Téotl

Capítulo 1

Severus Snape nunca, en todos sus años de vida sobre la tierra, pensó encontrar algo que le impresionara, pero lo que estaba ante sus ojos era tan diametralmente opuesto a lo que conocía, que no podía menos que alabar la forma en que estas personas veían algo tan siniestro y determinante como la muerte, como algo apenas transitorio y solo un pequeño bache en el camino.

Snape no era ajeno a los rituales, considerados magia negra en su natal Inglaterra, así que conocía los ritos de Samhain y la acción de dejarle un plato de comida a los muertos, pero lo que sucedía en México estaba en un nivel distinto.

Estaba en un lugar llamado Xcaret, un lugar paradisiaco y tan lleno de vida, que lo último que uno pensaría que habría, sería un festival dedicado a la muerte, pero así era. Severus Snape tenía en estos momentos 55 años de vida y había pasado 13 de ellos en agonía, aunque lucía más como una callada desesperación.

Cuando Lord Voldemort, su otrora maestro, por fin fue derrotado, el precio a pagar por la paz del mundo mágico fue muy alto. Tal vez no para el mundo, pero si para Snape. Harry Potter, la razón de su existencia, había fallecido al destruir a Voldemort.

El mundo lloró y lloró por semanas en honor al héroe caído y luego, continuaron con sus vidas. Todos excepto Severus Snape, quién tardo meses en recuperarse de sus heridas y si no fuera por la previsión de Harry de dejar sus recuerdos para que Granger los encontrara, nadie sabría lo que había sucedido entre ambos.

13 años desde el fin de la guerra y se había sentido tan... vacío, muerto en vida, que Minerva McGonagall, la única persona a la que aún toleraba, le pago unas vacaciones que un agente le dijo "abría los ojos". Ella le tomó la palabra al joven agente de viajes y ató a Severus, le aventó un traslador al hombre atado y Severus se encontró a kilómetros de distancia de Inglaterra, en un país cálido y con mucho que ver.

Severus primero se enojó con su amiga, pero luego de desatarse, noto que el lugar no estaba nada mal. Se parecía a la idea de vacaciones de Harry, y le dijeron que ya estaba todo pagado. Quizás un cambio de aires no estaría mal, así que a pesar de su reticencia, se encontró disfrutando de sus vacaciones forzosas.

Fueron semanas muy interesantes y Severus lentamente se sentía mejor. Había todo un mundo por explorar y aquí nadie veía mal su "tatuaje". Sin embargo, jamás había oído de este festival de la muerte y pensó en cualquier cosa, menos en esta explosión de colores, aromas y sonidos que parecía una... fiesta.

Por donde volteaba veía niños, mujeres y hombres disfrazados, comida como para alimentar una manada de Weasleys y tantos colores que incluso Albus habría encontrado nuevas combinaciones de colores con los que torturar las retinas de los demás. Extrañamente, recordar a su mentor muerto en medio de esta algarabía no se sentía triste como otras veces, sino correcto.

El aroma de las flores era dulce pero no invasivo y se mezclaba de forma extraña, y sorprendentemente adecuada, con la comida y el aroma a incienso. Por aquí y allá había algarabía, risas, vida. Por todos lados había demasiada vida y era algo irónico y a la vez liberador, ver tanta energía positiva a su alrededor.

Fue entonces que sucedió algo que trastoco su vida, de nuevo. Junto a un puesto de comida, estaba un hombre joven en traje de baño y con sandalias, que estaba comiendo una especie de tamal relleno de pollo con las manos y cuando miró a Severus, Severus casi se desmaya. Un bronceado Harry Potter lo estaba viendo y saludando, para luego desaparecer en medio de la gente.

No, debió ser que mientras estaba pensando en Albus y disfrutando el festival, un transeúnte le recordó a su amor perdido y le pareció verlo. Si, eso debía ser.

Sin embargo, al segundo día del festival, 2 de noviembre, era evidente que si era una persona real, ya que la volvió a ver y esta vez alcanzó a ver la cicatriz. No la de la frente, sino aquella que él le hizo en la espalda, durante la pasión y que Harry se negó a curar adecuadamente, para siempre tener un recordatorio de a quién pertenecía.