salir un suspiro. Esto sería más difícil de lo que pensaba.

—¿Qué sucede?—cuestionó Jimin alzando una ceja. Jungkook negó con la cabeza haciéndose el tonto. Se mantuvieron en silencio unos segundos.

Jungkook empezó a frustrarse. Se sentía como su madre cuando estaba a punto de romper la dieta. Se acercó a Jimin y respiró en el hueco de su cuello. Jimin lo rodeó dudoso mientras que acariciaba su cabello.

—¿Qué se supone que haces?—preguntó entonces el pelirrojo. Jimin intentó alejarlo para mirarlo a los ojos pero Jungkook se negó.

—¿Qué quieres decir?

Jungkook se alzó de hombros.

—¿No se suponía que ibas a ir en serio con Taehyung?

Jimin frunció el ceño y esta vez logró que Jungkook lo mirara a los ojos.

—¿A qué viene eso ahora?—Jungkook rodó los ojos.

—Sólo digo que si yo fuera Taehyung, no me caería bien saber que mi casi novio se trata así con su mejor amigo—expuso de manera simple.

—Pero no estamos haciendo nada malo, Kook. Esto es sólo un abrazo de amigos—intentó tranquilizarlo—¿Verdad?

Jungkook tragó saliva y asintió varias veces.

—Claro, claro—respondió de la misma manera. Se impulsó con sus brazos para levantarse. Le tendió la mano a Jimin para que hiciera lo mismo.

—¿Y sabes que más hacen los amigos?—le preguntó con una sonrisa sugerente.

—¿Qué?—Jimin alzó la ceja. Esperando algo.

—Se ayudan unos a otros a hacer las compras—expuso con una sonrisa satisfecha al ver la mueca de disgusto del pelinegro.

—Querrás decir, hacer de animal de carga.

—Eso también—se giró en busca de las llaves de la casa. Metió el dinero a su bolsillo y le gritó a Jimin que se apresurara.

Mientras el pelinegro ataba los cordones de sus zapatillas Jungkook dejó caer con pesadez su espalda en la pared. Era estúpido como cada día se decepcionaba más y más de confirmar lo obvio. Que Jimin iba en serio con Taehyung. Eso ya lo sabía de sobra. Entonces, ¿por qué le dolía cada que Jimin hacía algo para reafirmar aquello?

Siendo honestos, si Jimin lo hubiera besado hace unos minutos y le dijera que no le importaba, él habría correspondido, aun después de su charla motivacional consigo mismo. Sin embargo, Jimin no lo hizo, solo lo abrazó como amigos, claro.

fuck boddies ★ jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora