Capítulo 6

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En el inframundo, apenas se reunieron Harry y Severus, se pudo sentir la oleada de energía mágica, proveyendo un nuevo cariz. Luego de Perséfone y Hades, nadie de los "dioses" que había tenido pareja, logro que el inframundo vibrara con tal fuerza.

La fiesta de bienvenida de Severus estaba en su apogeo y los distintos dioses estaban celebrando la llegada del hombre, y aun así, todos eran conscientes de que apenas podrían darle un vistazo al hombre y algunos saludos, ya que Harry iba prácticamente arrastrándolo hacia las habitaciones en el piso superior.

Oh bueno. Todos habían visto cuanto Harry lo había extrañado, cuan doloroso era sentir ese hueco en su corazón y los duros años en que el trabajo fue su única salvación. Tomando en cuenta que su trabajo era llevarse las almas del mundo mortal a este reino, no era algo muy agradable de hacer.

Severus se encontró con una habitación en mármol muy amplia y con una cama enorme, llena de cojines y mullidas cobijas en verde oscuro y rojo sangre. Las cortinas de un color morado muy oscuro también, cubrían amplios ventanales que daban a un paisaje algo extraño y que se parecía más a las ilustraciones de Dore sobre el infierno.

Como llegó directo al palacio de Harry, no había visto nada del inframundo aún. Pero eso no importaba en esos momentos. Severus solo quería una cosa, calmar su hambre, su necesidad de su pareja. Y sabía que Harry estaba igual, que esa hambre que tuvieron durante tantos años, necesitaba ser mitigada.

Ya habría tiempo de recorrer la casa y oportunidades de Harry demostrarle todas las adecuaciones que hizo a su palacio para darle la bienvenida a su amante. Harry estaba seguro de que Nightmare encontraría solo su establo, luego de regresar a donde hubiera ido, aunque Harry sospechaba que fue a correr a Summerland.

Habría tiempo de ponerse al día, de contarse lo que se habían perdido, hablar largo y tendido sobre todo aquello que necesitaran, pero en ese momento, en un breve instante en frente de la puerta de su habitación, sus bocas se encontraron y empezaron a devorarse mutuamente, sintiendo su temperatura elevarse.

Su aliento se entremezclaba y les iba proveyendo del mejor sabor del mundo para ambos. Sus manos recorrían cuanto podían de sus cuerpos y la ropa que llevaban estaba siendo arrebatada de sus cuerpos. El fuego que había sido atenuado hasta casi morir, estaba convirtiéndose en un incendio dentro de ellos.

Severus paso sus labios hacia el cuello de su amante, arrancando un gemido de Harry—Sev, p-por favor. C-Cama, ahora—Para Severus, no había orden más dulce.

Cuando llegaron a la cama, ambos estaban desnudos y sus manos recorrían más piel, enervando aún más sus sentidos. Harry apretó el trasero de Severus, acercándolo mucho hacia sí, haciendo que la prominente erección de su amante se frotara contra la suya.

Ahora era el turno de Severus de gemir.

Si alguno hubiera podido ver el palacio desde afuera en ese momento, hubiera visto que el lugar estaba siendo iluminado con un tenue brillo que iba creciendo cada vez más. Como todo palacio en ese lugar, reaccionaba a su dueño y Muerte estaba muy feliz en esos momentos.

Mientras tanto, en aquella habitación, Severus tenía a Harry a su merced, elevando sus piernas con sus brazos y lamiendo el estrecho agujero que ansiaba probar. Sabía tal como lo recordaba y Harry aún se metía su mano en la boca para callar sus gemidos más fuertes. La forma en que su rostro se ruborizaba, como mordía su propia mano y el gemido ahogado que emitía ante sus atenciones, solo hacía que Severus redoblara sus esfuerzos en darle placer a Harry.

Harry por su parte, sentía su cuerpo a punto de explotar de placer. Había extrañado las ministraciones de Severus, la forma en que lo veía lascivamente mientras esa lengua le hacía cosas maravillosas a su parte más íntima. Esa lengua lo penetraba y lubricaba, al tiempo que enervaba cada terminal nerviosa en su cuerpo.

Severus entonces empezó a meter uno de sus dedos y suavizar el esfínter. Conforme iba metiéndolo, iba sintiendo como Harry se relajaba ante la intrusión. El hombre beso una de las piernas de Harry mientras metía un segundo dedo, arrancando un gemido ahogado aún más alto de Harry. Una clara señal de que su amante estaba disfrutándolo.

Finalmente, luego de un tercer dedo y más gemidos de Harry, Severus logro terminar su preparación y Harry se separó del hombre para darle su premio a su hombre. Severus estaba de rodillas sobre la cama y ahora Harry estaba en cuatro, justo enfrente de la erección de Severus. Abrió amplio su boca y tomo todo el falo dentro de su garganta.

Severus era quién estaba ahora gimiendo y tratando de controlarse. Harry sabía cómo llevarlo a su límite, con esa forma de mover la lengua alrededor de su miembro mientras succionaba con fruición y deleite. Severus siempre se sentía convertido en alguna especie de paleta cuando Harry le hacía sexo oral. Pero es que Harry era tan bueno en esto, que era una paleta muy feliz en esos momentos.

Cuando Harry lo soltó y se relamió los labios, Severus supo que Harry estaba más que listo para que lo pusieran contra el colchón. Así que, no queriendo alargar más esto, coloco a Harry boca arriba y cubrió con su cuerpo el cuerpo de su amante. Harry instintivamente abrió sus piernas para que Severus se acomodara mejor y Severus deslizo su miembro en el anhelado calor.

Harry sintió por fin a Severus dentro suyo y observó a su amante, mirándolo con aquella misma mirada con que hace años se habían unido de una forma similar a la actual. Esa primera noche en que ambos descubrieron que su amor los instaba a conocerse de todas las formas posibles.

Severus se sintió completo y felizmente estrechado en el húmedo calor familiar. Habían pasado décadas desde que se enfundo dentro de su amante, pero ahora mismo, parecía que no había pasado ni un día. Severus empezó a moverse y Harry enredo sus piernas detrás de Severus.

El vaivén de ambos hombres los estaba llevando lenta pero inexorablemente hacia el límite y el resto de sus cuerpos era estrujado, besado, magullado deliciosamente por sus caricias mutuas. Pronto, el vaivén y las caricias fueron demasiado y compartiendo un beso, ambos hombres llegaron al clímax.

Ambos cayeron rendidos, Severus sobre Harry y Harry sobre el colchón, ambos tratando de calmar sus respiraciones. Severus se retiró de Harry en cuanto su erección se ablando y procedió a abrazar a su amado. Besos y caricias tiernas, así como lánguidas miradas, siguieron a la pasión desbordada anterior.

—Te amo—Dijo Harry, habiendo esperado tantos años para decirlo, pequeñas lagrimas brotaron de sus ojos incontrolablemente—Te extrañe tanto Sev—.

Severus abrazó a su amado y seco esas lagrimas con pequeños besos hasta que Harry se calmó en sus brazos. Él también tenía ganas de llorar de alivio, pero necesitaba ser fuerte para su amante.

—Te amo Harry, ya nunca nos volveremos a separar—Murmuro Severus en el oído de Harry, quién soltó un suspiro de alivio al oírlas.

Si, no importaba ya nada. Todos esos años, todo el sufrimiento, todo lo que sacrificaron, finalmente había valido la pena. Estarían juntos por la eternidad, o al menos algo muy parecido. Ambos hombres se durmieron abrazados, mientras el suave resplandor que había empezado con su unión, terminó de fijarse en cada rincón del palacio de Muerte.

Los Dioses que estaban en la fiesta de bienvenida, no podían estar más felices por Muerte y su nuevo Segador. Hades y Perséfone eran asquerosamente dulces y sin ellos, había sido un poco aburrido el inframundo. Ahora que Harry había vuelto a tener a Severus en su existencia, el inframundo volvería a tener colores que todos podrían disfrutar.

Locura y Valor habían convenientemente distraído a los amigos y familiares de Harry en sus palacios, al menos hasta que Harry decidiera decirles sobre Severus.

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